Peleas históricas entre presidentes y vicepresidentes en la Argentina: ¿siempre generan una crisis económica?


Cuáles son las consecuencias de las disputas entre diferentes fórmulas desde comienzos de ese siglo. La mirada de analistas económicos, políticos e historiadores

Por Martín Kanenguiser

¿Mucho, poquito o nada? La creciente disputa de poder entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner parece complicar aún más el panorama económico, a diferencia de otras peleas entre presidentes y vicepresidentes del pasado reciente.

Así lo destacaron en diálogo con Infobae expertos económicos, políticos y en historia, que analizaron las circunstancias y consecuencias de la pelea actual, frente a los conflictos registrados entre Fernando De la Rúa y Carlos Álvarez (2000-2001), Néstor Kirchner y Daniel Scioli (2003-2007) y Cristina Kirchner y Julio Cobos (2007-2011), para no ir más atrás.

Para los expertos, no hay una causalidad directa entre las disputas y la crisis económica, aunque sí se puede afirmar lo contrario: en un contexto de solidez macro, las discusiones políticas han pasado a un segundo plano, mientras que durante una crisis cobran mucha relevancia.

En un contexto de solidez macro, las discusiones políticas han pasado a un segundo plano, mientras que durante una crisis cobran mucha relevancia

Sergio Berensztein consideró que “desde la Alianza hay presidencialismos de coalición, que a veces generan conflictos por el liderazgos del presidente, a veces del vice y a veces de los partidos de la coalición, como sucedió durante el gobierno de Mauricio Macri”.Carlos Chacho Alvarez y Fernando De la RúaCarlos Chacho Alvarez y Fernando De la Rúa

“La pelea ahora es más inusual porque Alberto no tenía poder real y la asimetría con Cristina es notable. En los otros casos, Cobos tenía cierto apoyo, Scioli era el delfín de Duhalde que venía del PJ tradicional y urbano, y Chacho representaba a un ala muy importante del progresismo, con gran capacidad de comunicación”, recordó Berensztein.

“Si se observa en perspectiva, con fundamentos sólidos estas peleas no siempre derivan en crisis económicas; de hecho a Scioli no lo dejaron hacer nada y, más aún, pese a la pelea con Néstor luego les sirvió para ganar la provincia de Buenos Aires”, recordó.

En la medida en que los partidos sigan siendo incapaces de juntar mayorías electorales, seguirán las coaliciones y, por lo tanto, los conflictos (Berensztein)

“En la medida en que los partidos sigan siendo incapaces de juntar mayorías electorales, seguirán las coaliciones y, por lo tanto, los conflictos; pero estos no son un factor decisivo para la economía si hay fundamentos sólidos.”, sentenció Berensztein.

Ruido financiero

Por su parte, la economista María Castiglioni, socia de C&T, expresó que “sin duda es uno de los factores que está generando más ruido financiero, también por los antecedentes de Argentina. Y sobre todo, porque incluso ahora, con este nivel de tensión pero sin ruptura, muchas medidas comprometidas en el acuerdo con el FMI y otras decisiones que se requerirían para bajar el déficit fiscal y mejorar la dinámica, no se están tomando; el Gobierno sigue paralizado”.La evolución de la inflación
Fuente: Analytica en base a datos oficialesLa evolución de la inflación Fuente: Analytica en base a datos oficiales

Además, afirmó Castiglioni, “esta pelea va erosionando en forma creciente la autoridad del presidente, que ya venía complicado, por lo que cuando tomas medidas ‘poco simpáticas’, solo paga los costos, al no lograr mejorar las expectativas”.

Si esto fuera a empeorar, sin duda veríamos una agudización de la presión en los mercados, básicamente con un Banco Central que no logra sumar reservas (Castiglioni)

“Si esto fuera a empeorar, sin duda veríamos una agudización de la presión en los mercados, básicamente con un Banco Central que no logra sumar reservas, presión en los tipos de cambio alternativos, más inflación y el ingrediente político y social más negativo”, observó la economista.

Más aún, esto se reflejaría en “el nivel de actividad, donde se observa que a nivel mensual se encuentra estancado o cayendo por la falta de energía y controles de importaciones. Todo esto se acentuaría, afectado también por la mayor inflación”, agregó.Nestor Kirchner y Daniel ScioliNestor Kirchner y Daniel Scioli

De inmediato, aclaró la economista: “No vemos a Cristina dejando el gobierno del todo, básicamente porque los sectores que responden a ella tienen mucho poder y ‘cajas’; esta dualidad de ser gobierno y oposición complican a un Presidente que arrancó mal, al ser nombrado por Cristina y quien tenía la mayor cantidad de votos”.

Si ella no se va, entonces estas tensiones seguirán haciendo del escenario macro y político algo muy inestable”, consideró Castiglioni.

