Ricardo Delgado: «Hay condiciones para no terminar en una nueva crisis»


El economista analizó en Modo Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9) las diferencias entre las perspectivas económicas del cristinismo y el albertismo. Mirá la entrevista completa.

El economista Ricardo Delgado analizó en Modo Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9) las diferencias entre las perspectivas económicas del cristinismo y el albertismo.

¿Creés que el ministro de Economía está en su otoño? ¿O sigue en su primavera?

Me parece que más allá de la discusión acerca de la continuidad o no de un ministro de Economía, hay una clara división de aguas entre la visión del cristinismo y el albertismo en materia económica y política.

Me da la impresión de que el cristinismo tiene en materia económica, en el qué hacer con los conflictos macroeconómicos que vivimos, una visión que rememora su pasado en el Gobierno, condiciones que hoy no existen, salvo los precios internacionales que son parecidos a los de 2012, todo el resto de las condiciones, ni las reservas, ni la inflación ni la situación fiscal o monetaria permiten esa remembranza. La nostalgia no es una buena receta para gestionar las políticas públicas.

En el sentido, ¿tu perspectiva es que la que tiene una mirada errada de la economía es la vicepresidenta y el sector que la acompaña y, no el Presidente y el ministro de Economía?

Tengo muchas diferencias acerca de cómo se gestionó el actual acuerdo económico, me refiero a las condiciones de la macro. Para poder hacer una política expansiva a la 2008-2015, se quedó sin reservas, recordemos que en ese período se perdieron 45 mil millones de dólares de reservas, el Banco Central se quedó prácticamente sin divisas al final del mandato de Cristina. Por entonces, la inflación rondó entre el 15 y el 25%, con el que terminó su segundo mandato la vicepresidenta y los salarios reales pudieron subir muchísimo en esas condiciones porque estaban dadas esas condiciones de financiamiento y se había heredado los famosos superávit gemelos que habían armado entre Kirchner y Lavagna en el mandato de Néstor Kirchner.

En las grandes devaluaciones de 2018-2019, después de la aceleración inflacionaria y de quedarse sin reservas, y por supuesto la deuda pública con el FMI y los privados, todas esas condiciones hacen que hoy la política económica no pueda ser esa. Soy crítico acerca de cómo se gestiona hoy la política económica, pero no tenemos que pensar que se pueda volver a la que se tuvo en los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner.

Uno puede suponer que el cristinismo sea consciente de que es imposible reeditar las condiciones de posibilidad de la segunda presidencia y más aún de la primera, de Cristina, que la economía va por mal camino y que en 2923 la situación va a estar peor, la inflación será mayor y también el desencanto de la sociedad. El otro punto es si creés, como el cristinismo, que la economía va a llegar a fin del año próximo en mucho peores condiciones que hoy y, como piensan Martín Guzmán y Alberto Fernández, que la inflación va a ir decreciendo, manteniendo el viento de cola, con un crecimiento medianamente importante, en un contexto de menor malestar de la sociedad hacia el oficialismo. ¿Cuál de los dos imaginás?

Tenemos una hoja de ruta, un mapa que es el acuerdo con el Fondo que hemos fijado metas trimestrales fiscales, monetarias y de acumulación de reservas y un sendero de tipo de cambio, de tarifas y de tasas de interés. El Gobierno tiene que hacer una política de contención de daños, le quedan menos de 600 días para terminar su mandato y tiene que tratar de evitar una nueva crisis que se puede potenciar a partir de esta fractura política tan expuesta entre el cristinismo y el Presidente. La gran paradoja es queel cristinismo puede estar ayudando a que esa crisis sea una suerte de profecía autocumplida, que sean ellos mismos los que aceleren la dinámica.

Se puede evitar la crisis y su consecuencia política, que esa fractura se siga abriendo, que ese abismo se siga ampliando. El acuerdo con el Fondo ayuda porque si el Gobierno explicita que quiere, que asume el compromiso que firmó y que las metas fiscales, monetarias y de acumulación de reservas las va a intentar cumplir, explicitando conversaciones con el mismo Fondo. Hay condiciones para no terminar en una nueva crisis. 

Ricardo Delgado: «Es muy probable que tengamos 10 puntos más de inflación este año»


El economista habló en Radio Perfil sobre el estancamiento de la economía y de su productividad. Además, planteó cuál será el porcentaje de inflación.

El economista Ricardo Delgado fue entrevistado por Jorge Fontevecchia para Radio Perfil, y analizó la actualidad de la situación económica en Argentina, y el panorama que puede presentar con las próximas elecciones.

