¿Termina la pax del dólar blue?: esto dicen los analistas


Analistas consultados por Ámbito afirman que el dólar blue podría superar los $300 antes de fin de año. Las causas.

El mercado financiero en la Argentina mantiene relativa calma, con cotizaciones mayormente estables tanto en el segmento oficial como en el informal. Así, los dólares financieros (MEP y CCL) oscilan entre los $ 290 y los $ 300, mientras que el dólar blue sigue la misma línea, lejos de los picos de este año.

Al respecto opinaron analistas consultados por Ámbito afirmaban esta semana que el dólar blue podría superar los $300 antes de fin de año.

«Aunque sin sorpresa, ya que estaba previsto tras el ¨dólar soja¨, los operadores siguen monitoreando a diario la sangría de reservas, la cual no resulta sustentable y de ahí la creciente expectativa sobre nuevas medidas en la demanda y la oferta que apunten a corto plazo hacia un mayor equilibrio cambiario», sostuvo Gustavo Ber.

Y agregó: «El renovado reacomodamiento en los dólares financieros podría estar comenzando a mostrar que algunos operadores estarían más inclinados a cerrar sus apuestas hacia el ‘carry-trade’ de los últimos meses, ante la expectativa de que no se podría seguir profundizando el atraso con referencias ‘planchadas’ mientras se extiende la elevada inflación y nominalidad de fondo, ya que un abaratamiento al final despertaría a la demanda por cobertura de los agentes económicos.

«¿Por qué no sube el blue? Basta con ver las estadísticas monetarias y fiscales, el gobierno nos lleva a una recesión nunca vista. Está reduciendo el gasto público, pero aún no logra superávit fiscal, hay una gran contracción en la cantidad de pesos circulante, aumentó fuertemente las tasas de interés, restringió importaciones, agudizó el cepo y no genera confianza. Es un cóctel difícil de digerir por una economía que está desacelerándose en forma muy vertiginosa», sostuvo el analista Salvador Di Stéfano.

¿Qué pasará con el dólar?

Andrés Reschini, analista en F2 Soluciones Financieras, señaló: “En lo que vamos de noviembre hasta el cierre de ayer, el tipo de cambio A3500 se movió a un ritmo del 6,89% TEM o 125% TEA. Revertir la pérdida de competitividad va a depender de lo que pase también con la inflación. Es distinto si el IPC viaja al 6% y el tipo de cambio al 6,9%, a que el IPC siga acelerando y el tipo de cambio oficial lo corra de atrás, como viene sucediendo desde al menos 2021, con la excepción de septiembre de este año, mes para el cual ambos empataron”.

En esta línea, Pablo Repetto, head of research en Aurum Valores, destacó que “la magnitud del atraso ya es tan grande que no vemos posible que el crawling peg pueda ser exitoso en revertir lo acumulado; quizá en el mejor de los casos alcance para no profundizarlo”.

Reschini consideró: “El tipo de cambio oficial está mucho más abajo del tipo de cambio de equilibrio del mercado. Como está más abajo de lo que se operaría bajo condiciones de libre mercado, los agentes tratan de no liquidar, pero, a la vez es un incentivo a adquirir a ese TC, o sea, importar. Vimos un ejemplo de que cuando se pone más a tono con lo que sería un valor de mercado, este responde cuando se implementó el Programa de Incentivo Exportador para sojeros”.

Fajo de dólares.

Asimismo, un informe de Ecolatina advierte que sobre esta dinámica sigue influyendo una menor liquidación del agro: “En la semana pasada, la liquidación del sector ascendió a u$s 182 millones, 40% por debajo de los u$s 311 millones de la semana previa. El promedio diario de u$s 36 millones, resulta asimismo muy inferior a los u$s 150 millones diarios de agosto. Cabe recordar que durante octubre la liquidación del agro fue la menor desde marzo 2020. De esta forma, se va revelando más claramente la magnitud del adelantamiento de exportaciones provocado por el “dólar soja” y la consecuente escasez de oferta para los meses subsiguientes. La sequía ya está dejando daños permanentes que redundarán en una menor oferta en el MULC y volverán más angosto el margen de maniobra de la autoridad monetaria”.

Para el economista Gabriel Caamaño la calma en los dólares financieros «es producto de la fuerte suba de tasas títulos del Tesoro, que está pagando tasas reales considerables por plazos cortos», aunque advierte que esto no es sostenible en el largo plazo.

