Acuerdo con el FMI: ¿el Gobierno podrá cumplir con las metas este año?


De acuerdo con un informe de la consultora económica Analytica, la Argentina cumplió todas las metas pactadas en el primer trimestre; sin embargo, en lo que resta del año, puede cambiar la tendencia

Por Melisa Reinhold

Luego de la incertidumbre, los roces y las tensiones políticas que generaron las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), finalmente el Gobierno logró cerrar un acuerdo con el organismo multilateral. Ahora, la mirada está puesta en los cumplimientos de las metas pactadas, con una primera adelantada revisión en el próximo mayo.

El programa que se acordó tiene cuatro criterios: la acumulación de reservas internacionales netas (es decir, que el Banco Central logre sumar dólares a sus arcas), reducción del déficit primario, el congelamiento de la deuda pública flotante y la caída del financiamiento del Banco Central al Tesoro (emisión). En todos los casos tienen una progresión trimestral, los cuales están atados a los desembolsos que realizará el Fondo Monetario Internacional.

De acuerdo con un informe de la consultora Analytica, en el primer trimestre del año el país logró cumplir con cada una de las metas acordadas. El déficit fiscal de enero y febrero dejó un margen de más de $129.000 millones para marzo; hasta febrero la deuda flotante acumulada fue de $7500 millones (versus $353.900 millones de meta); la emisión monetaria fue de $122.000 millones (con un tope puesto de $236.800 millones en los primeros tres meses del año) y, gracias al desembolso del FMI por US$9800 millones, en marzo hubo un ingreso neto de dólares por US$5.700 millones (frente a US$1.200 millones de objetivos).

Sin embargo, el resto del año no será igual. El mayor desafío que tendrá que enfrentar el Gobierno será en materia fiscal, donde el contexto internacional y la guerra entre Rusia-Ucrania será clave para analizar el devenir de las cuentas públicas. Ya lo dijo la directora del FMI, Kristalina Georgieva: “Los riesgos para el programa son excepcionalmente altos y los efectos secundarios de la guerra en Ucrania ya se están materializando”.

Sucede que el conflicto repercute en la Argentina en dos frentes diferentes. Según Analytica, el alza de los precios internacionales puede aportar 0,3% puntos del PIB por encima del año pasado en conceptos de derechos de exportación. Por el otro lado, el aumento en el costo de la energía dificulta el objetivo acordado con el organismo internacional de crédito de reducir en 0,6 puntos del PBI el gasto público en subsidios energéticos.

“El directorio del Fondo firmó el acuerdo, pero advirtió que el conflicto bélico podría traer consecuencias y hacer que se tenga que rediscutir las metas de lo pactado. Por ejemplo, en la reducción que puede lograr la Argentina en subsidios energéticos. Si el país cumple los objetivos, teniendo en cuenta la escalada de los precios internacionales, el salto tarifario sería enorme”, explicó Claudio Caprarulo, director de Analytica.

El aumento de la energía presiona el déficit fiscal

Para la consultora económica, en términos fiscales, el shock en el precio de las commodities devenido de la guerra deja, si el Gobierno no modifica su postura, un saldo negativo. Eso dificulta el objetivo anual de déficit fiscal. Por el contrario, ese mismo factor permite mejorar el balance comercial, lo que sumado a los ingresos netos para todo el año asociados al acuerdo (US$5.300 millones) y a los ingresos de capital por parte de otros organismos (US$2.500 millones), vuelven posible el objetivo de acumulación de reservas netas en 2022.

“Por otra parte, la cuenta financiera mejora. Esto es así por el efecto combinado de los créditos netos del BID, Banco Mundial, CAF, y del FMI mencionados previamente. Como resultado, las reservas internacionales se incrementarían aproximadamente en US$7.544 millones. Este resultado contempla que el Gobierno pueda profundizar el cepo principalmente pisando importaciones si la acumulación de reservas no va en línea con el objetivo acordado en el programa con el FMI”, afirmaron.

