Industria: el Gobierno espera números positivos para la producción pero admite una recuperación lenta del empleo


De los 160.000 puestos de trabajo del sector perdidos en los últimos años se restablecieron unos 25.000, estiman en el Poder Ejecutivo

Por Mariano Boettner

El Gobierno espera que la industria termine este año con un nivel de producción más alto que el que tenía antes de la crisis sanitaria de la pandemia peroadmite que la recuperación del empleo fabril, considerado uno de los más valorados por su nivel de capacitación y de salario, será mucho más lenta que el rebote de la actividad del sector.

Las estimaciones que circulan en los despachos oficiales muestran que el indicador de actividad económica mensual que dará a conocer el Indec el jueves marcará que en junio hubo un avance -en relación a mayo- de entre 7 y 8%, lo que implicaría de esa forma una interrupción de la última tendencia de retroceso en los últimos dos meses que venía mostrando el EMAE.

En el Ministerio de Desarrollo Productivo aseguran que la industria manufacturera “es uno de los motores” que terminará explicando la tasa de recuperación que tendrá la economía argentina cuando termine el año, que sería de un 8%, según proyectó el titular de esa cartera, Matías Kulfas. En ese sentido, remarcan que hace un año calendario que el sector registra creación de empleo.El Gobierno admite que la recuperación del empleo fabril será más lenta que el rebote de la actividad del sector

De todas formas, según aseguró a Infobae un funcionario del área, el rebote en el mercado laboral del sector “es más lento” que el ritmo en que se recupera la producción. “Cuesta mucho más recuperar los puestos de trabajo que la producción”, mencionó. Como ejemplo, apuntó que durante el último año y medio de mandato de Mauricio Macri se perdieron unos 160.000 puestos de trabajo industriales y que hasta el momento desde el cambio de administración se recuperaron solo 25.000.

Y eso se da en un contexto en el que, incluso, algunos de los rubros que integran la industria manufacturera ya trabajan con una producción mayor a la que tenían en 2018. Entre los sectores más favorecidos, en el Poder Ejecutivo identifican a la industria automotriz como una de ellas y estiman que terminará el año con 500.000 unidades fabricadas, cuando hace dos años era de 300.000. También anotan a la maquinaria agrícola y la industria naval.Según estimaciones oficiales, el EMAE de junio podría tener una mejora de entre 7 y 8 por ciento EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
Según estimaciones oficiales, el EMAE de junio podría tener una mejora de entre 7 y 8 por ciento EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Como contracara, hay otras actividades que tienen dificultades mayores para recuperarse. Una de ellas es la de indumentaria y calzado. Según el diagnóstico oficial, estas dos ramas fabriles recién a mediados de 2020 pudieron retomar la fabricación nacional después de un período de importaciones que habilitó el gobierno de Macri. Y como la cuarentena cerró los locales de venta, todo ese stock acumulado comprado al exterior pasó para la temporada actual, argumentan.

En un informe publicado este martes, el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) estimó que “de acuerdo al consumo de energía en las principales plantas industriales, la actividad manufacturera operó 3,9% por encima de julio de 2019 y 5,2% por encima del promedio de 2019″, en un indicador “adelantado” en relación con el que publica habitualmente el organismo estadístico.Mientras algunas ramas industriales como maquinaria agrícola o automóviles son las que muestran mejores números, otras como indumentaria y calzado son las más atrasadas

De todas formas, esa misma estimación registró una caída de 3,9% en julio en comparación con el mes anterior. “En parte se debe a que el dato de junio había sido extraordinariamente elevado -posiblemente por cierta recomposición de stocks tras el parate de fin de mayo- y también a lo ocurrido en la industria automotriz, que produjo 8.100 vehículos menos que en junio por paradas por vacaciones de invierno en las cuatro principales terminales y, también, por faltante de insumos (semiconductores) a nivel global”, explicaron.