En este sentido, Ricardo Delgado, fundadorde Analytica, dijo que tanto las peleas entre presidentes y vices, como entre presidentes y ministros de Economía fuertes, no tienen por qué derivar en una crisis profunda. Citó el caso de Carlos Menem cuando desplazó a Domingo Cavallo en 1996 y a Néstor Kirchner cuando tomó una decisión similar con Roberto Lavagna en 2005, dado que en ambos casos no se interrumpió el proceso de crecimiento económico ni quedó afectado el proyecto de poder.Evolución de la pobreza
Fuente: AnalyticaEvolución de la pobreza Fuente: Analytica

Y, entre las fórmulas presidenciales, recordó Delgado que en el caso de Cristina versus Cobos, “luego de la zozobra inicial por la 125 y la crisis internacional, el gobierno salió fortalecido y logró crecer y la presidente ganó la reelección con el 54% en 2011″, tras el importante repunte de la imagen presidencial luego del fallecimiento de Néstor Kirchner.

De todos modos, aclaró el director de Analytica: “Esta situación actual es diferente a cualquier otra: la potencia de Cristina es mayor a la de cualquier otro vice o ministro de los mencionados. Además, la situación económica actual, sobre todo en términos de expectativas de devaluación e inflación, hace más complejo el cuadro”.

La situación económica actual, sobre todo en términos de expectativas de devaluación e inflación, hace más complejo el cuadro (Delgado)

Hay una suerte de Cristina en el país de las maravillas, que imagina o añora un modelo como el de su primer mandato, donde tenías superávits heredados de Néstor, precios internacionales altos, pero una tasa de inflación que promedió el 15-20 por ciento anual. Pensar en reeditar ese cuadro es una fantasía total”, destacó Ricardo Delgado.

Para el economista, la vicepresidente tiene un error de diagnóstico cuando critica cuestiones cruciales como las razones del bimonetarismo. “Ella imagina que hay un fetichismo con el dólar y no por la inflación que pulveriza tu moneda”, sentenció.

Por su parte, la consultora política Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, sostuvo que “hay una correlación que no es tan lineal entre conflictos políticos y crisis económicas, pero cuando la gente ve estos problemas empieza a perder confianza, porque se ve que quien lo puso al Presidente no confía en él”.Cristina Kirchner y Julio CobosCristina Kirchner y Julio Cobos

“El Presidente creció en imagen cuando tomó las decisiones de la pandemia solo; luego cuando ella aparece, cae. Hoy tenemos a la inflación como principal preocupación de la sociedad y con dos recetas diferentes para encararla dentro del gobierno; esto genera problemas económicos, que no vengan inversiones y que la gente se stockee por demás por el aumento de precios porque no hay valor de referencia”, observó Fornoni.

La parálisis de la política económica actual tiene una primera consecuencia, ya que vamos rumbo a un incumplimiento de la meta del FMI (Sigaut Gravina)

Por su parte, el economista Lorenzo Sigaut Gravina de Equilibra afirmó que “la parálisis de la política económica actual tiene una primera consecuencia, ya que vamos rumbo a un incumplimiento de la meta del FMI, porque la guerra trastocó todo y deberían poder implementar medidas para a cumplir las metas, más allá del aumento de tarifas”.Evolución del PBI
Fuente: AnalyticaEvolución del PBI Fuente: Analytica

“Con parálisis de la política económica vas a incumplir con el FMI, con este nivel de descoordinación todas las variables nominales se aceleran y por eso en vez de un 50 por ciento de inflación estamos pensando en un 70 por ciento”, resaltó el economista.

Todo esto, acotó Sigaut Gravina, “nos lleva no solo a un escenario de estanflación en el mejor de los casos si no también con mayor incertidumbre y mayor riesgo cambiario, lo que se traduce en en el corto plazo en mayor presión en la brecha y sobre el riesgo país”.

¿Más equilibrio?

En cambio, el consultor político Lucio Guberman consideró que la disputa en el Gobierno no es negativa para la gestión del presidente. “Creo que, a diferencia de los anteriores conflictos, esta disputa estabiliza la gestión de gobierno, la equilibra: Alberto es un presidente con un volumen de toma de decisiones muy bajo y, en buena medida, el conflicto con el kirchnerismo lo lleva a acelerarlas”.

Creo que, a diferencia de los anteriores conflictos, esta disputa estabiliza la gestión de gobierno, la equilibra (Guberman)

Es curioso que algunos sectores del kirchnerismo esperaran algo diferente de Alberto, cuando Cristina lo eligió para acercarse a posiciones moderadas y a un círculo al que ella ya no llegaba”, observó.

“La pelea le da cierta estabilidad al Gobierno, no caos”, sentenció el consultor asociado a ECO GO. Además, destacó que, pese a los fuegos de artificio, “sin el aval de Cristina, no habría acuerdo del FMI”.