Finalmente, en cuanto a la meta monetaria, desde Analytica señalan que del déficit fiscal surge un “dato preocupante”: las necesidades de financiamiento difícilmente bajen respecto a 2021. Por ende, la reducción acordada para el déficit primario del sector público podría no cumplirse por 0,3 puntos del producto.

“La intención del Gobierno sería conseguir el financiamiento adicional por mercado, lo que descansa en un supuesto clave: los bancos deberían triplicar su participación en las licitaciones primarias del tesoro. Y, de no cumplirse la meta fiscal, casi quintuplicarla. Si el equipo económico no logra ese objetivo, la brecha cambiaria puede volver a subir. Algo similar a lo que ocurrió en 2020″, agregaron. Si los bancos no se comportan como espera el Gobierno, la brecha sería de 1,5 puntos del producto.

Por lo pronto, el déficit fiscal queda bajo la mira. La aceleración en los precios de los alimentos está presionando al Ejecutivo a aumentar el gasto social y en subsidios energéticos. Sobre todo, teniendo en cuenta que la inflación de marzo fue del 6,7%, lo que incentivó al gobierno de Alberto Fernández a adelantar las paritarias.

“Toda política que busque recomponer salarios y garantizar el acceso a la canasta básica alimentaria es fundamental. Pero debe ser consistente y sostenible en el tiempo, caso contrario en unos meses el problema será aún mayor”, cerró el informe.

Nuevas proyecciones: a cuánto llegará el dólar y la inflación este año


Las estimaciones de 45 consultoras económicas locales e internacionales indican que los precios subirán 56% este año

Por Melisa Reinhold

Este año la Argentina podría registrar la inflación más alta desde 1991, cuando el país estaba transitando la salida de la hiperinflación y la suba generalizada de los precios fue del 84%. Entre la escalada de los precios internacionales por la guerra entre Rusia y Ucrania, los ajustes de tarifas y un mayor movimiento del tipo de cambio oficial, las estimaciones de los economistas se acercan cada vez más a una inflación del 60% para 2022.

Así surge del informe Latin Focus Forecast de abril, estudio que promedia las estimaciones de 45 consultoras y entidades financieras, tanto locales como extranjeras. De acuerdo con los expertos, este año cerrará con una suba de precios del 57%. Este número es 2,8 puntos porcentuales más con respecto a la encuesta previa (54,2%).

Este miércoles se conoció la cifra de marzo, del 6,7%. “Está sin anclas. La economía se encamina a mayores niveles de nominalidad sin cambios de precios relativos significativos, porque no hubo un salto discreto del tipo de cambio y todavía no se vinieron las fuertes correcciones de tarifas. Para todo el año la inflación va a superar el 60%, con riesgos más al alza más que a la baja”, consideró Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria.

Al observar en detalle el Latin Focus, las proyecciones más benignas provinieron de parte de Fitch Solutions (40%), Pezco Economics (44,1%) y MAPFRE Economics (44,7%). De la mano contraria, Econométrica S.A. proyectó que habrá una inflación del 73,4%, Banco Galicia del 65% y FIEL del 64%.

Los economistas pronostican una inflación del 57% para este año

Para Soledad Pérez Duhalde, directora de operaciones de Abeceb, una inflación a estos niveles trae varias consecuencias. Entre ellas, se generan mayores tensiones dentro del oficialismo, se distorsionan los precios relativos, repercute en los salarios y en una caída de la actividad, aumenta la conflictividad social porque los grandes impactos de precios se ven reflejados en alimentos y bebidas, eso incentiva al Gobierno a seguir interviniendo en los precios de la economía, y como detonante, afecta a las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Hacia delante hay dos cuestiones centrales. Por un lado, cómo se va a resolver el tema de las tarifas energéticas. La Argentina se comprometió ante el FMI a bajar los subsidios, pero producto de la guerra los precios de la energía aumentaron fuerte y, si el país cumple, el salto de tarifas sería muy grande. Por el otro lado, cómo se va a resolver el tema salario. Acá el desafío más grande es cómo recuperar los sueldos sin que generen mayor nominalidad”, añadió Claudio Caprarulo, director de Analytica Consultora.