Hay otra razón que, cuentan, influyó en los números positivos de la industria es la situación sanitaria menos dura que hace algunos meses durante el impacto de la segunda ola de contagios que condujo al Gobierno a endurecer algunas restricciones.

“La mejora de la situación sanitaria permitió no solo que se redujeran los contagios en los trabajadores, sino también normalizar gradualmente el suministro de insumos críticos en ciertas ramas, como por ejemplo oxígeno”, explicó el CEP XXI.

Por otro lado, el dato que ya publicó el Indec de la producción de junio “no solo destacó por su crecimiento respecto a 2019, sino también respecto a 2018. En efecto, la actividad industrial desestacionalizada alcanzó el mayor nivel desde mayo de 2018. Lo mismo ocurrió con la utilización de la capacidad instalada industrial”, concluyó el informe oficial.El equipo económico estima que el EMAE de junio mostrará una recuperación de entre 7 y 8 por ciento en relación con mayo y cortará una tendencia de dos meses seguidos de retroceso

La recuperación paulatina de la actividad industrial implicó, tal como se preveía, una mayor demanda de dólares del sector para financiar importaciones y así ampliar su producción. De acuerdo a los datos que manejan en los despachos oficiales, entre bienes de capital, bienes intermedios y partes y piezas las fábricas importaron poco más de USD 21.000 millones durante la primera mitad del año.

Actualmente el ritmo mensual de importaciones se mantiene en torno de los USD 5.900 y USD 6.000 millones, y entre los funcionarios del sector creen que en esta segunda mitad del 2021 no necesitarán cerrar la canilla de dólares para la industria en un contexto de menores ingresos de divisas de la liquidación de las exportaciones. “Desde que comienza el año planeamos la administración de comercio exterior para las épocas de menores ingresos”, comentó un funcionario.En el primer semestre del año la industria consumió poco más de USD 21.000 millones para importar insumos y bienes de capital EFE/Kai Försterling/Archivo
En el primer semestre del año la industria consumió poco más de USD 21.000 millones para importar insumos y bienes de capital EFE/Kai Försterling/Archivo

Además, admiten que la brecha cambiaria y el cepo provocan un comportamiento de “anticipo” de importaciones, ante una eventual devaluación que haga más caras las compras al exterior en el futuro. “Las condiciones macro hacen que haya incentivos a resguardarse en divisa, nosotros tenemos que administrar esos dólares”, apuntan.

A propósito, recientemente un informe de la consultora Analytica aseguró que “la industria, que acumula un crecimiento de 1,5% en el año, requiere de un flujo de importaciones de no menos de USD 40.000 millones anuales para operar en condiciones normales”.En el Gobierno admiten que la brecha cambiaria y el cepo provocan un comportamiento de “anticipo” de importaciones, ante una eventual devaluación que haga más caras las compras al exterior en el futuro

“Sin cambios de fondo en la política económica, esta flexibilización de los dólares escasos para algunos usos se tendrá que compensar con mayores restricciones para otros”, advirtió Analytica.

Por esta razón, “el salto importador que se da desde setiembre de 2020 parece tener los días contados. Desde entonces, las importaciones rondan un promedio mensual de USD 4.300 millones, una dinámica que no condice con la modesta recuperación de la actividad económica”.

“Entre septiembre y mayo, las importaciones crecieron tres veces por encima del aumento del PBI. La respuesta a esta especie de anomalía la tiene la brecha cambiaria, que promedió 80% en el período”, explicó la consultora.

Advierten que el Gobierno podría redoblar el cepo a las importaciones por una mayor escasez de dólares


Un informe indicó que el adelanto de las compras al exterior por parte de las empresas ya puede estar llegando a su límite; cómo está cada sector en esta materia

Por Martín Kanenguiser

Una mayor demanda de dólares, más cepo y una inflación agazapada, lista para saltar después de las elecciones legislativas, es el complejo panorama que le espera a la economía argentina en los próximos meses.

Como producto de un programa económico que, una vez más, se caracteriza por llenar el cuadro de situación de laberintos cambiarios, las empresas intentan eludir las contradictorias decisiones oficiales con un comportamiento defensivo.