“La lógica del peronismo es mantenerse en el poder. Y en esa lógica no firmar el acuerdo con el FMI no era una opción. Ya pasó cuando en 2020 se fue el dólar a $200 y en un solo movimiento Cristina logró que el dólar bajara”, concluyó.El presidente Roberto Marcelino Ortiz y su vice Ramón CastilloEl presidente Roberto Marcelino Ortiz y su vice Ramón Castillo

Un viejo antecedente

Claro que, si se buscan conflictos, es posible rebobinar la historia hasta 1938, cuando asumieron Roberto Marcelino Ortiz y Ramón Castillo. La historiadora de la UTDT Camila Perochena, , quien publicó recientemente el libro “Cristina y la Historia”, señaló que “aquella época se puede comparar bastante más que otras al conflicto actual, porque la década del 30 fue de coalicionesen aquel caso, entre los radicales antipersonalistas y los conservadores”

“En esa coalición hubo tensiones permanentes acerca de cómo gobernar, que se mantuvieron hasta que Ortiz se enfermó y Castillo movió todas las fichas para hacerse con el poder, al desplazar al gabinete y constituir una comisión de Salud en el Congreso que hizo un seguimiento de la salud del presidente, para eventualmente, si Ortiz quería retomar el poder, declararle el juicio político por invalidez”, contóla doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires.

La institución de la vicepresidencia es un híbrido, porque no es completamente ni del Poder Ejecutivo ni el Legislativo, así que puede o no representar ningún conflicto (Perochena)

“La institución de la vicepresidencia es un híbrido, porque no es completamente ni del Poder Ejecutivo ni el Legislativo, así que puede o no representar ningún conflicto o ser potencialmente muy complicado para el presidente”, afirmó Perochena.

La historia, queda claro, no se repite en forma exacta, aunque a veces el debate público en la Argentina se asemeje demasiado a un reloj que nunca avanza.

¿Billetes más grandes o quita de ceros?: qué necesita la Argentina para facilitar las transacciones


En las últimas semanas se presentaron proyectos de ley para que el BCRA emita papel-moneda de $5.000 y hasta de $10.000. Cuáles son las razones económicas y qué opinan los especialistas

Por Sol Narosky

A raíz del crecimiento sostenido del dinero electrónico, con la expansión de las billeteras digitales, ¿qué necesita más la Argentina en este momento para facilitar las transacciones: sacar billetes de mayor denominación -no sólo de $5.000, sino incluso de $10.000 (que aún estaría por debajo de USD 100 al cambio oficial)- o quitarle ceros a la moneda?

La diputada nacional Ana Carla Carrizo, de Evolución Radical, volvió a presentar el último 18 de marzo un proyecto de ley para que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) emita billetes de $5.000. La primera presentación fue en mayo del 2020.

Según explicó a Infobae la autora del proyecto, la iniciativa tiene un doble objetivo. El primero es económico: “Reducir los costos de emisión en ArgentinaEl billete de mayor denominación, que es el de $1.000, se desvalorizó enormemente desde su primera emisión a fines de 2017. Con una inflación acumulada de más de 420%, hoy se necesitan cinco billetes para adquirir lo mismo que comprábamos con uno en 2017″.

El billete de mayor denominación, que es el de $1.000, se desvalorizó enormemente desde su primera emisión a fines de 2017 (Carrizo)

Y agregó: “La segunda razón es política. Cada vez que se decide emitir un nuevo billete comienza un debate en la Argentina sobre las figuras, que genera una nueva grieta. Queremos cambiar esa práctica desde el Congreso y por eso elegimos las figuras de Cecilia Grierson y Bernardo Houssay para tomar lo que nos identifica del pasado, y reivindicar lo mejor del presente, la ciencia y la paridad en democracia”.

A su vez, diputados de Juntos por el Cambio presentaron en febrero un proyecto para emitir billetes de $2.000, $5.000 y $10.000 con el argumento de que “generará un ahorro a las arcas públicas dado el elevado costo de emisión”. La propuesta fue redactada por el diputado radical Ricardo Buryaile y está firmada por Fabio Quetglas, Paula Omodeo, Laura Castets, Roberto Sánchez, Gabriela Lena, Rubén Manzi, Pablo Torello, Marcos Carasso, Víctor Romero, Gerardo Cipolini, Jorge Vara, Francisco Monti y Martín Arjol.

Sin embargo, según pudo saber Infobaeactualmente no está en la agenda del BCRA emitir un billete de mayor denominación.

La opinión de los expertos

En diálogo con este medio, cuatro especialistas compartieron su perspectiva respecto de si la Argentina necesita billetes con mayor denominación o la quita de ceros para facilitar las transacciones.

Gabriel Caamaño, director de Ledesma, sostuvo que “el desagio, que es sacarle ceros y es cambiar la moneda, implica y es otra cosa… genera cambios informáticos y demás. Lo más fácil es emitir billetes de mayor denominación”. En ese marco, señaló que la razón para emitir billetes de mayor denominación es reducir los costos transaccionales, vinculados al manejo del billete. Obviamente, aclaró, cuando hay más dinero electrónico, esos costos también se van reduciendo. Pero igualmente, deslizó, sigue habiendo un montón de situaciones y razones por las que la gente usa efectivo.