El analista financiero Christian Buteler afirmó que, con los niveles de emisión monetaria, aunque ahora son menores, y una inflación viajando entre el 6% y 7% mensual, es esperable que los tipos de cambios paralelos tengan un recorrido alcista, a pesar de que es difícil de prever cuándo ocurrirá.

«Cuando los turistas vuelvan del Mundial y otros destinos, no van a pagar los $ 330 del dólar tarjeta si lo pueden comprar a $ 290. Esto va a generar algo más de demanda y, por lo tanto, una suba de precios. Son buenos precios para comprar en caso de tener que hacerlo. Dudo que los podamos ver mucho más abajo de lo que están ahora», comentó Buteler.

Claudio Caprarulo, director de Analytica, advirtió: «A fin de año, las empresas tienen menos liquidez, entre otras cosas por el pago de aguinaldos. Sin un evento de shock previo, la presión sobre los paralelos debería aumentar más fuerte durante el primer trimestre de 2023. A la vez, el mayor cepo cambiario presiona sobre los paralelos», señaló .

El BCRA compra reservas a ritmo lento: ¿peligra la meta acordada con el FMI?


Entrada la temporada alta de liquidación del agro, el Central se queda con menos divisas que en 2021. Analistas advierten sobre el aumento de las importaciones y el balance entre tasa y crawling peg.

Por Carolina Paparatto

La temporada alta de oferta de dólares por la liquidación de la cosecha gruesa comenzó y demuestra una continuidad de los récords exportadores alcanzados durante 2021. Asimismo, este año, se suma el factor del alza de precios provocado por la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, la performance del Banco Central preocupa al mercado ya que está acumulando un nivel de dólares escasos, principalmente si lo comparamos con el mismo período del año pasado.

Uno de los principales puntos de preocupación, es que, si la entidad liderada por Miguel Pesce no logra revertir esta situación en los próximos meses, que, por una cuestión estacional, son los de mayor ingreso de divisas, puede peligrar el cumplimiento de la meta de reservas acordada con el FMI.

Emiliano Anselmi, jefe de macroeconomía en Portfolio Personal Inversiones, señaló: “En las 74 ruedas que va del año, el BCRA compró u$s133 millones, contra u$s3.433 millones del año pasado. Por su parte, abril viene siendo un mes magro en términos de cosechas; logró un balance positivo de u$s167 millones de dólares, muy por debajo de abril del año pasado, que fueron aproximadamente u$s1.100 millones”. Entre los principales motivos que explican esta tendencia, analistas consultados por Ámbito señalan a la apreciación del tipo de cambio real como uno de los principales factores.

Anselmi planteó que el tipo de cambio real se apreció mucho de un año a otro: “Si lo tomamos desde diciembre de 2020, que es el máximo de la gestión de Alberto Fernández, hoy se ha caído 19%, lo que significa que los argentinos, medidos en dólares oficiales, somos cada vez más ricos, por lo que podemos importar más, demandar más turismo, más servicios y las empresas tenedoras de deuda privada salen a demandar dólares para pagar su deuda a un tipo de cambio subsidiado. Asimismo, si observas la cantidad de pesos que hay en la economía, el agregado monetario, medido al dólar oficial está 30% arriba interanual, por lo tanto, hay muchos más pesos que te pueden demandar dólares oficiales respecto al año pasado. Por eso al BCRA le está costando mucho acumular, dado que aumenta la demanda”.

El BCRA aceleró el crawling peg en los últimos meses para sostener el tipo de cambio real multilateral en el nivel de fines de 2021, como se acordó con el Fondo. En abril elevó la depreciación al 4% mensual, tras el 3,3% de marzo. Sin embargo, este ritmo no resulta suficiente ante la aceleración inflacionaria de los últimos meses.

Sobre este punto, Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, sostuvo que el camino que comenzó el BCRA para no atrasar el tipo de cambio es correcto en vistas de volver a equilibrar el mercado de cambios. Sin embargo, apuntó: “El problema es que con la aceleración de la inflación el cambio que hizo en su política perdió efectividad. De todas formas, es claro que una fuerte devaluación y suba de tasas no haría otra cosa más que agravar el problema. La deuda pendiente del gobierno es trabajar sobre las expectativas”.

