Alerta en el bastión de Cristina: pese al canje de deuda bonaerense, la economía del Conurbano sigue frágil


Según un informe privado, la Provincia tuvo la cuarta peor perfomance desde 2019. El consumo cayó en julio respecto a junio.

Por Juan Manuel Barca

El canje de deuda con los bonistas fue un respiro para Axel Kicillof. Según sus cálculos, la reestructuración generó un alivio de US$ 4.600 millones a la provincia de Buenos Aires. Pero la situación sigue siendo frágil en el distrito que concentra los «votos de Cristina» y será la madre de todas las batallas en el primer round electoral del próximo 12 de septiembre.

Si bien los últimos datos del sector privado muestran una recuperación en junio alentada por el pago de aguinaldos y las medidas oficiales, Buenos Aires fue la cuarta provincia con peor desempeño al registrar una caída del 10% en su nivel de actividad en el segundo trimestre de este año con relación a igual período de 2019, antes de que estallara la pandemia. 

El dato surge del Indicador Sintético de Actividad de las Provincias (ISAP), elaborado por FMyA desde hace 20 años y que se aproxima al PBI del INDEC (sin incluir el agro) a partir de medir cada trimestre el empleo, salario promedio real, recaudación de IVA, ventas en supermercados, despachos de combustibles, cemento, transferencias de Nación y patentamientos de autos.

«La Provincia de Buenos Aires, la de más relevancia (al nivel que triunfar ahí puede significar ‘ganar la elección’, independientemente de la composición final del Congreso nacional), fue la cuarta de peor performance, siendo uno de los distritos más afectados por el Covid», dijo el informe de la consultora dirigida por Fernando Marull.

El indicador general cayó 4% respecto del segundo trimestre de 2019, pero hubo diferencias entre provincias. «Las que más venían levantando por Vaca Muerta -Neuquén y Chubut- se comieron la piña. Luego, le siguen la Ciudad y Buenos Aires, afectadas por el Covid y la cuarentena. Y el tercer grupo son las del Norte: caen menos y dependen del empleo público», explicó Marull.

La economía bonaerense podría así sumar más tensiones a unas PASO en las que desde el oficialismo anticipan que «se gana por un voto». El rol estratégico de la Provincia fue confirmado por la aprobación del proyecto de «zonas frías», impulsado por Máximo Kirchner, que beneficia a 1,2 millones de bonaerenses con una rebaja en la boleta de gas de entre el 30 y el 50%. 

Ahora, Kicillof busca acelerar la reactivación con créditos del Banco Provincia y la reapertura de paritarias. También con anuncios de inversión. Pero el «corazón productivo» del país -como lo apodó el ministro de Economía Martín Guzmán– enfrenta varios desafíos, empezando por la desaceleración de la actividad en los últimos meses.

«Nuestro indicador adelantado de actividad en la Provincia muestra que la recuperación en junio fue muy buena compensando la caída en mayo. Continuó en julio y en agosto pero con un leve aumento«, dijo Claudio Caprarulo, economista de Analytica

Menor actividad es menos ingresos en un distrito que entre enero y junio recaudó 42% más en forma interanual, por debajo de la inflación del 50% en ese período. La falta de recursos llevó a Kicillof a pedirle fondos a Guzmán en junio. Pese a que la Provincia aporta 40% del producto, el gobierno recibe solo el 22% de los recursos repartidos entre las jurisdicciones.

El otro reto que enfrenta el exministro de Economía es impulsar el consumoEn julio, creció 4,7% interanual por encima de la inflación, mostrando un menor ritmo, y se contrajo 1% respecto a junio en términos desestacionalizados, según el indicador del Banco Provincia a partir de los gastos de más de 2,4 millones de clientes en tarjetas.

Ese dato enciende una luz amarilla en el Gran Buenos Aires, el área más caliente de la Provincia. Es la región con mayor población y más personas pobres del país. Allí, la pobreza ascendió al 51% en el segundo semestre, el mayor valor por quinto semestre consecutivo, mientras que la suba de alimentos fue del 3,6% en julio pasado, superior al 3% del IPC general.

Por ello, la inflación será un elemento clave de cara a las elecciones. «Hacia delante, se prevé que el salto del gasto público traccione el consumo en septiembre principalmente. El límite está en la inflación, la política fiscal expansiva del gobierno pierde efectividad si los precios de alimentos y bebidas no comienzan a disminuir su suba«, dijo Caprarulo.