“Cuánto más billetes tenés que mover para respaldar la cantidad de poder adquisitivo de los pesos eso es más caro, esa es la razón para emitir billetes de mayor denominación. Reducir los costos transaccionales tanto de las personas como del sistema financiero para mantenerse ambos provisionados de una cantidad eficiente de efectivo”, aseveró el economista. Y subrayó: “Sería raro largar un desagio sin un plan de estabilización. Tendría que ser parte de otra cosa, solo no tiene sentido. En cambio, emitir billetes de mayor denominación sin un plan de estabilización no sería raro”.

Claudio Caprarulo, director de Analytica Consultora, consideró por su parte que hoy en día tenemos una ventaja -producto de los resultados que se dieron en la pandemia- de una mayor digitalización en los medios de pagos. “Aumentó mucho la digitalización de los pagos y eso quita un poco de presión en esta idea de imprimir billetes de mayor denominación”."Aumentó mucho la digitalización de los pagos y eso quita un poco de presión en esta idea de imprimir billetes de mayor denominación”, dijo Claudio Caprarulo (Adrián Escandar).«Aumentó mucho la digitalización de los pagos y eso quita un poco de presión en esta idea de imprimir billetes de mayor denominación”, dijo Claudio Caprarulo (Adrián Escandar).

Sin embargo, remarcó el economistas que ninguno de los dos caminos se puede hacer de una manera aislada: “Hay que hacerlo dentro de un plan de estabilización o por lo menos dentro de tu política antiinflacionaria para los próximos meses. No va a ser un dato menor. Hacerlo por fuera de ese contexto, no va a terminar resolviendo demasiado las cosas”.

Por un lado, el experto advirtió que cuando hay billetes de mayor denominación de alguna manera esto facilita todo lo que es el mercado en negro, la informalidad.Aunque, por el otro, reconoció que igualmente “es muy ineficiente” mantenerlos como están. “No es la mejor medida para combatir la informalidad que uno deje billetes de baja denominación cuando hay un proceso de inflación alto”.

Para Sebastián Menescaldi, director de la consultora Eco Go, dada la economía informal que tiene el país, “claramente” se necesitan billetes de mayor denominación. Y por el contrario, reflexionó: “No creo que haya que quitarle ningún cero a los billetes hoy porque cada vez que lo hicimos en la historia, implicó un cambio estructural que hoy no lo veo. Es cambiar la moneda y no veo que lo vayan a hacer ahora”.

Una economía que tiene mucha informalidad, necesita mucho de billetes y moneda pese al desarrollo del dinero electrónico”, afirmó. Empero, como desventaja de llevar adelante esta medida, según su visión, esto le facilitaría “el trabajo” a una parte de la economía relacionada con la evasión y lo informal. “Y sumado a esto, también hay algún concepto de que uno está reconociendo que hay más inflación”.

“Una economía que tiene mucha informalidad, necesita mucho de billetes y moneda pese al desarrollo del dinero electrónico” (Menescaldi)

Miguel Boggiano, economista y asesor financiero, hizo hincapié en que “hay que fijarse en el poder adquisitivo: el billete nuestro de $1.000 son USD 5. Antes teníamos un billete que era de USD 100. Hoy hay un problema práctico, no es nuevo. Cuando el kirchnerismo cree que por no hacer billetes de máxima denominación la gente no ve la inflación, es una pavada grande como una casa”. Y a renglón seguido, añadió: “Tienen que facilitar las transacciones. Como estamos hoy, necesitamos mínimo el billete de 10.000 pesos″."Cuando hay billetes de mayor denominación de alguna manera esto facilita todo lo que es el mercado en negro, la informalidad", dijo a Infobae Claudio Caprarulo«Cuando hay billetes de mayor denominación de alguna manera esto facilita todo lo que es el mercado en negro, la informalidad», dijo a Infobae Claudio Caprarulo

Caamaño estimó que el billete de mayor denominación en Argentina tendría que ser de $5.000 y $10.000 como mínimo. “Y ahí seguiríamos con billetes de poco poder adquisitivo en dólares. El de 10.000 serían USD 50 -graficó-. Eso sería lo mínimo indispensable. Igual, mientras no frenes la nominalidad es una carrera que estás destinado a perder”.

“Cuando el kirchnerismo cree que por no hacer billetes de máxima denominación la gente no ve la inflación, es una pavada grande como una casa” (Boggiano)

Por último, según el director de Analytica Consultora, hoy en día no se puede tomar decisiones que afecten directamente a la circulación o demanda de pesos por fuera de un programa consistente para tratar de desinflar la economía. “Mi idea central es que hoy no se puede tomar una medida aislada”, concluyó.

