Estadísticas: el precio de los alimentos parece indomable y golpea al corazón electoral del kirchnerismo


La inflación en este rubro (por encima del nivel general) impacta en zonas donde hay un alto porcentaje de electores del oficialismo, como el conurbano

Por Camila Dolabjian

Martín Guzmán, el ministro de Economía, pronosticó la semana pasada que se espera que la inflación de agosto sea menor que la de julio, que llegó al 3%. Los especialistas coinciden en que el índice podría perforar los tres puntos, pero alertan sobre un rubro que continuaría por encima del nivel general: alimentos.

La proyección de inflación para el año fue superada en los primeros siete meses. Martín Guzmán comenzó a alinearse con el kirchnerismo más duro para explicar el desfasaje entre lo que esperaba para 2021, plasmado en el presupuesto. El año pasado fue ovacionado por empresarios cuando avaló a la inflación como “un fenómeno macroeconómico”. De cara a las elecciones, viró su discurso a los formadores de precio como responsables de los incrementos.

“Los representantes de los trabajadores actuaron con una capacidad de coordinación muy clara y fueron en la línea de lo que decía el Presupuesto. Del otro lado faltó conducción y alineación con un fenómeno colectivo de coordinación”, dijo el ministro a principios de este mes.

Los aumentos en los precios de alimentos siguen arriba de la inflación.
Los aumentos en los precios de alimentos siguen arriba de la inflación.Télam

El temor principal tiene que ver con la suba en alimentos, que ya supera el 30,7% en lo que va del año y el 56,4% interanual. La inflación en este rubro impacta directamente en el corazón electoral del Frente de Todos y donde los candidatos están poniendo el foco: el conurbano bonaerense.

“El foco en alimentos es importante porque el núcleo duro de los votantes del kirchnerismo están en el segundo y tercer cordón de Gran Buenos Aires. El poder de compra en alimentos es clave porque gran parte de los ingresos de esas familias, al ser mayoritariamente vulnerables, se destinan a estos gastos”, comentó Ricardo Delgado, economista.

Un dato de julio generó algo de alivio para el Gobierno. La canasta básica alimentaria, que se utiliza para medir la indigencia, registró el menor aumento en 12 meses (2,1%), marcó un mínimo anual y creció por debajo de la inflación en el mismo período (3%). Sin embargo, la variación interanual sigue por encima de la inflación. Mientras que la primera registró un acumulado de 58,3%, el índice de precios en ese período ascendió a 51,8%.

De las nueve clasificaciones de alimentos relevadas por el Indec, siete aumentaron por encima de la inflación en lo que va del año. En el último mes, las mayores crecidas se dieron en productos clave para la mesa familiar: tomate redondo (51,1%), yogur firme (10,9%), leche en polvo entera (7,9%), dulce de leche (9,5%) y aceite de girasol (4,6%), entre otros.

Qué se podía comprar en otras elecciones

Durante el primer semestre la canasta básica alimentaria aumentó 25,3%. En el mismo período, los salarios del sector privado no registrado aumentaron 13,8%. Este contraste preocupa al Gobierno e incentiva el destino de fondos por fuera del presupuesto planificado a la asistencia social.

Según Analytica, que relevó la capacidad del salario frente a 50 alimentos, desde las PASO de 2017 a la fecha en 31 productos el poder de compra cayó mientras que en 19 subió. En comparación con 2019, bajó en 16 y subió en 34. Desde la consultora remarcan que el problema principal radica en los productos que registraron una caída debido a que son de los más importantes, como carne y lácteos.

Con respecto a la carne, Ecolatina calculaba a principio de mes que con un sueldo medio del sector privado se compran 55 kilos menos de asado que en diciembre de 2019, cuando el Frente de Todos ganó las elecciones.

La estrategia oficial: culpas afuera e intentar llegar bien a noviembre

En la carrera electoral, la explicación oficial de candidatos y funcionarios por el aumento en alimentos está rondando alrededor de la herencia de la pandemia y de la gestión anterior. Pero, además, están presentes culpas a los “marcadores de precios”.