En esta línea, Adrián Yarde Buller, economista en Facimex Valores, dijo que la aceleración de la tasa de devaluación tiene como objetivo principal ir cerrando la brecha cambiaria y poner un freno a la apreciación que se generó en 2021. Y añadió: “Mantener a la tasa de interés por encima de la tasa de devaluación es central para que una estrategia de devaluación gradual no acelere la pérdida de reservas, ya que de lo contrario los exportadores tendrían incentivos a financiarse en pesos y postergar la liquidación de exportaciones a la espera de un tipo de cambio más alto. Por eso, si el BCRA quiere acumular reservas tiene que ir subiendo tasas a medida que acelera la devaluación. Igualmente, toda esta estrategia pierde efectividad en un contexto de fuerte aceleración inflacionaria donde no aparece un ancla nominal para las expectativas y comienzan a crecer las dudas alrededor del cumplimiento de las metas fiscales”.

Anselmi y Albornoz coincidieron en que el BCRA tiene que acomodar la tasa en pesos por encima del crawling peg si quiere que la liquidación del agro en este periodo estacional alto fluya. “Lo que ocurrió en las últimas semanas fue extraño, ya que el martes devalúo al 40%, el miércoles al 49% y el miércoles de la semana pasado al 58%. Es decir, entre al 40% y 58% hay un rango muy amplio, por lo que desconcierta al mercado sobre cuál es la tasa de devaluación que quiere”, observó Anselmi.

Otro factor que impacta en el desempeño del BCRA es el aumento de las importaciones en comparación al año pasado. Caprarulo advirtió que “el intercambio comercial está en valores récord tanto para las exportaciones como para las importaciones” y que “el problema es que el nivel de estas últimas creció a una tasa mayor y durante el primer trimestre el saldo comercial fue el más bajo desde 2018”.

Al respecto, Albornoz sostuvo que específicamente en este mes “el problema del gasoil es transcendental” en lo que hace al saldo comercial, tras las denuncias de los transportistas para obtener un correcto abastecimiento de combustibles.

La meta de reservas

El acuerdo con el organismo internacional contempla una acumulación de u$s5.800 millones para este año. El primer trimestre se lograron cumplir las metas tanto del déficit, emisión y reservas, pero en este último punto se contó con la ayuda del primer desembolso del Fondo, tras cerrar el acuerdo a fines de marzo. ¿Qué expectativas hay para los próximos meses?

Anselmi balanceó las posibilidades: “Veo difícil el cumplimiento de las metas de reservas, porque tiene metas acumulativas trimestrales. La del primer trimestre la cumplió por el desembolso del FMI, pero la cuenta que nos da es que tiene que comprar más o menos u$s2.500 millones de ahora a fines de junio, y a este ritmo no lo logra. Sin embargo, el periodo fuerte de estacionalidad del agro es en junio, por lo tanto, no sería tan tajante, pero es difícil sobre todo con un tipo de cambio real muy apreciado”.

“Si el BCRA no logra acumular reservas en los próximos dos meses, probablemente veamos un incumplimiento con el FMI respecto a esta meta. Estos meses son los que más dólares entran a las arcas del Banco Central. Mientras que el segundo semestre es mucho más desafiante en materia monetaria y cambiaria, porque si el BCRA no compra genuinamente dólares en estos meses de la fuerte liquidación del campo, que es el principal oferente de divisas del país, muy difícilmente pueda cumplir la meta y logre acumular reservas netas a lo largo del año”, planteó Albornoz.

Por su parte, Caprarulo remarcó el alza de los precios y el efecto positivo que puede traer al país: “Los términos de intercambio están en niveles históricamente muy favorables para la Argentina. El aumento en el precio de nuestras exportaciones también presiona sobre los precios internos y no ayuda a estabilizar la economía, pero deberían prevalecer los efectos positivos. Si el gobierno lo sabe aprovechar, este año el saldo comercial tiene que crecer respecto al año pasado y así el Central podrá acumular más dólares”.

Mientras que Yarde Buller apuntó que “abril no arrancó de la mejor manera en el frente cambiario, ya que la aceleración de la tasa de devaluación y las subas de tasas por ahora no están alcanzando para que el BCRA pueda mostrar compras de dólares más significativas”. Y agregó: “Creemos que el Central puede acercarse a las metas fijadas por el FMI comprando al Tesoro dólares que obtenga como financiamiento de organismos internacionales y también parte del crédito del propio Fondo, por lo que todavía hay espacio para acercarse a la meta del segundo trimestre”.