Los números de la grieta: cuáles son los datos económicos que la explican la tensión creciente entre la Casa Rosada y Cristina Kirchner


Un informe que circuló entre los empresarios explica las razones de las diferencias dentro del oficialismo y las opciones de política que restan para recuperar terreno de cara a las próximas elecciones

Por Martín Kanenguiser

¿Cuáles son las cifras que explican la grieta dentro del oficialismo, más allá del condimento político? ¿Hay datos que justifiquen las profundas divisiones dentro del Frente de Todos? Un informe que circuló entre empresarios brinda una respuesta afirmativa y explica cuáles son las (pocas) alternativas que tiene el Gobierno para saldar estas divergencias y, sobre todo, recuperar márgenes en el año y medio de gestión que le queda y en las elecciones de 2023.

El reporte de Analytica observa que “la grieta en la coalición de gobierno es política, pero básicamente esconde abismales diferencias de manejo de la política económica”.

“Existen razones muy concretas que llevan al cristinismo, por su historia, a establecer posiciones antagónicas respecto de la orientación actual de la política económica, que alcanzaron un clímax en la rotunda negativa al acuerdo con el FMI pero que desde el propio inicio de la gestión muestran visiones opuestas en aspectos clave, como el manejo tarifario”, según el equipo de la consultora que dirige Ricardo Delgado.

En este sentido, destaca que“la profunda controversia de visiones se da en tiempos donde la aceleración inflacionaria exige respuestas inmediatas. En particular porque los muy positivos datos de empleo del cuarto trimestre de 2021 conocidos la semana pasada siguen sin lograr revertir los niveles de pobreza”.

La profunda controversia de visiones se da en tiempos donde la aceleración inflacionaria exige respuestas inmediatas

“Aun cuando el desempleo se ubica en mínimos desde 2016 (7%) y la tasa de empleo en máximos (43,6% de la población total), la vulnerabilidad social permanece”, se expresó. En buena medida, porque la recuperación del empleo de calidad en el sector privado resulta muy lenta. En contexto, “aún la región latinoamericana no recuperó los niveles de empleo de 2019, según la OIT”

En términos de pobreza, la última medición mostró una mejora de tres puntos respecto del 40,6% del primer semestre del 2021, pero se prevé que con una inflación que rondará el 60%, rebote nuevamente al 40%, estimó el informe.“De cara a las presidenciales de 2023, no aliviar el cuadro social socavará las chances oficialistas de captar la porción de las clases medias que definen una elección hoy pareja”, destaca el  informe privado (EFE)“De cara a las presidenciales de 2023, no aliviar el cuadro social socavará las chances oficialistas de captar la porción de las clases medias que definen una elección hoy pareja”, destaca el informe privado (EFE)

Una de las explicaciones de este pésimo dato “está en el estancamiento, a un bajo nivel, de los salarios reales desde el tercer trimestre de 2019, como resultado de una productividad también estancada”.

Por otra parte, “se atraviesa un pico histórico de los términos del intercambio, que genera ganancias extraordinarias en el sector exportador y presiona sobre los precios internos, en particular en los alimentos, que en febrero aumentaron 7,5% y para marzo posiblemente ese porcentaje sea un piso”.

Una de las principales razones de la mala situación económica está en el estancamiento de los salarios reales desde el tercer trimestre de 2019, como resultado de una productividad también estancada

Estas condiciones objetivas, según Analytica, “profundizan la grieta en el oficialismo, ya que aparecen las necesidades tanto de redistribuir ingresos como de contener las presiones inflacionarias”, tal como lo expresaron en los últimos días diversos referentes del kirchnerismo, como el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

Claro que, como sostiene Analytica, “en la posibilidad fáctica de hacerlo, con el Fondo de auditor, está el núcleo del conflicto”. “De cara a las presidenciales de 2023, no aliviar el cuadro social socavará las chances oficialistas de captar la porción de las clases medias que definen una elección hoy pareja”, agrega.

En este sentido, se resaltó que “el dilema del cristinismo es que la actual dinámica de crecimiento, generación de empleo y los nuevos términos del intercambio no derrama sobre los indicadores sociales y los instrumentos utilizados para alcanzar esta redistribución en la gestión CFK ya no están disponibles, porque hay un acuerdo con el FMI”. También, porque los stocks que existían en aquel momento se gastaron y no hubo una política fiscal anticíclica que permitiera afrontar crisis como la pandemia o la actual guerra en Europa.

Dada esta situación, “es probable que, al igual que lo sucedido en 2020, haya nuevos retrocesos en la participación del trabajo en el ingreso. Es decir, están dadas las condiciones para que los recursos extraordinarios, dada la necesidad de estabilizar la macro, no puedan ser redistribuidos”. Al respecto, la última medición del Indec sobre distribución del ingreso mostró que el coeficiente de Gini, una medición estandarizada de desigualdad, se redujo en comparación con el cuarto trimestre de 2020.

“La evolución del empleo, los salarios y la productividad en la última década refleja momentos donde los picos de empleo no fueron acompañados por la productividad y el salario”, se aclaró.

En este sentido, “es claro que, a pesar de la fuerte recuperación del empleo en la última parte de 2021, la productividad sigue en niveles mínimos, y estancada desde hace una década: 11% por debajo de 2011-15 y -7% de 2016-19. Esto dificulta la posibilidad de recuperar los salarios reales en contextos como el actual. Como se observa, los salarios siguen a la productividad desde el inicio de la crisis en 2018″.