La trampa de estos encierros es que, cuando se abre la puerta, suele haber un efecto manada que termina complicando tanto al sector privado como al propio Gobierno en términos de recaudación, generación de empleo y crecimiento económico.

Así lo indica un informe de la consultora Analytica, que destacó que “la Argentina comienza a transitar un período de menor incertidumbre sanitaria, incluso con la variante delta en el horizonte”. De la mano de una mayor -aunque lenta- vacunación, “para la economía, este relativo regreso a la normalidad trae una certeza: la demanda de dólares sólo puede aumentar en los próximos meses”.

En este sentido, la consultora que dirige Ricardo Delgado afirmó que desde diciembre próximo el turismo al exterior dará un salto discreto; para tomar dimensión, en 2019 el déficit generado por la cuenta turística fue de USD 5.700 millones, nada menos que el equivalente al doble del incremento de las reservas internacionales del Banco Central hasta julio”.

En paralelo, se indicó, “junto con un nuevo acuerdo con el FMI, además, seguramente habrá una flexibilización para que las empresas extranjeras puedan remitir utilidades, alternativa vedada hasta ahora”. Al respecto, Analytica destacó que “la industria, que acumula un crecimiento de 1,5% en el año, requiere de un flujo de importaciones de no menos de USD 40.000 millones anuales para operar en condiciones normales”.

“Sin cambios de fondo en la política económica, esta flexibilización de los dólares escasos para algunos usos se tendrá que compensar con mayores restricciones para otros”, advirtió Analytica.

Por esta razón, “el salto importador que se da desde setiembre de 2020 parece tener los días contados. Desde entonces, las importaciones rondan un promedio mensual de USD 4.300 millones, una dinámica que no condice con la modesta recuperación de la actividad económica”.

“Entre setiembre y mayo, las importaciones crecieron tres veces por encima del aumento del PBI. La respuesta a esta especie de anomalía la tiene la brecha cambiaria, que promedió 80% en el período”.

“Adelantar importaciones es una reacción clásica cuando la expectativa de devaluación está instalada en el sector privado. En tiempos del cepo de Kicillof ocurrió el mismo fenómeno; las importaciones se movieron 50% por encima del crecimiento de la actividad entre enero de 2013 y febrero de 2014, descontando la devaluación del 24% de comienzos de ese último año”.

También “el retraso cambiario de 2017, sin cepo, provocó un fenómeno similar; entre abril de 2017 y agosto de 2018, previo a la devaluación de 28% de setiembre, las importaciones más que duplicaban el ritmo de la actividad económica (+122%)”

Analytica advirtió que “esta mayor demanda de importaciones no se genera por un cambio en la estructura productiva sino por meros incentivos financieros”.

“Ante la crisis externa que atraviesa la Argentina desde 2019, las empresas descuentan una corrección cambiaria de un orden de magnitud incierto. En consecuencia, asumen que hacerse de dólares hoy es más barato que hacerlo en el futuro, y en un contexto de cepo cambiario, importar es la vía más sencilla para dolarizarse”.

En base a las importaciones de los distintos sectores según su nivel de producción en el pasado, y ajustadas por el tipo de cambio real, Analytica calculó “cuánto más importa cada sector por sobre lo requerido en términos teóricos para producir”.

Así, se puede observar que “desde el inicio de la recuperación de la actividad de fines del año pasado, el exceso de importaciones implicó una demanda extra de USD 10.900 millones entre setiembre y mayo, un promedio mensual de USD 1.200 millones”.

En términos sectoriales, “la industria automotriz es el sector que muestra un mayor exceso de importaciones por encima de su nivel teórico de producción (USD 3.000 millones)”. En parte, “este comportamiento se explica por la recomposición de inventarios, ya que en el primer semestre de 2020 fue una de las cadenas productivas más golpeadas y tuvo el comportamiento inverso, importando USD 170 millones de dólares menos en relación con sus niveles teóricos”.