En el Consejo Interamericano de Comercio y Producción el ministro de Economía dijo: “Las expectativas y la formación de precios sobre la base de ellas son importantes. Ahí se necesita un consenso colectivo. Si remarcamos precios en función de expectativas que no van, es posible que terminemos en un sendero muy alto que no le hace bien a nadie”.

“Nosotros estamos cumpliendo con Precios Cuidados y todas las políticas. Ahora, lo que pasa es que el comercio vende al precio eventual que va a tener que reponer. La expectativa inflacionaria desbordó los propios límites del Gobierno y es difícil contener la expectativa. Hay que tener una política a la estabilización macroeconómica. Yo creo que estamos en un clima preelectoral y hay nerviosismos”, dijo a LA NACION Daniel Funes de Rioja, presidente de la COPAL y de la UIA.

Mientras tanto, el Gobierno está haciendo un esfuerzo por recomponer el poder de compra para noviembre. Esto incluyó inyecciones adicionales a la Tarjeta Alimentar a través de modificaciones presupuestarias. El otro eje, que mejorará el panorama hacia fin de año, fue la reapertura de paritarias con aumentos de hasta 45% para el año. Sin embargo, el salario del sector informal continúa cayendo y, en lo que va del año, no llega ni a la mitad del aumento de precios.

En julio, una familia necesitó $67.577 para no ser pobre


La canasta básica aumentó 58,3% en la comparación interanual, por encima de la inflación de ese período (51,8%); con respecto a junio, avanzó 2,1%, el menor aumento registrado en 12 meses y por abajo del alza del precios de 3% del mes

Por Camila Dolabjian

Los aumentos en la canasta básica alimentaria (CBA) y la canasta básica total (CBT) estuvieron por debajo de la inflación en el mes de julio y marcaron un mínimo anual. El índice de precios al consumidor (IPC), medido por el Indec, creció 3% en julio mientras que el umbral para medir la pobreza (CBT) aumentó 1,6% y la indigencia (CBA) 2,1%. En ambos casos, es el menor aumento en 12 meses.

Sin embargo, la variación interanual de la canasta básica alimentaria sigue por encima de la inflación. Mientras que la primera registró un acumulado de 58,3%, el índice de precios en ese período ascendió a 51,8%.

Una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $29.003 para no caer en la indigencia. Para acceder a todos los productos y servicios necesarios para estar por encima de la línea de pobreza requirió $67.577.

El aumento en la canasta básica alimentaria fue superior al de la canasta básica total debido a que el IPC de julio registró un incremento de los precios de alimentos y bebidas por sobre el nivel de inflación general. La CBT mide, además de estos productos, servicios como educación y transporte que crecieron menos en el mes de julio (2,5% y 2,3%, respectivamente).

El salario mínimo vital y móvil en julio fue de $27.216. “Garantiza cubrir la canasta básica total. Sin embargo, lo más preocupante es el sector no formal de la economía, que tuvo una caída del salario del 9% en lo que va del año. En consecuencia, la desaceleración en el aumento del precio de la canasta básica tiene que sostenerse en el tiempo para que su situación comience a revertirse”, explicó Claudio Caprarulo, director de Analytica.

Dólar en alza: quién gana y quién pierde con la suba del blue


En una semana el dólar blue trepó $14 pesos y cerró ayer en $182. La brecha cambiaria roza el máximo del año llegando al 90%

Por Camila Dolabjian

Desde julio el blue no para de crecer. Las presiones preelectorales y las restricciones sobre el dólar contado con liquidación (CCL) provocaron una semana seguida de crecida del dólar informal y una brecha cambiaria entre el mayorista y el blue cercana al 90%. El impacto en la economía real empieza a sentirse con las distorsiones, alarmas y oportunidades que genera en sectores clave.

Con 10 tipos de cambio convivientes en la economía argentina, algunos intervenidos y otros libres, los distintos rubros pierden un punto de referencia claro y las expectativas de devaluación, principalmente por la brecha entre el dólar oficial y el informal, crecen. Cada vez se vuelve más difícil entender a que tipo de cambio se regulan los diferentes sectores económicos.