Las diferencias conceptuales

En este eje, presuntamente, “se abre la diferencia conceptual de la gestión Fernández con el cristinismo.En el segundo gobierno de Cristina Kirchner (2011-2015), los salarios reales crecieron a pesar del estancamiento de la productividad”. Esta mejora se logró “alterando los precios relativos a través de tres mecanismos típicos:

En el segundo gobierno de Cristina Kirchner (2011-2015), los salarios reales crecieron a pesar del estancamiento de la productividad

-”Planchar tarifas respecto de la inflación, lo que aumenta el poder de compra de los ingresos en pesos. Dado que los servicios públicos son muy inelásticos, al menos a cierto nivel de consumo, reducir sus precios hace caer la participación del gasto en electricidad, gas y agua en la canasta de consumo de las familias, liberando recursos para el consumo de otros bienes y servicios”.

-”Apreciar el tipo de cambio real.Gran parte del consumo aspiracional está compuesto de bienes y servicios transables (bienes durables, viajes al exterior, etc.). Por lo tanto, retrasar el tipo de cambio aumenta el poder de compra de los salarios en este tipo de bienes y servicios”.

-”Aumentar las retenciones a las exportaciones, lo que no sólo incrementa la recaudación fiscal y descomprime las presiones para aumentar las tarifas, sino que también disminuye el traslado a la inflación de los precios de las exportaciones”.

Claro está que “todas estas estrategias ahora están limitadas por el acuerdo con el FMI y, más estructuralmente, por una inflación superior y más consolidada a la de entonces”.

“El instrumento más discutido y obvio es la política sobre las tarifas públicas. El FMI requiere que el ajuste fiscal provenga del recorte de los subsidios a la energía, lo que dividió aguas al interior del gobierno. Por su parte, no hay espacio para una mayor apreciación cambiaria. El divorcio entre productividad y salarios entre 2011 y 2015 se dio a un costo muy marcado en términos de reservas netas del Banco Central (medidas en meses de importaciones)”, admitió el informe del equipo que dirige Claudio Caprarulo.

A su vez, “los términos de intercambio tocaron máximos, el tipo de cambio se apreció (entre 2011 y 2013). Cuando se estabilizaron, también lo hizo el tipo de cambio real. Aun así, entre 2013 y 2014 se siguieron perdiendo reservas por los efectos de la apreciación”.

“El último tramo de la segunda gestión de CFK se atravesó con una fuerte apreciación y agotamiento de las reservas netas”, por la falta de crecimiento y por el uso de estos recursos para pagar la deuda del país en lugar de arreglar la situación con los acreedores externos para volver al mercado voluntario.

Dilemas y tentaciones

Ante la imposibilidad de “generar las condiciones para aumentos sustanciales del salario real que alivien la condición social, el gobierno podría estar tentado de contener a los sectores más golpeados mediante transferencias directas del Estado (bonos para jubilaciones, apoyo a programas sociales, asignaciones familiares, etc.)”. Cabe recordar que en 2021 “este gasto representó 11,8% del PIB, de los cuales 8,1% se destinaron a jubilaciones y pensiones”.

El gobierno podría estar tentado de contener a los sectores más golpeados mediante transferencias directas

“Un eventual incremento de estas partidas complicaría el cierre fiscal de la meta acordada con el FMI, está claro. Pero reducirlas llevaría a resultados igualmente indeseados”.

“Estas tensiones permanentes de concepto seguirán marcando el rumbo del gobierno en su último tramo de gestión”, concluyó Analytica, como fiel reflejo de los disparos cruzados cotidianos entre las diferentes facciones del oficialismo, mientras la sociedad mira con asombro a la espera de algún alivio.

¿Nace viejo el acuerdo con el FMI?: la disputa política en el Gobierno y la invasión a Ucrania complicarán el cumplimiento de las metas


El Gobierno apuesta a que el directorio lo debata la semana próxima; el FMI enfatizó la importancia de la unidad política para que sea exitoso y varios consultores advierten que el contexto dificultará su avance

Por Martín Kanenguiser

Las crecientes peleas internas en el oficialismo y el endurecimiento de las condiciones externas por la invasión rusa complicarán el cumplimiento del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se debatirá el viernes 25 en el directorio.

Así, el próximo viernes será la fecha en la que el directorio que lidera Kristalina Georgieva debata –y seguramente convalide– el acuerdo técnico que este jueves fue sancionado por el Senado Nacional, en una sesión que confirmó la ruptura dentro del Frente de Todos en torno al FMI. En Washington no se confirmó el día, aunque aclararon que el board puede ser convocado de urgencia.

Las mayores dudas de Washington y de los analistas en Buenos Aires pasan por el “ownership” del programa

Cabe recordar que entre lunes y martes el Gobierno debería pagar unos USD 2.800 millones por el stand by contraído durante el gobierno de Mauricio Macri y el ministro Martín Guzmán aclaró que no están los recursos para cumplir con esos vencimientos. El FMI explicó este sábado que esa postergación no implicará que el país entre en atrasos.

