Ajuste, dólar y reservas: las ventajas y las restricciones del plan “realista” de Sergio Massa


El nuevo ministro abrió su gestión con una serie de medidas que privilegian la búsqueda de orden fiscal en un marco de alta tensión política y financiera

Por Ricardo Delgado

El paquete de medidas anunciadas el miércoles por Sergio Massa luce como una profundización de las políticas de Martín Guzmán y hasta como una ratificación de los principios fiscales y monetarios esbozados por Silvina Batakis. La diferencia, sustancial, con ambas experiencias fallidas es que ahora se presume habrá una mayor coordinación en las decisiones y una línea de conducción única, activos centrales para enfrentar los desequilibrios macro. Aquí, una primera lectura de algunos de los anuncios.

En línea con lo planteado por la efímera ministra, la ratificación de la meta del 2,5% del PIB para el déficit primario establecido en el acuerdo con el FMI y la decisión de no utilizar adelantos del BCRA al Tesoro implicarán la necesidad de un fuerte ajuste del gasto primario hasta fin de año.

La apuesta es hacerlo a través de una quita en los subsidios al gas, la electricidad y el agua mayor a la prevista (penalizando los consumos superiores a determinados límites, incluso para aquellos que solicitaron continuar con ellos) de forma de minimizar los recortes en otras partidas, como la obra pública o las transferencias a provincias. La gestión de estas herramientas (implementación eficiente, secuencias, precisión, comunicación) y de estos recortes será uno de los mayores desafíos de la era Massa.

Massa dejó en claro, aunque implícitamente, que habrá un comando centralizado del gasto y los recursos, incluyendo las cajas excedentarias de la ANSES, el PAMI y la pléyade de fondos fiduciarios en áreas descentralizadas de la administración central. Una parte de estos fideicomisos son programas de crédito (Procrear, Fondear, etc.) usualmente con liquidez excedente que habilitarían la colocación de letras del Tesoro para financiar el gasto primario. La idea de la “caja única” es el sueño de todo tesorero que pasa por el Estado y su implementación, un imposible hasta ahora. Otro desafío para el superministro.

Las reservas y el precio del dólar, claves de la nueva era

Por el momento, aparecen escasas precisiones respecto de cómo incentivar el ingreso de dólares a las reservas Banco Central. En principio, el nuevo ministro indicó que habría compromisos de la pesca, la minería y por supuesto el agro, por los que en los próximos 60 días ingresarían unos 5.000 millones de dólares, pero bajo mecanismos aún desconocidos. En tanto, las perspectivas de desembolsos de organismos multilaterales (por unos u$s2.000 millones) y líneas REPO de bancos internacionales y fondos soberanos (unos u$s2.500 millones, se comenta) están en agenda, pero inciertas también.

Fue naturalmente esquivo, por lógica, para referirse al tipo de cambio y la brecha. Sólo planteó que una devaluación de shock provocaría más pobreza y transferiría ingresos. Devaluar sin plan no resuelve nada. Además, ningún ministro anuncia una devaluación, la hace. Pero antes, trata de reforzar la caja en dólares y trata de ordenar el mercado de pesos.Massa deberá impulsar un ajuste sin que vuelva a estallar la interna en el oficialismo.

En tal sentido, el anunciado canje voluntario de deuda que finaliza el próximo martes permitiría desinflar las presiones de los excedentes monetarios sobre los dólares financieros en los próximos meses, con vencimientos muy abultados. La emergencia financiera, luego de una corrida muy intensa y profunda, exige ordenar prioritariamente el mercado de pesos para descomprimir las expectativas devaluatorias a estos niveles de brecha.

Contener a los trabajadores privados y aplacar la interna

Massa, como el político de raza que es, hizo una apelación a recomponer los ingresos de los trabajadores privados ante la aceleración inflacionaria, convocando a la UIA y a la CGT. Con un pequeño detalle: se refirió a “asegurar un mecanismo” y a “mejorar las asignaciones familiares”, no a reabrir paritarias. Probablemente, haya una suma fija para los salarios más bajos, algo que con Cristina Kirchner ya hicieron en las cámaras parlamentarias. Esta señal es relevante porque así se lograría evitar una nueva ronda de negociaciones salariales mirando la inflación pasada que realimentaría un proceso inflacionario al borde de los tres dígitos.

El realismo de Sergio Massa y, en particular, su esperada habilidad para ordenar la interna oficialista, son activos necesarios en este cuadro de crisis en proceso. La capacidad y la rapidez de implementación de las medidas anunciadas, ante mercados expectantes y altamente inestables, sus principales restricciones.