Restricción externa: De dónde saldrán los dólares que necesitará la Argentina en 2022


Una buena cosecha no alcanza para conseguir las divisas que requiere el país. Las 5 fuentes de ingresos a las que apuesta el Gobierno.

Por Annabella Quiroga

En 2021 Argentina contó con recursos extraordinarios para sortear las dificultades económicas. El empuje adicional de la cosecha por los altos precios de los granos y los US$ 4.300 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) que aportó el Fondo Monetario estarán ausentes en 2022, en una economía que crecerá poco pero tendrá una fuerte demanda de divisas.

Los dólares que el país necesita llegarán el año próximo a través de una cosecha con buenos rendimientos pero menores precios, exportaciones industriales a media máquina, aportes de turismo y servicio y flojos préstamos de organismos multilaterales.

Los pronósticos acerca de lo que ocurrirá el año próximo con las exportaciones no son unánimes. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central pronostica un 2,5% de crecimiento del PBI en 2022 y exportaciones apenas por debajo de las de este año: pasarían de US$76.406 millones a US$76.138 millones.

Los economistas consultados por el Económico tienen pronósticos divergentes.

Juan Manuel Garzón, economista del IERAL, maneja un escenario para las exportaciones agrícolas con “volúmenes igual o superiores a los de este año en granos y soja. Eso puede compensar los precios internacionales que van a estar un poco por debajo de los de este año”.El precio promedio de la soja fue de US$ 520 la toneada el año pasado, un valor excepcional. Foto Juan José García.

En 2021, el precio promedio de la soja fue de US$ 520 por tonelada y para el año que viene Garzón proyecta US$ 470, un ajuste del 10% en precio. “Hay buenas chances de tener un flujo de divisas vinculado a granos y sus derivados bastante parecido al de este año, estamos hablando de US$ 39.000 millones. Que se mantenga es una buena noticia, porque estamos hablando de un monto muy significativo”.

“El año calendario arranca con los cultivos de invierno de trigo y cebada, con muy buenos precios y mayor volumen. Eso va a ayudar a mantener el flujo del año que viene”, detalla Garzón. El precio promedio del trigo este año es de US$ 260 la tonelada y proyectan para 2022 un aumento del 15% que lo lleve a US$ 300. En el caso del maíz el precio promedio es de US$ 230 este año y esperan que se mantenga en 2022.

El economista destaca que con un buen volumen de cosecha no alcanza para conseguir los dólares que el país necesita. “También depende de las acciones que tome el Gobierno sobre los mercados: cuántas divisas está dispuesto a sacrificar para intentar desacoplar los precios y contener un poco la inflación en algunos productos que están más directamente asociados a las commodities”.

Garzón hace referencia a que el Gobierno “viene interviniendo el mercado de una manera negociada con el sector exportador para administrador los saldos de trigo y maíz y garantizar el abastecimiento del mercado interno”.

En el caso de la carne “estamos trabajando con una caída de exportaciones de 10 a 15% para 2021 en volúmenes. En facturación va a estar muy parecido al año pasado. Aportarán US$2.700 millones en carne bovina, un monto similar al año pasado”.

Ricardo Delgado, director de Analytica, prevé que este año las exportaciones de bienes y servicios cerrarán en US$79.000 millones y en 2022 en llegarán a US$81.000 millones. “Va a ser un año de recuperación pero marginal, aun cuando esperamos una buena cosecha”, señaló.

“Por el lado comercial muchos dólares no van a venir y por el lado financiero, tampoco”. Ante este escenario una de las fuentes probables de ingreso de divisas sería que tras la firma del acuerdo el Fondo Monetario reintegre los DEG que el Gobierno usó en parte -y seguirá usando- para pagar los vencimientos de deuda.

Otro camino no para incrementar la llegada de dólares pero sí para cuidar la salida es aumentar las restricciones a las importaciones. “Pero si eso pasa la economía se desacelera. Ese sería el ajuste clásico del Fondo. Estás en un dilema de hierro: las condiciones sociales son muy delicadas y si no quieren afectar la actividad económica van a tener que hacer algunos ajustes”.

Para Delgado, además del campo, otros sectores exportadores que van a andar bien son el automotriz, que pasará de vender al exterior US$ 5.200 millones este año a US$ 8.300 millones el próximo. El director de Analytica destaca que este salto será posible pese a que Brasil, el principal destino de las exportaciones industriales, crecerá apenas 1% en 2022. “México va a seguir siendo un mercado importante, y además un mejor tipo de cambio va a ayudar”.La industria automotriz también sumará divisas.