Salarios le ganaron (por poco) a la inflación en 2021: qué se espera para este año


Ante la aceleración de los precios, en algunos casos estiman “como mucho un empate” hacia fin de 2022. También advierten por la necesidad de recuperar los ingresos de los trabajadores “no registrados”.

Por Andrés Randazzo

Los salarios crecieron durante 2021 el 53,4%, por lo que cerraron el año por encima de la inflación (fue de 50,9%) por primera vez desde 2017. Según informó el INDEC ayer, los sueldos de los empleados públicos se incrementaron 58,7% el año pasado, mientras que los del sector privado registrado aumentaron 55,3%, ambos con mejoras en términos reales. Por su parte, los ingresos de los trabajadores informales subieron 40,5%.

De todas formas, según analizaron desde la consultora LCG, “a pesar de haberse visualizado una mejora mensual de los ingresos en la segunda mitad del año a raíz de las negociaciones de los acuerdos paritarios, el nivel general de salarios cayó en promedio un 3,5% real en 2021”.

Con ese escenario, y proyectando lo que puede ocurrir este año en la “batalla” entre los precios y los salarios, desde LCG señalaron: “En líneas generales, para este año esperamos que los salarios como mucho terminen empatando la inflación medidos a diciembre. Habrá que ver la posibilidad que tenga el Gobierno de anclar expectativas de inflación en torno a la pauta que estableció el acuerdo con el FMI (40% anual) y la traducción de eso en el reclamo por paritarias. No obstante, por el arrastre que deja la recuperación que se evidenció hacia el final de este año, en la medición promedio podrá verse cierto aumento del poder adquisitivo”.

Justamente, al analizar la evolución promedio de los salarios y lo que puede ocurrir este año, el economista de Analytica Claudio Caprarulo sostuvo a Ámbito: “En los últimos diez años, únicamente en cuatro el salario registrado creció en términos reales. Y fue justamente cuando el aumento de precios fue menor al 27%. Mientras la inflación no baje, difícilmente las familias puedan recuperar poder de compra. Está bien que el Gobierno busque coordinar expectativas y proponga una pauta menor a la inflación proyectada por el mercado. Una carrera entre precios y salarios con los actuales niveles de nominalidad puede poner a la economía en una situación aún mucho más compleja. Pero a su vez, tiene que lograr que el resto de los precios también se actualicen con una pauta similar, caso contrario los trabajadores asumen la mayor parte de los costos y se profundiza la desigualdad y la pobreza”.

Por su parte, Martín Burgos, del Centro Cultural de la Cooperación, analizó: “Me parece que no hay que contar con un incremento salarial desproporcionado para este año ni los próximos. De hecho, parece más bien un proceso lento en el cual se pretende subir el salario real 3% a 4% anual, para intentar volver a los niveles de 2015 en cinco años”.

“La expectativa para el 2022 está puesta en dos cuestiones: primero, en que los salarios registrados continúen con una senda de recuperación de al menos 3 puntos en el año. Si bien se están incrementando, todavía están lejos de recuperar el terreno perdido respecto de finales de 2015, por ejemplo”, sostuvo por su parte Hernán Letcher, director del CEPA, quien agregó: “En segundo lugar, me parece que es importante la recuperación del salario no registrado, que tuvo un muy buen desempeño en los últimos dos meses del año pasado, pero que de todas formas se encuentra a un 6% por debajo de los niveles prepandemia. Es decir, en este último segmente, debería lograr recuperarse en los primeros meses de este año lo perdido en pandemia y empezar a recortar, tal vez desde marzo en adelante, lo perdido durante la gestión de Cambiemos que asciende, para el sector no registrado, entre el 25% y el 30% de pérdida de poder adquisitivo.

FMI: la meta de reservas es alcanzable pero hay desafíos cambiarios, según analistas


Por Carolina Paparatto

La acumulación de reservas es un tema central en el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional, en el que se acordó una meta de u$s5.000 millones que el Banco Central tendrá que acumular en 2022. Una posibilidad, aún en negociación de cara a la letra chica del programa, es que buena parte de esas divisas provenga del reintegro de los Derechos Especiales de Giro (DEG) utilizados para pagar los vencimientos de capital al propio FMI ya que refinanciarán completos los casi u$s45.000 millones del préstamo de 2018. El Gobierno busca que esos DEG sean contemplados dentro del objetivo, como le adelantó este diario el presidente del BCRA, Miguel Pesce.