Dólar oficial arriba de los $150

En los últimos meses, el Banco Central (BCRA) aceleró el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Este año ya no podrá utilizarlo como un “ancla” contra la inflación y moverlo al 1%. “Después de haberlo atrasado 18% desde diciembre de 2020 hasta la actualidad, el Gobierno no tiene margen en el marco del acuerdo con el FMI para seguir con esa política cambiaria”, remarcó Paolicchi.

No obstante, es el contexto internacional lo que le está permitiendo al Gobierno correr el tipo de cambio por debajo de la inflación. Por esa razón, los panelistas que participaron del Latin Focus pronostican un dólar mayorista a $156,17 para finales de diciembre, $1,83 menos que en la encuesta pasada ($158). Actualmente, el tipo de cambio oficial se muestra en pantallas a $112,92. Son $43,25 más.

Hoy el mayorista se vende a $112,92

“Los niveles actuales de inflación llevan a querer a pisar más el tipo de cambio. La realidad es que el mundo le ha dado el margen para hacerlo, porque la inflación llegó a todo el mundo, por eso en el Latin Focus las expectativas bajaron. A principios de este año se esperaba que el movimiento sea parecido a la inflación, pero con el fogonazo inflacionario que hay, lo están haciendo menos”, explicó Pérez Duhalde.

En el mismo sentido apuntó Caprarulo, quien remarcó que “ir a la par de la inflación es meterle más leña al fuego”. En provecho de que la inflación es más alta en todo el mundo y el resto de las monedas están sufriendo cierta apreciación, la competitividad del tipo de cambio oficial puede sostenerse sin ir corriendo detrás del aumento de precios. Para eso es clave seguir el Índice de Tipo de Cambio Multilateral, el cual compara el dólar real respecto a las monedas de los principales socios comerciales del país, principalmente Brasil.

Cuánto crecerá la economía este año

De acuerdo con Latin Focus, este año el ritmo de expansión del PIB se moderará “notablemente”, en medio de un efecto base menos favorable y un “enfriamiento” de la demanda interna. Entre el pesimismo de los consumidores y las empresas, una inflación que roza el 60%, falta de reglas claras y escasez de dólares para importar, en 2022 se limitará el crecimiento: la economía crecerá un 2,6%, cifra que no cambia respecto al informe previo.

Para Paolicchi podría haber algunos factores externos que ayuden, aunque también tienen sus riesgos. Por ejemplo, si se confirma una mayor desaceleración en Brasil, la Argentina también podría sufrir por el lado de las exportaciones. Mientras que en materia de consumo, el principal componente, la caída del salario real, “no ayuda”.

El vicepresidente segundo del BCRA, Jorge Carrera, indicó que en marzo los pagos de importaciones acumularon los US$7100 millones, un “récord absoluto”

Pese a las trabas que estableció el Gobierno en materia de importaciones, el vicepresidente segundo del BCRA, Jorge Carrera, indicó que en marzo los pagos de importaciones acumularon los US$7100 millones, un “récord absoluto”Eso explica por qué el Banco Central terminó el primes trimestre del año en posición vendedora, incluso pese a las buenas liquidaciones del agro.

Según Caprarulo, el Gobierno tiene que acumular dólares. Y, para eso, no puede sostener estos niveles de importaciones. Entonces, el Banco Central tiene dos opciones. Por un lado, encareciendo las importaciones mediante un aumento del tipo de cambio oficial, ya que hoy en día los importadores se dolarizan mediante las importaciones, aprovechando que la brecha se ubica en un 70%. O, por el otro lado, con más cepo.

Pero las dos soluciones tienen una contracara, con un menor nivel de crecimiento. En un caso, la inflación se va por las nubes; en el otro, no le permite el desarrollo a los sectores que están atados a las importaciones y necesitan insumos para producir. Al mismo tiempo, no se pueden sostener estos niveles de importaciones porque el Gobierno no puede acumular dólares, un factor clave: más allá del acuerdo con el FMI, en los próximos años se vienen grandes vencimientos de deuda”, cerró.