Delgado también tiene expectativas respecto al sector servicios. “La economía del conocimiento es un polo importante que está muy limitado por la brecha cambiaria, esa es la principal restricción que tiene este sector para crecer. Pero aún así vemos un crecimiento por una mejora del tipo de cambio real. Vemos mayor dinamismo en el sector de servicios, que este año exportan por US$ 6.900 millones y el año que viene por US$8.300 millones».

En cuanto a la cuenta turismo, Delgado recuerda que históricamente la Argentina ha sido deficitaria: en los últimos 10 años el rojo acumulado llegó a US$47.000 millones. “Con este tipo de cambio real va a haber una menor afluencia de argentinos en el exterior». 

Para 2022 Analytica prevé un crecimiento por encima del que aguardan los economistas. “Esperamos una suba del PBI de 4 a 4,5%, pero básicamente se explica por un arrastre de estadístico. Después los problemas vuelven a aparecer”.

“Va a ser difícil que ingresen más dólares, con esta brecha no hay ningún incentivo a aumentar exportaciones de manera agresiva”, sostiene Delgado.

Desde la consultor EcoGo, su director, Sebastián Menescaldi, tiene un pronóstico más pesimista. “Esperamos un caída del 7% de las exportaciones. Nuestra estimación es que habrá una buena cosecha, pero los precios van a caer 16%. También vemos baja de las manufacturas industriales porque Brasil está teniendo un crecimiento casi neutro”.

Administrar la escasez

Esto deriva en que la oferta de dólares sería US$ 5.000 millones inferior en términos de exportaciones. “No hay dólares para crecer, sin eso lo único que podes hacer es administrar lo que tenés”.

“Vemos muchas limitaciones para el próximo año, y más demanda de servicios, la cuenta va ser más ajustada y las reservas deben estar más comprometidas”.

Si bien Menescaldi coincide en que es probable que el FMI reintegre los DEG, “el tema es que te deja hacer el Fondo con esos DEG, porque podría ir a fortalecer las reservas sin que fuera posible tocarlos”.

“El acuerdo con el Fondo te va a descomprimir pero no te descomprime todo. Si no logran subsanar la brecha va a costar que crezcan las exportaciones. Y cualquier dólar que venga va a ser muy golondrina”, dice Menescaldi.

Respecto del rol de la energía y el petróleo como fuentes de dólares, Menescaldi resalta que si bien se ve mucha inversión hacia adelante “todas esas operaciones demoran un tiempo y requieren infraestructura, no sirven para el corto plazo”.

Negociación complicada: El FMI pide un acuerdo «clásico» pero analistas creen que el Gobierno tiene pocas chances de cumplirlo


Es la conclusión a la que arribaron economistas consultados tras conocerse el comunicado con las exigencias fiscales y monetarias del Fondo Monetario.

Por Gustavo Bazzan

El comunicado del Fondo Monetario Internacional de alguna manera fue una respuesta diplomática pero concisa a la pretensión del gobierno argentino de “acordar sin ajuste”. Concretamente, el FMI puntualizó que la Argentina debe: 1) bajar el déficit fiscal; 2) reducir la cantidad de pesos que emite el Banco Central para financiar al Tesoro; 3) establecer una estrategia para incrementar las reservas en dólares; 4) bajar la inflación y 5) procurar una política monetaria de tasas de interés positivas.

En medio del barullo de la conversación en público «a lo dúo Pimpinela» que mantuvieron el viernes por la noche la vicepresidenta Cristina Fernández con el Presidente Alberto Fernández, quedaron algunas dudas sobre la real voluntad del Gobierno de aceptar las condiciones. Aunque para los analistas económicos no hay tantas dudas sobre si se va a firmar o no (creen que sí) sino sobre qué se va a firmar y, no menos importante, las chances de que la Argentina cumpla lo que firmó.

Así, por ejemplo, el economista Ricardo Delgado, le dijo a Clarín. “El FMI dijo lo que se esperaba que dijera: pide una ajuste de la macroeconomía y a mi juicio yo a Cristina la ví resignada pero realista. De todas maneras no habrá un ajuste, ni virtuoso ni duro, porque es muy difícil lograrlo con esta situación social tan complicada.” Sobre el reclamo de bajar el déficit fiscal, también se mostró cauteloso porque no cree que la recaudación crezca lo suficiente para bajar el déficit: “El grueso de la recaudación es por consumo o por aportes a la seguridad social, y no creo que en 2022 tengamos una recuperación sustanciosa de esas dos variables”.