Dado que el 64% de las importaciones automotrices están dentro del régimen de licencias no automáticas, “es esperable que sea uno de los más perjudicados si se incrementan las restricciones a las compras”.

“Esta tendencia sectorial a las ‘importaciones excedentarias’ probablemente se profundice en los próximos meses en tanto la estrategia electoral de la política económica seguirá basándose en contener precios, entre ellos el tipo de cambio”, indicó Analytica a sus clientes.

“Aunque la medida de competitividad más amplia, el tipo de cambio real multilateral muestra apenas una apreciación de 5% anual, la velocidad de la devaluación oficial sigue bien por debajo de la inflación (16% versus 47%)”.

Aunque la medida de competitividad más amplia, el tipo de cambio real multilateral muestra apenas una apreciación de 5% anual, la velocidad de la devaluación oficial sigue bien por debajo de la inflación (16% versus 47%)

Por otro lado, “las industrias del químico, del petróleo y de cereales y oleaginosos mostraron un excedente importador promedio de USD 1.700 millones cada una entre setiembre y mayo”.

“Este salto importador, más allá de los incentivos provocados por la brecha, está influenciado por el aumento de los precios internacionales de las materias primas que impactó en forma directa en el costo de las importaciones”.

En particular, “en el agro aumentaron los precios de insumos clave como el fosfato diamónico y la urea, aunque también contribuyó el abaratamiento relativo de otros insumos de fácil acopio como las semillas, los herbicidas y el gasoil, cuyos precios evolucionaron por debajo del precio de los granos”.

“Un eventual endurecimiento en las autorizaciones de licencias no automáticas es un instrumento posible en este contexto para contener la mayor demanda de importaciones. En principio, una medida que no tendría mayor efecto sobre el dólar financiero (contado con liquidación), ya que por norma del BCRA las empresas que compran insumos en el exterior están restringidas para demandar dólares bursátiles en los 90 días previos y posteriores”.

Además, “dado que la tasa de interés actual está bastante en línea con la evolución del mercado de futuros, no resulta rentable adelantar el pago de importaciones futuras”.

“Ambos elementos le permiten al gobierno administrar la demanda de dólares y evitar un salto devaluatorio. Sin embargo, profundizar el retraso cambiario genera el riesgo de un nuevo salto en la brecha, llevando a que las empresas pierdan incentivos a ‘portarse bien’ y corran hacia el dólar bursátil”

“Bajo un escenario de este tipo, la tibia recuperación de la actividad se frenará y es de esperar una nueva aceleración en la tasa de inflación”, concluyó el informe, no sin un tono de lamento.

Cómo sigue la inflación: para las consultoras, se ubicará debajo del 3% mensual hasta las elecciones


Los analistas aseguraron que es muy difícil que los aumentos promedio puedan romper el piso de 2,5% mensual mientras se siguen incrementando los precios de los alimentos

Por Ximena Casas

Luego de conocerse en dato de inflación de 3% en julio, las consultoras económicas estiman que el índice se mantendrá por debajo o cercano a ese nivel durante los próximos meses. En general, advierten que el proceso de desaceleración, que se observó durante algunos meses, se basa en algunas “anclas” que podrían comenzar a soltarse y también analizan el impacto de la reapertura de paritarias, según detallaron.

“Por lo que va de estas semanas, seguimos midiendo una inflación del orden del 3% mensual. El proceso de desaceleración que se vio durante algunos meses obedece a que estaban funcionando todas las anclas de la economía, pero ahora algunas empiezan a salirse de carril”, explicó el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG.

El proceso de desaceleración que se vio durante algunos meses obedece a que estaban funcionando todas las anclas de la economía, pero ahora algunas empiezan a salirse de carril (Lorenzo)

“Una de las variables es la inestabilidad en el mercado paralelo del tipo del cambio que contagia a algunos precios. Y la segunda, y más importante, es el tema salarial con la reapertura de las paritarias. Para muchas empresas es un costo y fijan precios con esos costos más una remarcación. A eso, se añaden algunos aumentos de precios regulados. Juega a favor que no hay aumentos en los combustibles y se sigue con una política de tipo de cambio oficial que se mueve muy lentamente”, agregó Lorenzo.