Según Caprarulo, el Gobierno tiene que acumular dólares. Y, para eso, no puede sostener estos niveles de importaciones. Entonces, el Banco Central tiene dos opciones. Por un lado, encareciendo las importaciones mediante un aumento del tipo de cambio oficial, ya que hoy en día los importadores se dolarizan mediante las importaciones, aprovechando que la brecha se ubica en un 70%. O, por el otro lado, con más cepo.

Pero las dos soluciones tienen una contracara, con un menor nivel de crecimiento. En un caso, la inflación se va por las nubes; en el otro, no le permite el desarrollo a los sectores que están atados a las importaciones y necesitan insumos para producir. Al mismo tiempo, no se pueden sostener estos niveles de importaciones porque el Gobierno no puede acumular dólares, un factor clave: más allá del acuerdo con el FMI, en los próximos años se vienen grandes vencimientos de deuda”, cerró.

Guerra contra la inflación: el récord negativo de Alberto Fernández que no se observaba desde 1991


Durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue del 105% anual; el máximo histórico de 3079% llegó en 1989

Por Melisa Reinhold

Este viernes empezó “la guerra contra la inflación”, según dichos del propio presidente Alberto Fernández. Un poco tarde si se tiene en cuenta que, desde que asumió en diciembre de 2019, la Argentina registró un aumento generalizado de los precios del 123%. Ninguna administración desde 1991 había registrado una cifra tan alta en los primeros 26 meses de Gobierno.

Los datos surgen de un relevamiento realizado por la Fundación Libertad y Progreso. Entre los rubros que se destacan hay uno que especialmente le preocupa al Gobierno: el de alimentos. En total, acumula una suba del 132%, incluso en el marco de Precios Cuidados, controles y la prohibición de algunas exportaciones.

Si va a cumplir con su palabra de batallar contra la inflación, entonces deberá declararle la guerra al déficit fiscal. El año pasado la asistencia del Banco Central (BCRA) al Tesoro para financiar el déficit llegó a 3,7% del PBI, lo que es igual a $2 billones (¡el número tiene 12 ceros!)”, expresó Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

Precios acumulados en la gestión de Fernández, según el relevamiento de Fundación Libertad y Progreso
Precios acumulados en la gestión de Fernández, según el relevamiento de Fundación Libertad y Progreso

En el memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno proyectó que este año los precios acumularán una suba “puntual” del 43% (en un rango de entre 38% y 48%). Sin embargo, en los primeros dos meses del año la Argentina ya acumuló una inflación del 8,8%, por lo que las estimaciones de los economistas van más allá.

Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) de febrero, que elabora mensualmente el Banco Central en base a la opinión de al menos 40 consultoras, bancos y centros de investigación local e internacional, el país cerraría 2022 con una inflación minorista del 55%. De ser así, superaría el récord de la administración de Mauricio Macri en 2019 (53,8%), y habría que remontarse a 1991, cuando el país estaba saliendo de la hiperinflación, para encontrar un número más alto (84%).

La “guerra” contra la inflación dista de ser nueva. Durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue del 105% anual, siendo el máximo histórico de 3079% en 1989, según un estudio que realizó la Cámara Argentina de Comercios y Servicios (CAC).

“A lo largo de su historia, la Argentina se ha caracterizado por numerosos episodios inflacionarios e hiperinflacionarios; es un caso de estudio en todo el mundo por la frecuencia e intensidad que estos presentaron″, consideró.

Variación interanual de la inflación desde enero 1944, según gráfico de la CAC
Variación interanual de la inflación desde enero 1944, según gráfico de la CAC

Para el economista Ricardo Delgado, presidente de Analytica Consultora, si el Ejecutivo quiere realmente conseguir calmar los precios deberá lanzar un programa integral de estabilización de precios. En febrero la inflación núcleo, es decir, que no tiene en cuenta factores coyunturales (como el aumento de las commodities por la invasión rusa a Ucrania, la sequía y precios estacionales), fue del 4,5%.