Un punto importante es llevar la tasa de interés de negativa (menor a la inflación esperada) a positiva (mayor). Dado el stock de leliqs que tiene colocadas el Banco Central, se calcula que cada punto que suba la tasa de interés (38% nominal, 45,44% efectiva) aumenta la deuda del BCRA en 40.000 millones de pesos, una suba de las tasas incrementa el déficit cuasi fiscal.

Para Delgado, el Central no va a tocar la tasa de las Leliq pero sí empujará una suba de la tasa de descubierto en cuenta corriente. “Es la tasa que mira el mercado, porque es lo que paga el que tiene acceso al dólar al cambio oficial para endeudarse en pesos al 33 o 34% y comprar dólares. Hay un rulo interesante ahí”.

Gabriel Rubinstein es moderadamente optimista. “El Gobierno no tiene que hacer un gran ajuste, tiene que definir una pauta de déficit fiscal descendente y que sea creíble. Es posible hacerlo si se tiene la voluntad de hacerlo. Siempre puede pasar que no lo cumplan, pero se supone que el FMI evaluará antes de firmar si lo que pide es cumplible o no. A mi modo de ver, lo importante es que el ajuste ya está bastante avanzado y lo que viene no necesariamente será recesivo, porque en definitiva el Gobierno no está financiando licuando su gasto gracias a la inflación”. Lo de la tasa, dice Rubinstein, “es más complicado, porque si emite menos la inflación bajaría y entonces las actuales tasas serían menos negativas. Si la tasa es menos negativa también se achicaría la brecha cambiaria”.

El economista Gabriel Zelpo fue muy cauto, casi escéptico, sobre los próximos pasos de la negociación. “El comunicado, más allá de las declaraciones de los funcionarios locales, dice que el FMI quiere un arreglo clásico. Y la verdad es que eso deja muy incómodo al gobierno, que por ahora se niega a abandonar su posición de reclamar cosas exóticas, como una nueva arquitectura financiera internacional. Negociar un acuerdo lleva mucho tiempo, no se puede perder tiempo en discusiones que no llevan a nada”.

A su juicio, patear la pelota para adelante “no va más”. Y dice: “No va más porque los salarios en dólares ya están destrozados, la pobreza se va a cristalizar en un nivel muy alto, la inflación se quedará arriba del 50%, no hay reservas… el Gobierno va a tener que avanzar en un acuerdo tradicional. Además el FMI tiene mucho interés en un acuerdo, pero sera algo más laxo, porque sabe que el acuerdo tradicional es incumplible”. De todas maneras, Zelpo concluye que firmar un acuerdo y cumplirlo no le va a redituar beneficios al Gobierno, porque el impacto será recesivo. Pero no firmar o no cumplirlo también será muy malo para el Gobierno.

Martín Redrado, en declaraciones radiales, señaló: «Yo aprendí a mirar los hechos y no tanto los discursos y las palabras. No me distraería tanto en los discursos de ayer, sino en los hechos. Yo veo que los accionistas de la coalición gobernante todos quieren un acuerdo con el Fondo. Los intereses convergen, por más que es algo no deseado, pero saben que tienen que enfrentar esto. El problema es cómo lo enfrentan, si es con un ajuste o si se busca un programa de crecimiento”. Y vaticinó: «Veo muy difícil que se llegue a un acuerdo con el Fondo antes de fin de año. Ahí sí el equipo económico ha tratado de comprar tiempo o de jugar con las expectativas. Hace dos semanas tuvimos un momento de tensión cambiaria, y cada vez que hay tensión cambiaria, el equipo económico sale a decir que estamos cerca y que solo faltan detalles. Por mi experiencia, veo que falta bastante ida y vuelta y hay que trabajar mucho en el mes de enero. La burocracia del Fondo hasta la primera semana de enero no está activa. SI uno de los temas es el financiamiento del déficit, espero que la solución no sea la del 2018, que es subir las retención a las exportaciones y así recaudar más

Economistas presagian medidas populistas, pero con límites por falta de financiamiento


Tres analistas y ex funcionarios creen que tras las elecciones vendrá el acuerdo con el FMI y la necesidad de políticas más ortodoxas.