F: Quiero hacerle una pregunta recurrente que vengo haciendo a distintos economistas y actores políticos, que tiene que ver con el escenario electoral en materia económica, partiendo de la repetida explicación de que las controversias internas en el Frente de Todos se dan porque hay dos diagnósticos diferentes: los que creen que la situación va a ir mejorando, y los sectores más radicalizados del kirchnerismo que piensan que se va a llegar peor y que las posibilidad electorales del Frente son bajas. ¿Cómo ve el escenario económico para los próximos catorce meses?

D: Pensar catorce meses en la economía de Argentina es pensar a largo plazo, así que vamos a tratar de plantear un escenario más cercano: por un lado, está la parte coyuntural, que tiene que ver con un panorama internacional todavía incierto, actuando muy fuerte sobre los precios de la commodities, y eso tiene un impacto obvio en el corto plazo de nuestrainflación, y por ese efecto es muy probable que tengamos 10 puntos más de inflación para este añoentre 50 y 60 por ciento para ponerlo en números redondos. Por otro lado, hay que ver cómo puede impactar esto en términos de mejora en la balanza comercial, por la posibilidad de generar dólares comerciales y las exportaciones que, según nuestros cálculos, Argentina estaría en condiciones de generar este año alrededor de cinco mil millones de dólares más de saldo comercial, y eso podría fortalecer las reservas del Banco Central y aliviaría en estos meses la posibilidad de hacerse de dólares para poder importar y producir en Argentina y no detener el proceso de crecimiento. Dicho esto, venimos de un estancamiento de la economía argentina y de su productividad, porque son los mismos de hace una década atrás, y eso limita e impide mucho la posibilidad de crecer, mientras la inflación corta la posibilidad de consumo.

F: Desde el punto de vista electoral, usted cree que el gobierno va a llegar entonces con un país que va a tener una inflación alta, sin explosión, y con cierto grado de crecimiento. ¿Ese es un escenario electoral más cercano a la visión del ministro de Economía, Marín Guzmán, que de la vicepresidente, Cristina Kirchner?

D: Venimos de dos explosiones importantes en 2018 y 2019, luego el cepo que también restringe posibilidades de una corrida bancaria detrás y, claramente, la posibilidad de ese escenario de aletargamiento económico de cara a las elecciones, a mi juicio, es el más probable. Por supuesto, con niveles de inflación muy complejos que dificultan las posibilidades para la elección.

Alberto Fernández y Martín Guzmán

F: Usted dice que por la guerra entre Rusia y Ucrania se puede agregar un 10% de inflación para Argentina, un aumento en el precio de las importaciones de energía, ahora, desde el punto de vista estructural, ¿Cree que el aumento de los precios de las commodities, cuando termine la guerra, van a bajar o se van a quedar en precios más altos? ¿Y eso termina siendo más beneficioso o perjudicial en el mediano plazo?

D: Siempre un mundo en donde el precio de las commodities están altos favorece a la Argentina. Después de la salida de la convertibilidad, tuvimos un primer gran ciclo de commodities, que alentó fuertemente el crecimiento, después de una dramática caída ente 2001 y 2002. Dicho esto, me da la impresión que, probablemente, cuando se resuelva la situación bélica, y ojalá que sea pronto, haya cierta desaceleración de los niveles de los precios de commodities, pero no veo niveles de precios como los que tuvimos entre 2016, 2017 y 2018. Me da la impresión que este escenario le da chances a una economía como la nuestra para tener un saldo comercial importante. Pero hay otro problema, y es cuál es el nivel de dólares necesario para poder sostener procesos medianamente estables de crecimiento.

F: Imaginemos que en ese contexto que usted plantea del año próximo, sin estallido, pero tampoco muy alentador, gana la oposición y tiene que gobernar a partir del 2023. Cuando usted escucha las diferencias entre Gerardo Morales y Martín Tetaz, y lo mismo pasa entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, ¿Cómo se imagina que podría ser un programa económico de Juntos por el Cambio unificado en materia económica?

D: Mi primera reflexión es que, gane quien gane las próximas elecciones, se va a necesitar un gran acuerdo de puntos básicos, porque vamos a tener que sentarnos de nuevo con el Fondo Monetario Internacional a revisar las metas, tenemos que discutir con los bonistas privados, el Fondo va a seguir siendo gran protagonista de la economía en Argentina, y el estancamiento de la productividad impide hoy que se pueda sostener un proceso de crecimiento más estable. Dicho esto, creo que los problemas económicos se resuelven desde la política e incluyendo al sector privado, sin soluciones mágicas, como cerrar el Banco Central, porque los problemas son muy complejos y están entrelazados, y van más allá de quién gane en el 2023.

