FMI: la meta de reservas es alcanzable pero hay desafíos cambiarios, según analistas


Por Carolina Paparatto

La acumulación de reservas es un tema central en el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional, en el que se acordó una meta de u$s5.000 millones que el Banco Central tendrá que acumular en 2022. Una posibilidad, aún en negociación de cara a la letra chica del programa, es que buena parte de esas divisas provenga del reintegro de los Derechos Especiales de Giro (DEG) utilizados para pagar los vencimientos de capital al propio FMI ya que refinanciarán completos los casi u$s45.000 millones del préstamo de 2018. El Gobierno busca que esos DEG sean contemplados dentro del objetivo, como le adelantó este diario el presidente del BCRA, Miguel Pesce.

Ámbito consultó a distintos analistas las posibilidades de cumplimiento de dicha meta y su impacto en la situación cambiaria. Claudio Caprarulo y Amílcar Collante coincidieron en que es posible acumular los u$s5.000 millones de reservas acordados gracias a los desembolsos de los organismos multilaterales. Sin embargo, mencionaron que para que el superávit comercial se vea reflejado en las reservas es necesario achicar la brecha cambiaria ya que genera una distorsión en las liquidaciones del comercio exterior.

Caprarulo, director de la consultora Analytica, sostuvo que la meta de reservas “en principio es posible, por los ingresos de organismos multilaterales”. Recordó que, según Guzmán, el Fondo Monetario devolverá los u$s4.400 millones que se pagaron por vencimientos de capital entre septiembre y enero últimos. Aunque su contabilización en la meta no está 100% confirmada. “Si a eso sumamos casi un punto del PBI extra de financiamiento que se anunció de otros organismos como el BID y el Banco Mundial, parece un objetivo realizable. Obviamente considerando que el cepo cambiario se mantiene”, agregó el economista.

Por su parte, Collante, economista de Cesur, señaló a la brecha cambiaria y al tipo de cambio oficial como puntos clave: “Es probable que se puedan acumular esas reservas. Para ello es necesario bajar la brecha, lo que se podrá hacer si se logra el acuerdo y, además, se logra que el tipo de cambio oficial se vuelva competitivo. De todas formas, aún falta la letra chica del acuerdo con detalles que tienen impacto significativo. Como que te devuelvan los DEG y eso contarlo como reservas líquidas o activar una parte del swap. Otra situación es que acumules el monto acordado comprando el superávit comercial, que a pesar de que este año fue muy alto, no se pudo comprar nada”.

Ambos analistas remarcaron a la brecha cambiaria como elemento de distorsión entre el superávit comercial y las reservas netas que pudo acumular el BCRA el año pasado. El superávit fue por un total de u$s14.750 millones, mientras que el incremento de reservas fue de u$s275 millones.

“La brecha cambiaria entre el dólar oficial y los dólares alternativos es de tal magnitud que distorsiona los resultados del comercio exterior, su liquidación y los dólares que realmente ingresan al balance del BCRA. En este sentido, a pesar de haber tenido los dos años anteriores superávits importantes, no se vieron reflejados en las reservas. Por otra parte, para acumular reservas es necesario tener un tipo de cambio competitivo. En 2021 la inflación estuvo mucho más arriba que el tipo de cambio y eso hace que se pierda competitividad”, dijo Collante.

Asimismo, Caprarulo sostuvo: “La clave es empezar a desarmar incentivos a dolarizarse, por ejemplo, importando más allá de lo que se necesita para los actuales niveles de producción. La solución es fácil, bajar la brecha cambiaria, despejar expectativas de un salto devaluatorio y reducir la inflación. Hacerlo es bastante más complejo y va a llevar tiempo, pero es un camino que hay que recorrer”.

En relación a la posibilidad del Gobierno de sostener el tipo de cambio real, los analistas dieron distintas respuestas. Caprarulo planteó que es factible, aunque aclaró que “la pregunta es cuáles son los costos”. En este sentido, agregó: “Mientras el gobierno logre firmar lo antes posible el acuerdo con el FMI e ingresen dólares financieros para obras de infraestructura de otros organismos va a poder sortear mejor las presiones sobre el tipo de cambio. Pero eso es solo el inicio del camino. Después, la política monetaria, fiscal y de ingresos tienen que acompañar para que las expectativas empiecen a revertirse. Aún estamos en un escenario muy complejo propio de una crisis de deuda externa que lleva ya cuatro años y que siempre estuvo acompañada por tasas elevadas de inflación y pobreza”.

Por su parte, Collante remarcó que el nivel de reservas netas es nulo y que “por eso siguen aumentando el cepo a los importadores”. Por eso consideró “difícil” que se mantenga estable el dólar en términos reales. Y concluyó: “Por el lado de la acumulación, también hay que tener en cuenta la estacionalidad, ya que los meses del segundo trimestre son más fuertes por la liquidación de los dólares del agro, que es lo que mayores divisas le da al país. Ahí el BCRA puede tener una posición compradora, pero casi siempre se revierte en el segundo semestre”.