Por Martín Bidegaray

Los economistas creen que, tras los resultados de las PASO, el Gobierno impulsará medidas populistas en el corto plazo, con la idea de inyectar dinero en los bolsillos de los sectores más golpeados. De hecho, ya se esperan anuncios para esta semana. Sin embargo, advierten que el Poder Ejecutivo enfrentará límites en esa tarea. Y que, más tarde o temprano, deberá buscar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“El Gobierno va a tomar medidas populistas, Seguramente pongan plata en la calle de acá a noviembre, que es lo que saben hacer. Habrá medidas para que crezcan los préstamos bancarios, más planes, más de eso, controles de precios para la Inflación”, supone Miguel Kiguel, ex subsecretario de Finanzas y director de la consultora Econviews.

“Van a poner plata en el bolsillo de la gente durante estos próximos 60 dias, pero siempre en el marco del limite de la restricción financiera, dada por el limite del financiamiento monetario dado por la carta orgánica del Banco Central y por lo que puedan conseguir de financiamiento neto en el mercado local”, según Federico Furiase, director de la consultora Anker Latinoamérica.

Economista Miguel Kiguel.
Foto Juano Tesone

Economista Miguel Kiguel. Foto Juano Tesone

La alternativa de la radicalización es nostalgia pura. Volver a una épica post 2009 (el Gobierno perdió las legislativas, pero ganó las presidenciales de 2011) es imposible, porque las condiciones básicas no existen”, dice Ricardo Delgado, presidente de Analytica.

“No hay capacidad alguna para financiar ni en pesos ni en dólares, por lo cual no se puede hacer ninguna política expansiva de gasto, porque la demanda de pesos ya está en el límite y los dólares, a diferencia de 2009, ya no están en las reservas”, explica Delgado, que también fue subsecretario de Coordinación de la Obra Pública entre 2016 y 2019.

La suposición de ciertos sectores privados es que el Gobierno incrementará los importes de planes sociales y de asistencia, jubilaciones. aumentará los sueldos del sector público, todo para lograr un repunte del consumo que mejore las chances del oficialismo de cara a las elecciones generales.

Ricardo Delgado, de Analytica.

Ricardo Delgado, de Analytica.

Las políticas expansivas implicarán mayor emisión monetaria. Los economistas dudan que haya margen para esa estrategia. “Se puede complicar el acceso al financiamiento, el rollover de los vencimientos de la deuda del Tesoro”, observa Delgado. De vuelta, trazando una analogía con el kirchnerismo de 2009, agrega que “las cajas que tenían antes ya no están disponibles, no están las AFJP, que luego se transformaron en el fondo de garantía de la ANSES. No hay nada de eso”.

Después de las elecciones, los economistas consultados suponen que llegará el «momento de la verdad», que es alcanzar un acuerdo con el FMI. “Va a hacer falta reacomodar precios relativos (tarifas, naftas, tipo de cambio), porque el Banco Central no tiene reservas. Creo que se va a un acuerdo porque no queda otra. No hacerlo es ser un paria. A pesar de todo, no vamos a llegar a ese punto”, sostiene Kiguel.

“Lo más deseable sería avanzar en un acuerdo con el FMI, tratando de acordar con la oposición. Ese acuerdo va a tener que pasar por el Congreso, como lo pide el FMI. Eso va a permitir bajar expectativas privadas devaluatorias, evitar sobresaltos violentos en el tipo de cambio, También servirá con una política inflacionaria mediocre pero que no estalle”, Delgado.

“No veo que se rompa con el FMI”, augura Furiase.

Federico Furiase Foto: Luciano Thieberger.

Federico Furiase Foto: Luciano Thieberger.

Los próximos dos años de la gestión de Fernández son una incógnita, que comenzará a resolverse si se alcanza un entendimiento con el FMI. “Dentro de ese acuerdo, una de las variables clave será el nivel de las reservas, será una de las condicionalidades del acuerdo«, puntualiza Delgado.

«El acuerdo con el FMI va a ser más complicado porque el nuevo director, Ilan Goldfajn. es un economista muy ortodoxo«, observa Kiguel.

Presidente del Banco Central de Brasil (posee esa nacionalidad y la israelí), Kiguel lo pinta como «el (Federico) Sturzenegger de Brasil: muy duro con las tasas de interés y la Inflación. No va a haber un programa light. Vamos a ver si es con (Martín) Guzmán, al que conocen. Es un diálogo dificil, pero encaminado. No es sencilla la negociación y más si es una persona nueva que puede contrariarla un poco más», describe sobre un escenario de un eventual reemplazo de Guzmán en el ministerio de Economía.