Comercio internacional

Las importaciones y exportaciones son las primeras en prender las sirenas. Dos datos dan cuenta de la magnitud del impacto que los cambios de comportamiento en las compras al exterior tendrán sobre la economía real. Las importaciones crecieron 42% en los primeros cinco meses del año y seis de cada 10 insumos que se usan en la industria no tienen productores locales para reemplazar los extranjeros.

Los importadores buscarán acelerar compras e inversiones
Los importadores buscarán acelerar compras e inversionesAFP

Cuando el precio del blue se despega del oficial, los importadores buscan cubrirse y comprar. Los exportadores, por su parte, al ver un valor real de su mercadería disociado del que les pagan su producción, atrasan sus ventas al exterior. Un comportamiento conocido. En el mediano plazo, significa menos ingreso de divisas para el Estado.

Otro de los problemas es el del costo de reposición. Como los importadores no confían que a la larga el dólar oficial vaya a mantenerse estable o “pisado”, prevén precios más altos, cotizaciones más elevadas y toda la cadena de producción se termina afectando al alza.

Campo

Por cuestiones estacionales, el sector agropecuario tiende a liquidar menos exportaciones durante el segundo semestre. Sin embargo, con más brecha esa tendencia se profundizaría. “Mientras el precio de la soja cae, el incentivo a acopiar aparece nuevamente, a la par de adelantar el gasto en renovación de maquinaria y equipo”, comentó Claudio Caprarulo, economista principal de Analytica, a LA NACIÓN.

Industria automotriz

En la producción y venta de automóviles ocurren dos efectos en simultáneo. Por un lado, las expectativas de venta para este período crecen porque los consumidores ahorristas de dólares ven una oportunidad de hacer valer sus billetes.

Los compradores de autos tendrán una ventana de oportunidad ante la suba del blue, hasta que el aumento de la demanda y los problemas con autopartes importadas hagan subir los precios
Los compradores de autos tendrán una ventana de oportunidad ante la suba del blue, hasta que el aumento de la demanda y los problemas con autopartes importadas hagan subir los preciosLA NACION

El problema es que, por otro lado, la ventana de oportunidad durará poco. El mismo aumento de la demanda hará crecer los precios y la inversión será, progresivamente, menos tentadora. Además, las expectativas de devaluación generan un alza en el precio de las autopartes. “El dólar impacta en el precio del auto porque el auto es dólar. En la producción nacional, el 80% son insumos importados”,explicó Alberto Príncipe, presidente de la Cámara de Comercio Automotor.

Construcción

“Cuando hay un movimiento del blue al alza, se genera mucha más competitividad para los nuevos emprendimientos, para la construcción privada. En los últimos meses, el informal estable y el crecimiento del costo en pesos redujo los incentivos que ahora vuelven a tener competitividad”, dijo Iván Szcech, presidente de la Cámara de Construcción a LA NACIÓN.

Ante la imposibilidad de acceder fácil o baratamente al dólar, los ahorristas buscan resguardarse en el ladrillo o la pequeña inversión en obras privadas.
Ante la imposibilidad de acceder fácil o baratamente al dólar, los ahorristas buscan resguardarse en el ladrillo o la pequeña inversión en obras privadas.Ignacio Sanchez

El dólar blue caro alienta a los ahorristas a buscar otros refugios de valor. Es una práctica ya conocida el resguardo en ladrillo como activo dolarizado. Este comportamiento supone efectos “positivos” en el corto plazo para el sector, que ve un aumento en las compras de materiales y en las contrataciones para obras privadas, sean construcciones o remodelaciones.

Se espera que el precio de los materiales continúe creciendo, tras un alza en junio del 3,6% que empujó el costo de la construcción a un aumento del 2% respecto de mayo.

La brecha cambiaria no tiene consecuencias graves en la compra de insumos extranjeros en la construcción, porque la industria casi no consume materiales de afuera. Según fuentes del sector, representan una franja pequeña, cercana al 5% de una obra y algunos de los equipos que se usan, pero siempre se ajusta en función del dólar oficial.