Sin duda, tras la aprobación en el directorio –que no estará exenta ni de quejas de algunos directores ni de una aclaración de los riesgos que genera el nuevo programa– el Gobierno tendrá un fuerte alivio financiero inicial por el giro de casi USD 7.000 millones netos del mencionado vencimiento de la semana próxima.Los desembolsos y pagos al FMI
Fuente: ACM en base a cifras oficialesLos desembolsos y pagos al FMI Fuente: ACM en base a cifras oficiales

Sin embargo, las mayores dudas de Washington y de los analistas en Buenos Aires pasan por el “ownership” del programa, subrayado este jueves por el vocero del FMI, Gerry Rice.

El funcionario dijo que es clave que el acuerdo tenga un amplio apoyo político interno en la Argentina para que sea exitoso, cuando se le preguntó por la disputa abierta entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Kirchner en torno de esta cuestión.

Y aunque algunos analistas crean que esta división política es artificial y busca lograr un mejor posicionamiento frente a las elecciones del 2023, hasta entonces el Gobierno deberá atravesar un complejo panorama y cumplir con metas trimestrales si no quiere caer en default, lo que requiere focalizarse una importante energía en la gestión.

En este sentido, los rumores que volvieron a poner en duda la continuidad del ministro Guzmán dejan de lado dos cuestiones:

– Tal como se observa claramente en los cruces verbales de estas últimas semanas,la raíz del problema dentro del Gobierno es política y la solución no parece ser cambiar a un funcionario para “recrear expectativas” cuando la cuestión de fondo es de debilidad institucional.Proyecciones con el FMI (Fuente: ACM en base a cifras oficiales)Proyecciones con el FMI (Fuente: ACM en base a cifras oficiales)

– Aunque siempre hay economistas que quieren asumir como ministros, resulta difícil pensar en alguien de prestigio y con capacidad para torcer el rumbo actual con los líderes de la coalición oficialista peleados entre sí y, además, sujeto a las exigencias del nuevo acuerdo con el FMI. “Cuando hay un programa con el FMI, prácticamente te convertís en un secretario de Hacienda sin ningún poder de decisión”, comentó un ex funcionario con experiencia en el tema.

El otro inconveniente es el impacto de la suba de los precios de las materias primas sobre el crecimiento económico, la inflación, las cuentas fiscales y externas, tal como admitieron el Gobierno y el FMI. Al respecto, Rice aclaró que el staff está al tanto de esta contingencia, que seguramente formará parte de las discusiones en torno de la primera revisión del acuerdo, planteada para junio próximo.

Sin embargo, el CEO del HSBC para Argentina & CEO LAM sur, Juan Marotta, destacó los pasos registrados. “En momentos de alta inestabilidad a nivel mundial, toda señal de ordenamiento en el plano financiero es auspiciosa. Al alcanzar un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, la Argentina evita un evento de incumplimiento de pagos, que hubiera ocasionado un mayor estrés financiero para todos los actores económicos del país. El acuerdo ayuda también a reducir presiones cambiarias y permite plantear las bases para definir un sendero de crecimiento con mayor previsibilidad para el mediano plazo”, dijo.

La advertencia de los analistas

En cambio, varios expertos locales advirtieron acerca de las dificultades para cumplir con el acuerdo, en diversos informes que circularon esta semana entre los empresarios.

La alta inflación erosionará con intensidad el poder adquisitivo de gran parte de la población, cuando el gobierno se apresta a aplicar un programa de ajuste acordado con el FMI (Abeceb)

Por un lado la consultora de Dante Sica, Abeceb, señaló en un informe para sus clientes denominado “A la guerra con riesgos de estanflación” que habrá inconvenientes para cumplir dado que “el FMI anunció que reducirá sus proyecciones de crecimiento mundial y que, además, la inflación se va a mantener alta debido al incremento del precio de la energía y de los alimentos que disparó la invasión rusa a Ucrania”.

“Se trata de un aumento de precios que se origina en empuje de costos y no en un boom de demanda. Es la peor combinación: presiones recesivas más inflación”, señalaron desde Abeceb.

“La inflación argentina de febrero fue del 4,7% y se espera algo similar o mayor en marzo. Esto erosionará con intensidad el poder adquisitivo de gran parte de la población, cuando el gobierno se apresta a aplicar un programa de ajuste acordado con el FMI”, se indicó.Dante Sica Dante Sica

Se trata de “un escenario con amenaza de estanflación como en el resto del mundo, pero con dos diferencias: las cifras de inflación y desempleo vienen aumentadas y el gobierno cuenta con menos instrumentos para manejar desequilibrios por ausencia de un Banco Central creíble y de acceso al crédito”.

De este modo, por la suba de commodities más la alta inflación, se registrará una “vejez prematura de las metas con el FMI”.