En tanto, la consultora Analytica proyecta una inflación para agosto del 2,7%, principalmente por un descenso de la inflación núcleo, mientras que los aumentos de las prepagas por ejemplo empujarán al alza a los precios regulados. “El aumento de precios mensual replicaría el porcentaje de agosto de 2019. Difícilmente la inflación pueda romper la barrera de 2,5% mensual mientras el aumento en los precios de los alimentos no cese”, advirtió el economista Claudio Caprarulo, director de la consultora.

Con todo, los analistas aseguran que el problema se verá hacia adelante. “Tenemos estos valores de inflación con tarifas y tipo de cambio atrasándose. La gran pregunta es cuál va a ser la estrategia del Gobierno una vez que el ritmo de depreciación del peso aumente y las tarifas se actualicen”, señaló.

Entre los aumentos que trajo el mes de agosto se destacan la suba de las cuotas de las empresas de medicina prepaga, con un 9%. También las subas en el metro cúbico de GNC —que pasó del $37 en promedio en las estaciones de servicio de Buenos Aires a unos $40— y de las expensas como consecuencia del incremento del 10% para los encargados, que fue acordado por el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh).

“Tenemos estos valores de inflación con tarifas y tipo de cambio atrasándose. La gran pregunta es cuál va a ser la estrategia del Gobierno una vez que el ritmo de depreciación del peso aumente y las tarifas se actualicen” (Caprarulo)

Desde la consultora Equilibra, en tanto, de acuerdo a su modelo de proyección de la inflación anticiparon una que el anclaje de dólar y tarifas permitirá la inflación descienda por debajo del 3% mensual durante los próximos meses“Para agosto tenemos un 2,8%, hay siempre un rango entre 2,5% y 3%. Por lo menos, hasta las elecciones legislativas, vemos esta tendencia de la inflación a moderarse y ubicarse levemente debajo del 3%. Va a estar en esos valores. En diciembre ya puede llegar a haber un repunte con precios que en estos meses están pisados y después de las elecciones puede recuperar parte del terreno perdido”, indicó Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra.

En la consultora ACM estiman una inflación en torno al 2,8% y 2,9% para este mes. “Proyectamos que el proceso inflacionario continuará la desaceleración hasta fin de año puesto que tanto por la perdida de reservas proyectada para los próximos meses como por las distorsiones de precios que se estarían generando en la economía, esperamos una aceleración en la tasa de devaluación y una revisión de diversos precios regulados”, aseguró Juan Pablo Di Iorio, economista de la consultora ACM.

Según estiman desde ACM, el el programa con el FMI que se espera para principios del año que viene probablemente incluya una revisión en las tarifas, ya que los programas de ajuste del organismo suelen focalizar su atención en el nivel de subsidios y no en el gasto social. , añadió el economista.

El gasto electoral superará los $400.000 millones en el segundo semestre del año


Son proyecciones privadas en base a los anuncios oficiales, equivale a 1% del PBI. Es una cifra similar a lo que se destinó a la emergencia por la segunda ola de Covid en la primera mitad del año, que no incluye el gasto en subsidios para mantener congeladas las tarifas

Por Virginia Porcella

Es regla de oro de la política y también de la economía: el gasto público crece en años de elecciones. Por supuesto que este año, no será la excepción. El impecable orden con el que llevó las cuentas durante el primer semestre el ministro de Economía, Martín Guzmán, le permitió acumular un colchón para la segunda parte del año en la que, es sabido, se destinarán gran cantidad de recursos a recomponer el bolsillo. Gran parte de esos gastos ya están anunciados y algunos otros, como una nueva modificación en el impuesto a las Ganancias, están bajo análisis. Los mayores gastos no alterarán la meta de déficit fiscal de Guzmán pero sí tendrían impacto en la inflación.

