Peligra la estrategia del Banco Central para contener la devaluación del dólar oficial, para los economistas


La entidad monetaria aceleró el ritmo devaluatorio y busca alinearla con la inflación; los economistas creen que deberá pegar un salto en algún momento, frente a la presión de demanda y el rojo en las reservas

Por Camila Dolabjian

La estrategia de devaluación paulatina del Banco Central está bajo tensión. El rojo en las reservas y la demanda sobre el dólar suman presión al tipo de cambio oficial, atrasado durante todo el año en comparación con la inflación.

Los especialistas alertan que cada vez será más difícil mantener una política de crawling peg, como se la llama en la jerga económica. Advierten que la cartera de Miguel Pesce deberá acelerar el ritmo de devaluación o hacer un salto, más o menos brusco, en los meses por venir.

En las últimas semanas, la tasa de devaluación pasó de 1% mensual a 1,5%. La intención es alinearla con la inflación, un objetivo que se ve cada vez más distante por los factores que empujan al alza la suba de precios, como el reciente anuncio de aumento de tarifas de luz y gas, y los desbalances en las finanzas públicas.

“Diciembre va a cerrar con una tasa de devaluación de 2% y una inflación de 4,5%. Cada mes que demoran la corrección, la devaluación se vuelve más urgente”, sentenció Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos.

“Por ahora sigue lejos de la tasa de inflación, pero la señal es clara: 2022 será un año de corrección. La discusión es hasta qué punto y su efectividad. Más allá de qué porcentaje alcance la tasa, una de las claves es si será suficiente para dar vuelta las expectativas”, opinó Claudio Caprarulo, economista de Analytica.

Los especialistas apuntan a un aceleramiento de la estrategia crawling peg.El desafío del Gobierno sería bajar la tasa de devaluación esperada. De no lograrse, el impacto en la brecha cambiaria sería menor y la dolarización continuaría siendo alta.

“Para que eso no suceda, la política monetaria y fiscal tienen que ser consistentes con la nueva política cambiaria. Es claro, que cualquier aceleración de la depreciación va a presionar la inflación al alza. El próximo año va a ser muy complejo para el equipo económico, deberá hacer control de daños, la pregunta es sobre quién caerán los costos de dejar de pisar las tarifas y el tipo de cambio”, agregó Caprarulo a LA NACION.

Aunque la tasa de devaluación está subiendo, todavía el panorama es incierto. “No está claro si va a mantener la tasa a un ritmo similar a la inflación o van a intentar que esté por arriba en algunos meses para recuperar algo de la competitividad externa perdida”, dijo Joaquín Waldman, economista del CEDES.

El crawling peg podría correr peligro por la necesidad de dar un salto más importante en menos tiempo. “La tasa está desfasada de la tasa de interés. Se viene manteniendo muy por debajo de la inflación y devaluación, con lo cual cualquier inversión como un plazo fijo pierde contra el dólar y contra los bienes. Es muy difícil desincentivar la compra de moneda extranjera. Eso motiva a que, por ejemplo, los importadores prefieran pedir préstamos en pesos a una tasa de interés muy baja para pagar sus costos locales en vez de liquidar, vender”, dijo Waldman a LA NACION.

El dólar blue tocó hoy su máximo nominal histórico al cotizar $210, si bien luego bajó. La emisión monetaria para asistir al fisco alcanzó un nuevo récord nominal durante el mes al girarle el Banco Central (BCRA) al Tesoro en cuatro envíos un total $481.816 millones. Los billetes de “maquinita” crecieron 614,47% entre el primer trimestre ($135.000 millones) y el último trimestre del año ($964.528 millones).

“La tendencia a que el dólar quede atrás de la inflación no puede seguir mucho tiempo más. No están devaluando con la intensidad suficiente. El Gobierno sabe que no puede seguir perdiendo competitividad, pero saben que si mueven el tipo de cambio agravan la inflación. Están atrapados”, opinó Tiscornia.

El primer trimestre del año que viene será decisivo por la negociación con el FMI. Los economistas consideran que la demora en la aceleración del ritmo devaluatorio pudo sostenerse hasta ahora por la expectativa respecto a un acuerdo. Si fracasa o se traba antes del próximo vencimiento en marzo, “la presión va a desbordar”, dijo Tiscornia.