El sector, sin embargo, entra en alerta porque la volatilidad del dólar ahuyenta inversiones para emprendimientos grandes como edificios.

Comercio minorista

“La mayor incertidumbre puede operar en los precios. El salto en la brecha del blue hoy no tiene impactos a nivel macro, pero a nivel micro seguramente existan remarcaciones, como suele suceder. Mientras el dólar financiero esté controlado, las firmas que abastecen el consumo masivo no deberían aumentar precios por temor a mayores costos de reposición. Por caso, la primera buena noticia en muchos meses sobre la inflación es que en junio los precios al productor aumentaron 1,7%”, sintetizó Caprarulo.

El mensaje del Tesoro a Guzmán se alinea con el eje Biden: crear empleo privado

Por Ricardo Delgado

En toda pieza diplomática, las palabras son cuidadosamente seleccionadas. Lo usual es que el mensaje contenga tanto una forma, de tipo protocolar, así como también un fondo, una suerte de metamensaje que establezca los contornos. La señal del subsecretario del Tesoro norteamericano al gobierno argentino cumple con esa premisa básica de la diplomacia. El apoyo de la gestión Biden a las negociaciones que la Argentina encara con el FMI y el Club de París llegará, todo parece indicar, pero bajo ciertas condiciones.

La forma del mensaje del funcionario estadounidense se alinea con uno de los dos ejes del billonario programa de reconstrucción económica que impulsa la nueva administración, el llamado American Jobs Plan.

Cuando apela a que mejoren las perspectivas de crecimiento del empleo privado argentino con un “marco sólido de política económica”, se está ajustando, en el sutil protocolo diplomático, a la propia agenda norteamericana, preocupada porque en su economía los puestos de trabajo de varias actividades de peso (construcción, manufacturas, comercio, turismo) aún no alcanzaron los niveles pre-COVID y la velocidad de su recuperación parece moderarse.

El uso de esa forma, de todos modos, no parece ingenuo, ya que se sabe que el empleo privado argentino está fatídicamente estancado en los 6 millones en los últimos diez años.

Pero subyacente al “argumento laboral”, detrás del protocolo y en el fondo del mensaje, aparece la más contundente apelación a un “sólido marco de política económica”. El objetivo que la administración Biden buscaría para la economía argentina requiere de una circularidad virtuosa y excedentaria de dólares que aún esta macro no puede ofrecer. En concreto, no hay condiciones para nuevos trabajos privados si no se invierte, y no se invierte porque prevalece la incertidumbre de reglas, y hay incertidumbre porque la macro no está ordenada y no puede generar los dólares suficientes para garantizar el repago de todas las deudas, y no existe una macro en orden porque la inflación es muy alta e incierta.

Sí, una vez más, la inflación como síntoma último de todos los desequilibrios, el obturador que imposibilita romper el círculo del estancamiento económico y social. En 2020 la pandemia y la cuarentena podían justificar la ausencia ya no de un programa antiinflacionario consistente sino de al menos ciertas balizas que sirvieran para que los privados tomen decisiones con mayor certidumbre. En 2021, no; y es paradójico, ya que el gobierno está haciendo parte de los deberes, en un esfuerzo fiscal y monetario considerable, ajustando el gasto en términos reales y administrando los excedentes de liquidez de manera mucho más orgánica que antes, ayudado en parte por la soja y por el efecto de la propia inflación sobre las cuentas públicas.

Claro que, un punto no menor, en tres meses arranca una elección crucial para el oficialismo. Cuando el mensaje del Tesoro norteamericano se suma a la estratégica balanza electoral del gobierno, ¿qué pesa más? ¿Convivir con una inflación alta pero no explosiva, “liberar” paritarias hasta fin de año e inyectar pesos en los sectores vulnerables o apostar ya a una desinflación lenta, costosa y necesitada de acuerdos políticos imposibles en lo inmediato? Mientras el abismo no esté demasiado cerca, la respuesta es clara.