Alerta en el bastión de Cristina: pese al canje de deuda bonaerense, la economía del Conurbano sigue frágil


Según un informe privado, la Provincia tuvo la cuarta peor perfomance desde 2019. El consumo cayó en julio respecto a junio.

Por Juan Manuel Barca

El canje de deuda con los bonistas fue un respiro para Axel Kicillof. Según sus cálculos, la reestructuración generó un alivio de US$ 4.600 millones a la provincia de Buenos Aires. Pero la situación sigue siendo frágil en el distrito que concentra los «votos de Cristina» y será la madre de todas las batallas en el primer round electoral del próximo 12 de septiembre.

Si bien los últimos datos del sector privado muestran una recuperación en junio alentada por el pago de aguinaldos y las medidas oficiales, Buenos Aires fue la cuarta provincia con peor desempeño al registrar una caída del 10% en su nivel de actividad en el segundo trimestre de este año con relación a igual período de 2019, antes de que estallara la pandemia. 

El dato surge del Indicador Sintético de Actividad de las Provincias (ISAP), elaborado por FMyA desde hace 20 años y que se aproxima al PBI del INDEC (sin incluir el agro) a partir de medir cada trimestre el empleo, salario promedio real, recaudación de IVA, ventas en supermercados, despachos de combustibles, cemento, transferencias de Nación y patentamientos de autos.

«La Provincia de Buenos Aires, la de más relevancia (al nivel que triunfar ahí puede significar ‘ganar la elección’, independientemente de la composición final del Congreso nacional), fue la cuarta de peor performance, siendo uno de los distritos más afectados por el Covid», dijo el informe de la consultora dirigida por Fernando Marull.

El indicador general cayó 4% respecto del segundo trimestre de 2019, pero hubo diferencias entre provincias. «Las que más venían levantando por Vaca Muerta -Neuquén y Chubut- se comieron la piña. Luego, le siguen la Ciudad y Buenos Aires, afectadas por el Covid y la cuarentena. Y el tercer grupo son las del Norte: caen menos y dependen del empleo público», explicó Marull.

La economía bonaerense podría así sumar más tensiones a unas PASO en las que desde el oficialismo anticipan que «se gana por un voto». El rol estratégico de la Provincia fue confirmado por la aprobación del proyecto de «zonas frías», impulsado por Máximo Kirchner, que beneficia a 1,2 millones de bonaerenses con una rebaja en la boleta de gas de entre el 30 y el 50%. 

Ahora, Kicillof busca acelerar la reactivación con créditos del Banco Provincia y la reapertura de paritarias. También con anuncios de inversión. Pero el «corazón productivo» del país -como lo apodó el ministro de Economía Martín Guzmán– enfrenta varios desafíos, empezando por la desaceleración de la actividad en los últimos meses.

«Nuestro indicador adelantado de actividad en la Provincia muestra que la recuperación en junio fue muy buena compensando la caída en mayo. Continuó en julio y en agosto pero con un leve aumento«, dijo Claudio Caprarulo, economista de Analytica

Menor actividad es menos ingresos en un distrito que entre enero y junio recaudó 42% más en forma interanual, por debajo de la inflación del 50% en ese período. La falta de recursos llevó a Kicillof a pedirle fondos a Guzmán en junio. Pese a que la Provincia aporta 40% del producto, el gobierno recibe solo el 22% de los recursos repartidos entre las jurisdicciones.

El otro reto que enfrenta el exministro de Economía es impulsar el consumoEn julio, creció 4,7% interanual por encima de la inflación, mostrando un menor ritmo, y se contrajo 1% respecto a junio en términos desestacionalizados, según el indicador del Banco Provincia a partir de los gastos de más de 2,4 millones de clientes en tarjetas.

Ese dato enciende una luz amarilla en el Gran Buenos Aires, el área más caliente de la Provincia. Es la región con mayor población y más personas pobres del país. Allí, la pobreza ascendió al 51% en el segundo semestre, el mayor valor por quinto semestre consecutivo, mientras que la suba de alimentos fue del 3,6% en julio pasado, superior al 3% del IPC general.

Por ello, la inflación será un elemento clave de cara a las elecciones. «Hacia delante, se prevé que el salto del gasto público traccione el consumo en septiembre principalmente. El límite está en la inflación, la política fiscal expansiva del gobierno pierde efectividad si los precios de alimentos y bebidas no comienzan a disminuir su suba«, dijo Caprarulo.