“La inflación núcleo es el problema de la economía, no de un efecto externo que hace que los precios suban. Tenemos una economía inflacionaria per se. Desde 2018 a esta parte no hemos sabido cómo lidiar con el problema: una gestión, creyó que con soluciones mágicas rápidamente iba a bajar la inflación; este Gobierno cree que con controles de precios y los acuerdos la hacen desaparecer. Falta un Gobierno que se ponga al frente seriamente, entienda que es un problema macro, y que la sociedad les crea”, argumentó.

En el mismo sentido apuntó Fernando Camusso, director de Rafaela Capital. Para el economista, la inflación se tiene que atacar mediante un programa integral. Desaceleración de la emisión, reducción del déficit fiscal y levantamiento del cepo cambiario son algunos de los puntos fundamentales a atender.

“Si ese programa se mantiene durante cuatro, cinco años, y te ayuda a cumplir el acuerdo con el FMI, recién ahí se empezarían a ver señales claras de una desaceleración de precios. Porque en definitiva, es cierto, la inflación es un problema de expectativas. En la medida que no tengas ancladas las expectativas, los precios se te vuelan. Es lo que está pasando”, cerró.

Alarma por los precios: qué hizo el Gobierno hasta ahora, cómo le fue y cuáles son los límites que enfrenta


El Gobierno pisó el dólar oficial, intentó retener las expectativas inflacionarias en salarios, aplicó congelamientos de tarifas, acuerdos de precios y sanciones a empresas; el acuerdo con el FMI y el panorama internacional ponen en duda su aplicabilidad este año

Por Camila Dolabjian

“El viernes va a comenzar la guerra contra la inflación y los especuladores”, prometió Alberto Fernández ayer por la tarde, en Tortuguitas. No tardaron en llegar los comentarios incrédulos a través de redes sociales.

Aunque el Gobierno nunca presentó un plan económico o una hoja de ruta para bajar la inflación -como afirmó varias veces- implementó una batería de medidas cuyo éxito es, cuando menos, discutido.

Fueron cuatro los alfiles del Gabinete que llevaron adelante políticas para contener el aumento sostenido de precios, que trepó a 4,7% el mes pasado, con 7,5% en alimentos y bebidas. Miguel Pesce, a la cabeza del Banco Central, fue responsable del atraso del tipo de cambio, una de las principales herramientas para reducir las expectativas devaluatorias, de acuerdo con el Gobierno. Martín Guzmán negoció congelamientos de tarifas e intervino en los acuerdos paritarios para morigerar el efecto de los salarios en la inflación. Paula Español primero y Roberto Feletti después, desde la Secretaría de Comercio Interior, fueron los responsables de llevar adelante una batería de acuerdos, congelamientos y programas de precios, con sus sanciones, multas, controles y fiscalizaciones para las empresas y comercios.

En las últimas semanas, se sumó una cartera ministerial al abanico de medidas para contener la inflación. Se trata de Julián Domínguez, a cargo de Agricultura, Pesca y Ganadería. A través del Ministerio se creó un fideicomiso para subsidiar en el mercado interno las ventas de harina 000 y de fideos secos, afectados por, entre otros motivos, el aumento de precios del trigo y maíz a nivel internacional, debido a la guerra en Ucrania.

Los cuatro ejes estratégicos implementados hasta el momento llegaron a un cul de sac. El ritmo de devaluación comenzó a acelerarse y debería continuar por el acuerdo con el FMI; se descongelaron las tarifas de servicios públicos como gas y luz y, a diferencia de 2021, el Gobierno no pudo contener las expectativas inflacionarias en las negociaciones paritarias. En concreto, queda disponible la cuarta herramienta: los acuerdos de precios y las políticas de control.