Por culpa de la inflación, el consumo no puede volar


El Gobierno sostiene que el mercado interno traccionará este año la economía; sin embargo, algunas consultoras advirtieron que la falta de plata en los bolsillos y la suba de las tarifas pulverizarán la posibilidad de comprar.

Por Fabián Quintá

El discurso oficial apunta a que hay que aumentar las exportaciones para conseguir dólares, a la vez que se fortalezca el mercado interno, no solo para el bienestar de los argentinos, sino también como una “plataforma” de lanzamiento de las empresas para luego salir al exterior.

Una inflación en alza como la que se está vislumbrando para este año pone en jaque las metas de recuperación del consumo y también pulveriza el salario. Esas son las proyecciones de algunas consultoras privadas que relevó PERFIL. Justamente esta semana, cuando se supo que los salarios del sector público y privado alcanzaron el año pasado un aumento promedio del 53,4%, por encima de la inflación del 50,9%, según el Indec.

Más allá del optimismo oficial, varias consultoras privadas ya han anticipado que este año, el consumo interno no será uno de los motores del crecimiento de la economía debido a la precariedad laboral, que hace que los ingresos de los trabajadores “en negro” crezcan menos que la inflación, que para este año se estima en 55%, y la suba de tarifas, que restará dinero para otros consumos.

A estos factores, se suman los incentivos que siempre se disponen los años electorales y que en 2021 fuera bautizado como el “Plan Platita”. Un informe de la consultora Analytica hizo punta al afirmar que “la recuperación del nivel de actividad por sí sola no garantiza un mayor consumo. El deterioro de la masa salarial y del crédito responde a causas estructurales que la pandemia profundizó. Y su resolución requiere mucho más que medidas de estímulo al consumo”.

La casa de estudios que dirige Ricardo Delgado explicó que existe “una clara restricción crediticia. Los préstamos al consumo se ubican, a valores constantes, en el nivel de agosto de 2019, similar al promedio de 2010”. Otro impedimento “es la elevada volatilidad nominal, que limita la voluntad y capacidad de los bancos de expandir los préstamos a las personas”.

A su vez, “dada la elevada informalidad de la economía, se profundiza la tendencia a que la masa salarial sea el principal determinante del consumo. El mercado de trabajo se recupera; sin embargo, su calidad, principalmente dentro del espectro informal, es baja, con menos horas trabajadas y caída del salario real”, agregó.  

Incluso, “las pérdidas de ingresos reales se dan principalmente en los no registrados y cuentapropistas no profesionales. Y hoy la recuperación del empleo supone un reemplazo de asalariados no registrados por cuentapropistas”. “Lo que sí cambió con la pandemia fueron los patrones de consumo. Los argentinos consumen más variedad de productos, pero por menos valor”, advirtió Analytica.

De manera coincidente, otra consultora, Abeceb, advirtió que “con una perspectiva de ingresos laborales estable para este año y sin impulso por el lado fiscal, el consumo seguirá evolucionando a un ritmo bajo, del 4%, perdiendo potencia a medida que termine el verano, disminuya el ingreso disponible con el aumento de las tarifas y continúe el empobrecimiento de la clase media, con familias endeudadas y con mayores dificultades para aprovechar los beneficios de programas como Ahora 12”. La casa de estudios del ex ministro Dante Sica apuntó que “la confianza del consumidor se mantiene en un estado de letargo”. La percepción de que es un buen momento de comprar durables, como refugio de valor por el impacto de la brecha y la existencia de programas de financiamiento subsidiado, “se compensa con una mirada negativa del entorno macroeconómico y de la situación personal, donde además el futuro se deteriora más rápido que el presente”.

“Los resultados relativamente buenos para el consumo que se registraron en la última parte de 2021 no se repetirán en 2022, con excepción de algunos mercados puntuales como el automotor y el de electrodomésticos” ya que este año “no se contará con los anabólicos propios de un año electoral ni espacio fiscal, y además habrá menos ingresos disponibles por la necesidad de ajustar tarifas”.

Para Abeceb, los ingresos no podrán apuntalar el consumo por tres motivos centrales: a) El aumento del endeudamiento de las familias implica rendimientos decrecientes de programas como Ahora 12, que se renovó con menos plazo, en medio de discusiones acerca de la flexibilidad de las tarjetas para extender los límites de compra y reclamos por parte de los bancos en un entorno regulado de tasas. b) La necesidad de dar señales para moderar los registros inflacionarios va a estar presente en las negociaciones salariales. c) El empleo, luego de reacomodarse a la pandemia en 2021, aportará pocos puntos a los ingresos de las familias.

En este marco, “el poder de compra apenas acompañará a la inflación. Estará un 4% por debajo de 2019 en términos agregados y un 16% debajo de 2017”, adelantó la consultora.