En total, de acuerdo a los cálculos de economistas privados, el gasto electoral totalizará más de $400.000 millones, una cifra equivalente a más de 1% del PBI. El monto, que no incluye el gasto destinado a los subsidios energéticos para mantener congeladas las tarifas, es similar a la que se destinó durante el primer semestre a gastos no previstos por la emergencia de la segunda ola de contados de Covid 19. En ese momento, el Gobierno decidió ampliar la asistencia a los sectores críticos y las partidas del REPRO, entre otras medidas, que sumaron un total de $480.000 millones. El financiamiento, se anunció en esa oportunidad, provino esencialmente de los recursos extraordinarios que aportaron las retenciones a la soja y el impuesto a la riqueza.

El gasto electoral totalizará una cifra equivalente a más de 1% del PBI. El monto, que no incluye el gasto destinado a los subsidios energéticos para mantener congeladas las tarifas, es similar a la que se destinó durante el primer semestre a la emergencia de la segunda ola de contados de Covid-19

Para la ola de gastos del segundo semestre, en cambio, será el Banco Central el que deberá acercar los fondos. En algunos casos, se trata de gastos que ya están en ejecución, como el bono de $5.000 a jubilados que se cobrará este mes, que insumirá unos $45.000 millones. Lo mismo que las ampliaciones del Plan Potenciar Trabajo y del Plan Potenciar absorberán otros $100.000 millones, cifra similar que se orientará a la ampliación de la Tarjeta Alimentar.

Entre aquellos gastos aún no definidos, se confirmó desde el Gobierno y también desde el Congreso, que habrá una nueva suba del mínimo no imponible, del orden del 20%, para que el impacto de la reapertura de las paritarias no se diluya en el pago del tributo. Es que la mejora del salario real, con un nivel de inflación muy por encima del previsto a principios de año, es uno de los objetivos oficiales clave en vistas de las elecciones de medio término. En este sentido, las proyecciones privadas prevén un nuevo incentivo para jubilaciones y planes sociales entre octubre y noviembre.

“En un año electoral y en un contexto de crisis como el actual, es de esperar que los gastos sean mayores que los estipulados. Por caso, entre 2007 y 2015, las erogaciones estatales fueron 25% superiores a los aprobados por el Congreso”, afirmó un estudio de la consultora Analytica, que preside Ricardo Delgado. El informe aporta un cálculo interesante: estima que el mayor gasto electoral tendrá un impacto de la misma proporción en la actividad económica. “Los impactos que el aumento de cada partida de gasto tiene sobre el nivel de actividad se estima mediante los desencadenamientos virtuosos generados al resto de la economía”, afirma el informe que computa un impulso fiscal hasta el momento de 0,7 del PBI.La consultora Equilibra prevé que la expansión del gasto involucrará una emisión monetaria de otros $680.000 millones en lo que resta del año

“Destinar cerca de 0,7% del PIB extra en los sectores más golpeados redunda en un crecimiento extra del +0,9% para 2021 y un panorama inicial más favorable en 2022. La explicación más sencilla es obvia; nuestra estructura productiva depende 60% del consumo, y aquellos sectores con mayores necesidades básicas y sociales insatisfechas gastan todo ingreso adicional”, se explica, aunque destaca la dificultad de financiar el mayor gasto público sin consecuencias en la inflación.

En este sentido, desde Equilibra, la economista Lorena Giorgio calculó que el BCRA deberá aportar unos $680.000 millones hasta fin de año. “Con el recalentamiento del gasto en la víspera electoral, el Tesoro debió recurrir a financiamiento del BCRA por $180.000 millones en julio y $40.000 millones en la primera semana de agosto. En todo el primer semestre, la asistencia sumó $330.000 millones. Prevemos que la expansión del gasto involucrará una emisión monetaria de otros $680.000 millones en lo que resta del año”, afirmó en su reporte semanal difundido ayer.