Dólar pisado

El lento crawling peg del Banco Central en el dólar oficial fue un importante ancla de precios. El atraso del dólar fue significativo el año pasado, aunque empezó a acelerarse a partir de diciembre, cuando Miguel Pesce advirtió que buscarían alinear el ritmo devaluatorio al ritmo inflacionario.

Para los economistas, la medida comenzó a perder efectividad en el último cuatrimestre del año pasado debido a las expectativas de devaluación, la brecha cambiaria en 100% y la recuperación en el nivel de actividad.

El acuerdo con el FMI establece una continuidad en la política del BCRA. De cara a los próximos meses no se anticipa un shock brusco, sino que un aceleramiento de pequeños saltos devaluatorios para alinear con el aumento de precios.

El precio del dólar oficial creció a un ritmo lento el año pasado
El precio del dólar oficial creció a un ritmo lento el año pasadoShutterstock – Shutterstock

Sin embargo, se ve como un objetivo cada vez más distante por los factores que están empujando al alza la suba de precios: incrementos en tarifas de luz y gas, los desbalances en las finanzas públicas y el aumento de precios internacionales.

“A pesar de que la inflación núcleo no incluye ni tarifas ni precios con estacionalidad, tuvo impacto el atraso del dólar como contención, más allá de los costos que generó”, explicó Claudio Caprarulo, economista de Analytica.

Tarifas congeladas

El congelamiento de las tarifas incluyó gas, combustibles y luz, entre otras. Fue la categoría del Indec que menos aumentos tuvo a lo largo de 2021. Con 28,3% acumulado, fue un poco más que la mitad del nivel general y quedó a 7,5 puntos porcentuales del segundo rubro con menos crecimiento, comunicaciones (35,8%), que también estuvo congelado. Sin embargo, el Gobierno no pudo repetir la estrategia este año.

La nafta aumentó entre el 9,5 y 11,5% el domingo por la noche, por el alza mundial del crudo ante la guerra entre Rusia y Ucrania. Fue el segundo incremento del año después del 9% aplicado en febrero.

El gas y la luz tendrán aumentos de hasta 130% para algunos contribuyentes. El Gobierno implementará, de la mano del FMI, una estrategia de segmentación que generará incrementos de entre 21% y 41% para dos grupos, cuyos subsidios serán reducidos. El tercero no tendrá más subvención del Estado y sufrirá las alzas más bruscas en ambos servicios públicos.

El Gobierno implementará una segmentación para reducir los subsidios a la luz y el gas
El Gobierno implementará una segmentación para reducir los subsidios a la luz y el gasShutterstock

Salarios como ancla

En la primera reunión de 2021 entre los gremios y Martín Guzmán, el ministro de Economía mostró una presentación en la que intentó demostrar que las consultoras privadas que integran el REM mostraron, entre 2015 y 2019, escenarios con una inflación proyectada por encima de la que finalmente terminó materializándose. Para 2020 se anticipaba entre un 50% y 60%, pero la suba de precios terminó en 36,1%, “tal como nosotros lo habíamos estimado”, dijo en ese entonces.

Desde fines del año pasado, no pudo llevar adelante la misma estrategia para reducir las expectativas de inflación y morigerar las demandas de aumentos salariales.

“Después de mitad de año, soltaron los salarios como ancla y convalidaron subas promedio del 45%”, explicó Caprarulo. Octubre fue el mes con mayor activación de cláusulas de revisión. Los textiles elevaron su acuerdo al 55% anual, mientras que los plásticos firmaron 53%. La UOM (Unión Obrera Metalúrgica) lo llevó al 50% y la Asociación Obrera Minera Argentina llegó al 48%.

Ayer, la UOM cerró un aumento salarial de 45% y trazó la pauta de referencia para las paritarias del sector privado. Se estableció la misma cifra para docentes de los gremios Ctera, UDA, AMET, CEA y Sadop. A diferencia del 2021, donde Guzmán pudo hacer valer sus estimaciones de inflación -del 29%- para cerrar acuerdos de salarios, este año los negociadores estatales debieron acercarse a las expectativas de los trabajadores, lejos de la proyección del Gobierno de 33% para 2022.