Ámbito consultó a distintos analistas las posibilidades de cumplimiento de dicha meta y su impacto en la situación cambiaria. Claudio Caprarulo y Amílcar Collante coincidieron en que es posible acumular los u$s5.000 millones de reservas acordados gracias a los desembolsos de los organismos multilaterales. Sin embargo, mencionaron que para que el superávit comercial se vea reflejado en las reservas es necesario achicar la brecha cambiaria ya que genera una distorsión en las liquidaciones del comercio exterior.

Caprarulo, director de la consultora Analytica, sostuvo que la meta de reservas “en principio es posible, por los ingresos de organismos multilaterales”. Recordó que, según Guzmán, el Fondo Monetario devolverá los u$s4.400 millones que se pagaron por vencimientos de capital entre septiembre y enero últimos. Aunque su contabilización en la meta no está 100% confirmada. “Si a eso sumamos casi un punto del PBI extra de financiamiento que se anunció de otros organismos como el BID y el Banco Mundial, parece un objetivo realizable. Obviamente considerando que el cepo cambiario se mantiene”, agregó el economista.

Por su parte, Collante, economista de Cesur, señaló a la brecha cambiaria y al tipo de cambio oficial como puntos clave: “Es probable que se puedan acumular esas reservas. Para ello es necesario bajar la brecha, lo que se podrá hacer si se logra el acuerdo y, además, se logra que el tipo de cambio oficial se vuelva competitivo. De todas formas, aún falta la letra chica del acuerdo con detalles que tienen impacto significativo. Como que te devuelvan los DEG y eso contarlo como reservas líquidas o activar una parte del swap. Otra situación es que acumules el monto acordado comprando el superávit comercial, que a pesar de que este año fue muy alto, no se pudo comprar nada”.

Ambos analistas remarcaron a la brecha cambiaria como elemento de distorsión entre el superávit comercial y las reservas netas que pudo acumular el BCRA el año pasado. El superávit fue por un total de u$s14.750 millones, mientras que el incremento de reservas fue de u$s275 millones.

“La brecha cambiaria entre el dólar oficial y los dólares alternativos es de tal magnitud que distorsiona los resultados del comercio exterior, su liquidación y los dólares que realmente ingresan al balance del BCRA. En este sentido, a pesar de haber tenido los dos años anteriores superávits importantes, no se vieron reflejados en las reservas. Por otra parte, para acumular reservas es necesario tener un tipo de cambio competitivo. En 2021 la inflación estuvo mucho más arriba que el tipo de cambio y eso hace que se pierda competitividad”, dijo Collante.

Asimismo, Caprarulo sostuvo: “La clave es empezar a desarmar incentivos a dolarizarse, por ejemplo, importando más allá de lo que se necesita para los actuales niveles de producción. La solución es fácil, bajar la brecha cambiaria, despejar expectativas de un salto devaluatorio y reducir la inflación. Hacerlo es bastante más complejo y va a llevar tiempo, pero es un camino que hay que recorrer”.

En relación a la posibilidad del Gobierno de sostener el tipo de cambio real, los analistas dieron distintas respuestas. Caprarulo planteó que es factible, aunque aclaró que “la pregunta es cuáles son los costos”. En este sentido, agregó: “Mientras el gobierno logre firmar lo antes posible el acuerdo con el FMI e ingresen dólares financieros para obras de infraestructura de otros organismos va a poder sortear mejor las presiones sobre el tipo de cambio. Pero eso es solo el inicio del camino. Después, la política monetaria, fiscal y de ingresos tienen que acompañar para que las expectativas empiecen a revertirse. Aún estamos en un escenario muy complejo propio de una crisis de deuda externa que lleva ya cuatro años y que siempre estuvo acompañada por tasas elevadas de inflación y pobreza”.

Por su parte, Collante remarcó que el nivel de reservas netas es nulo y que “por eso siguen aumentando el cepo a los importadores”. Por eso consideró “difícil” que se mantenga estable el dólar en términos reales. Y concluyó: “Por el lado de la acumulación, también hay que tener en cuenta la estacionalidad, ya que los meses del segundo trimestre son más fuertes por la liquidación de los dólares del agro, que es lo que mayores divisas le da al país. Ahí el BCRA puede tener una posición compradora, pero casi siempre se revierte en el segundo semestre”.