“Una aceleración de la inflación liderada por alimentos y energía es difícil de procesar políticamente. Hasta el FMI advirtió sobre probables conflictos sociales en su último comunicado. Aquí el precio de los alimentos subió 15.9% el último trimestre y los aumentos en combustibles van a impactar en marzo”

“La inflación desactualiza las metas con el FMI, particularmente las de financiamiento monetario del déficit. Si esas metas son nominales fijas –como figura en el Memorandum– la oferta de dinero y crédito se contraerá más, alimentando las fuerzas recesivas. Para compensar se podrían ‘desarmar’ Leliqs, pero nada se dijo. En cambio, si la meta es en términos del PBI, como dijo Guzmán, la oferta de dinero sube con el PBI nominal, convalidando pasivamente la inflación. Es difícil formar expectativas así”.

De los criterios para cumplir con las metas, los fiscales son los que presentan mayores desafíos, tanto por las fuertes subas de los precios de la energía importada como por las condicionalidades del propio acuerdo (Analytica)

“Si la meta de financiamiento monetario del déficit es fija, y el déficit fiscal sube en términos nominales por la inflación, mayor tendrá que ser la colocación de deuda en pesos. Como alrededor del 80% está indexada, se potencia el efecto ‘bola de nieve’ y, además, el sector público desplaza al sector privado del crédito. Además, el FMI quiere tasas de interés reales positivas, lo que potencia las fuerzas recesivas”.

“La meta fiscal acordada sufre el embate del incremento en el precio de la energía. Según los cálculos de Abeceb los subsidios energéticos subirían 0.6% del PBI aun con los aumentos ya acordados y no bajarán 0,6% como dice el Memorandum”.

“El acuerdo dice que se mantendrá el tipo de cambio real. Y si bien hay chances de que el gobierno pueda devaluar algo menos que la inflación sin perder competitividad (considerando la dinámica esperada de la inflación global y las monedas de nuestros socios comerciales), siempre está latente el riesgo de que la inflación termina acelerándose y que la depreciación requerida del tipo de cambio oficial sea mayor, lo que realimenta la inflación”.

Para el estudio ECO GO de Marina Dal Poggetto, “el programa no resuelve los grandes desequilibrios macro y micro que enfrenta el país en un mundo particularmente desafiante, pero evita la implosión e intenta empezar a desarmar gradualmente el deterioro de un Banco Central que literalmente se había quedado sin reservas netas”. Mientras que el programa incorpora una pauta de crecimiento del 4% del PBI y una inflación del 43%, ECO GO proyectó un magro 0,8% de suba del PBI y un “piso” de 60% de suba de los precios.

Por su parte, la consultora Analytica de Ricardo Delgado sostuvo que “los criterios de ejecución fiscales, monetarios y de acumulación de reservas netas son los que determinan la factibilidad de los desembolsos del FMI. De los tres, son los fiscales los que presentan mayores desafíos, tanto por las fuertes subas de los precios de la energía importada como por las condicionalidades del propio acuerdo”.

“De comparar el esfuerzo planteado por el fondo con las reservas adecuadas, tardaremos aproximadamente 5/6 años en alcanzar el valor necesario” (Alvaredo)

En esta sintonía, un informe de ACM precisó que “lograr un déficit de 2,5% del PBI parece un objetivo alcanzable aun cuando no se haga un ajuste del 0,6% del PBI en subsidios”.

“Existen gastos excepcionales por COVID y elecciones que permiten lograr la meta propuesta (aproximadamente estos son 0,99% del PBI). Además, pueden encontrarse extras en la recaudación, donde los ingresos discrecionales serían de 0,19%, 0,34% y 0,5% del PBI para un aumento del PBI nominal del 57%, 62% y 67% respectivamente”.

“Estos recursos deberían utilizarse para la reducción del déficit fiscal si es que se cumple lo pactado”.

En cambio, “por el lado monetario, lograr un financiamiento al tesoro del 1% del PBI es una meta que resulta desafiante. Esto ocurre porque implica aumentar el ahorro en pesos en una medida considerable”.

“La meta respecto de las reservas netas representa un mayor desafío, en donde la desacumulación de las mismas es un fenómeno que debe revertirse. Durante 2020 y 2021, estimamos que se perdieron aproximadamente USD 8.155 millones. Valor que se asemeja con el que debemos recuperar este año, esto es teniendo en cuenta que los USD 5.800 millones de variación positiva son respecto a USD 2.325 millones que estimó el FMI para el 31 de diciembre del 2021″.

“De comparar el esfuerzo planteado por el fondo con las reservas adecuadas, tardaremos aproximadamente 5/6 años en alcanzar el valor necesario”, indicó la consultora que dirige Javier Alvaredo.

Si el Gobierno quiere destacar el “vaso medio lleno” podría indicar que seguramente la semana próxima contará con el acuerdo que negoció lentamente; si, en cambio, se observan las condiciones políticas y económicas, no tendrá tiempo para festejar demasiado.