Acuerdos de precios

Los acuerdos, congelamientos, programas, fideicomisos, fiscalizaciones, controles, multas, sanciones y prohibiciones son parte del raid de políticas del Estado contra la inflación y son de las pocas que podrán sostenerse este año.

Este tipo de medidas fueron muy cuestionadas por sus consecuencias a mediano plazo. Nadie discute el efecto real inmediato en algunos comercios: los precios dejan de subir porque el Gobierno así lo dispone. Sin embargo, el problema radica en el día siguiente a la finalización los programas. Para muchos especialistas, el desmantelamiento lleva indefectiblemente a una aceleración de los aumentos, antes detenidos.

Precios cuidados de carne en Jumbo
Precios cuidados de carne en JumboTomás Cuesta

Para algunos analistas, es uno de los factores que explica la fuerte alza en alimentos en los primeros dos meses del año. El acuerdo entre el Gobierno y las empresas tras el fin del congelamiento de precios incluyó un esquema de aumentos del 2% mensual para todo el primer trimestre, en los cerca de 1300 productos seleccionados. Sumado a este piso, hubo una “recuperación” de los que estuvieron estáticos por tres meses, que ejerció presión en el índice de precios.

Agostina Myronec, de Ecolatina, desagregó el Índice de Precios al Consumidor del Indec para detectar la efectividad de los acuerdos y congelamientos de precios.

“Lo que vi es que este IPC tuvo subas cercanas al 3,6% promedio mensual entre enero y octubre, por encima del promedio de la inflación. Esto es en parte a causa de que este grupo de productos estaba acelerándose como consecuencia del desmantelamiento del programa de precios máximos. Lo que te jugó a favor en un momento, se te vino en contra con el desarme”, detalló Myronec. En noviembre, se volvió a desacelerar a 1,5%.

En total, se llevaron adelante más de 20 acuerdos de precios, según el economista Damián Di Pace. Farmacéuticos, construcción, industria intensiva de bienes durables, electrónica y electrodomésticos, ferias populares, telefonía, cable e internet. Ninguna hizo que los precios retrocedan, porque son sobre categorías y momento puntuales. Después vuelven a tomar el nivel de precios que intentaste contener en ese período”, dijo.

Las políticas de acuerdos y congelamientos se llevaron adelante con fiscalizaciones, multas y sanciones a empresas.Candidatos, funcionarios, militantes y agrupaciones se pasearon por supermercados y comercios y difundieron mensajes de repudio contra empresas alimenticias. Se registraron faltantes y góndolas vacías durante algunos períodos. No tardaron en llegar formatos o fórmulas distintas a lo pautado con el Gobierno, con precios más altos.

Control de precios en un supermercado de La Plata
Control de precios en un supermercado de La PlataMatías Adhemar – LA NACION

“Difícilmente iban a ser exitosas para contener la inflación. Fueron parches que se aplicaron para que no sea más alta de lo que fue”, comentó Camilo Tiscornia de C&T Asesores Económicos. En su visión, y la de otros especialistas, la efectividad de cualquiera de estas medidas estuvo cercenada por la política monetaria expansiva. La impresión de billetes creció casi 615% entre el primer trimestre ($135.000 millones) y el último trimestre del año (más de $965.000 millones).

A fines del año pasado, las consultoras privadas alertaron que este año sería desafiante debido a que muchas políticas deberían revertirse. Nadie incluyó en sus estimaciones la posibilidad de una guerra como la que transcurre en Ucrania, que presiona los precios internacionales al alza y enciende alarmas en el Gobierno.

Sin embargo, las pistas que Alberto Fernández dio sobre la orientación de las medidas que implementará en la “guerra contra la inflación” a partir del viernes no parece ser muy distinta a la de 2021. “Vamos a terminar con los especuladores y poner las cosas en orden, en una Argentina que ha sufrido tanto por esos cuatro años”, dijo.