Un ajuste vía mayor recaudación: ¿es viable?


El Gobierno ya ha explicitado que persigue una reducción del déficit primario por la vía del crecimiento: una suerte de ajuste virtuoso

Por Analytica Consultora

Lo que prioritariamente se discute en Washington entre funcionarios de Economía y los técnicos del FMI, negociaciones que más temprano que tarde llevarán a un nuevo acuerdo con el organismo, es cómo financiar de manera sustentable el nivel de gasto público pretendido por Argentina. 

El Gobierno ya ha explicitado que persigue una reducción del déficit primario por la vía del crecimiento: una suerte de ajuste virtuoso. Bajo esta lógica, cómo evolucione la recaudación impositiva es clave, dado que las colocaciones de deuda en pesos comienzan a mostrar sus límites y la velocidad de emisión monetaria tendrá que reducirse en línea con las metas que busca el FMI. 

Al 23 de diciembre el financiamiento monetario acumulado anual ya alcanzó el 3% del PIB. Tal como sucedió en los últimos acuerdos firmados por otros países con el FMI, es esperable que se establezcan límites inferiores a la asistencia del Banco Central al Tesoro. Este año la meta de financiamiento que contenía el presupuesto indicaba que 60% provendría de la emisión monetaria y el 40% por mercado: la realidad es que el reparto será 67/33

El Gobierno logró hasta el momento financiarse por la vía del mercado en pesos 23% por encima de sus vencimientos. Para eso recurrió a diversas modificaciones normativas y regulatorias que le permitieron, entre otras cosas, colocar deuda a los Fondos Comunes de Inversión. Hacia adelante difícilmente se esté en condiciones de incrementar la ratio de endeudamiento por sobre sus vencimientos en pesos. 

Entonces, la llave que está ofreciendo el Gobierno argentino en las negociaciones con el FMI de modo de resolver el nudo gordiano del financiamiento es el aumento en la recaudación por un mayor crecimiento de la actividad económica

Sin embargo, la velocidad de crecimiento requerida para el ajuste virtuoso no es consistente con la de acumular reservas en el Banco Central, otra de las metas centrales del futuro acuerdo. Observando los vencimientos de deuda en moneda extranjera para los próximos años, sin considerar la deuda con los organismos multilaterales, el desafío es mayúsculo

Bajo esa óptica, se requerirían ajustes del tipo de cambio que afectarían en forma directa a la inflación (hacia arriba) y el crecimiento (hacia abajo). Por caso, ya en diciembre se ve un cambio en la pauta devaluatoria: 1,4% mensual en lugar del promedio de 1% de los últimos 5 meses.

Así se pone de manifiesto un fenómeno latente en los regímenes de inflación persistente: con tasas anuales superiores al 12%, la dinámica de precios afecta negativamente los niveles de actividad. Si bien los motivos son múltiples, está bien estudiado que la inflación persistente acorta los horizontes de planeamiento y, por lo tanto, afecta las decisiones de inversión, a la vez que reduce la eficiencia en la distribución de recursos. 

El proceso de ordenamiento macro que requerirá el acuerdo con el FMI incluye ajuste de tarifas y de tipo de cambio. Por caso, al cambio que ya mencionamos en la pauta de devaluación se suman los trascendidos de un aumento del 20% en las tarifas de energía a partir de los primeros meses del próximo año. 

Si a la vez el objetivo es reducir la inflación, existe una imposibilidad evidente para que los salarios puedan crecer. Así, se afectará al consumo, en particular a través de los ingresos de los trabajadores, y a su vez a la recaudación, en especial del IVA neto y de los aportes personales y patronalesAmbos tributos explican la mitad de la recaudación, tal como se observa en el siguiente gráfico.

Si la economía crece 4% (3 puntos son arrastre estadístico del cuarto trimestre de este año), la recaudación apenas aumentaría 1% en términos reales
Si la economía crece 4% (3 puntos son arrastre estadístico del cuarto trimestre de este año), la recaudación apenas aumentaría 1% en términos reales

Para ilustrar los efectos del crecimiento de la actividad sobre los impuestos recaudados a nivel nacional se requiere consistencia entre el producto, las importaciones y los distintos componentes de la demanda agregada.  Utilizando nuestro modelo de consistencia macro proyectamos la recaudación real para 2022. Si la economía crece 4%, de los cuales 3 puntos son arrastre estadístico del cuarto trimestre de este año, la recaudación apenas aumentaría 1% en términos reales

A su vez, un contexto internacional más inflacionario, especialmente en los Estados Unidos, puede afectar la cotización del dólar y así reducir el precio de las commodities y la recaudación por retenciones. Los derechos de exportación ponderan un 10% dentro del total recaudado. Así, entre el impacto de los salarios y el precio de las materias primas, el 60% de la recaudación estará en serias dificultades. Difícilmente podamos observar un ajuste virtuoso liderado por la recaudación en 2022.   

El único driver que traccionará los ingresos fiscales el año próximo es el impuesto a las Ganancias porque se tributa sobre los resultados de la actividad del 2021. A su vez, la inversión también seguirá impactando positivamente sobre la recaudación. La convivencia con varios tipos de cambio atenta contra el ingreso de capitales y sesga la demanda en favor de la inversión y el consumo durable debido a su elevado componente transable. 

Al igual que lo observado este año, con la inversión creciendo muy por encima del producto, se proyecta que la brecha cambiaria siga estimulando la producción industrial y la inversión asociada a la compra de maquinaria y equipo al dólar oficial.

Queda claro que incluso si la economía creciera y la inflación no se acelerara significativamente, la composición de la demanda, en un contexto de cepo y ajuste de precios relativos, limita la capacidad de la recaudación de impuestos de ser la clave del ajuste virtuoso que busca el Gobierno

El ajuste al turismo, entre el FMI y las reservas


El equipo económico continuará enfrentando un trade-off entre relajar el cepo y acelerar la devaluación, o sostener los controles cambiarios

Por Analytica Consultora

La suspensión del pago con tarjetas de crédito en cuotas fijas de los viajes y gastos de turismo al exterior es apenas una medida más de las que el BCRA viene implementando en el marco de su política general de “cuidado de las reservas”. 

Si bien afecta a una clase media que le es esquiva electoralmente, apunta a ofrecer prendas de negociación ante el inminente acuerdo con el FMI. Como cualquier acreedor, el FMI requiere que las divisas sean de algún modo protegidas por el deudor, y eso es lo que viene sucediendo, en especial tras la derrota electoral del oficialismo.

Antes de esta medida, el BCRA fue afectando diferentes categorías del mercado de cambios, bajo la lógica de minimizar los ajustes requeridos por el organismo. 

  • En octubre se registró un fuerte ajuste en los pagos por importaciones. La cuenta corriente cambiaria generó un superávit de U$S 557 millones, luego de un déficit de U$S 785 millones en septiembre. El último superávit previo se dio en julio de 2021. A su vez, la balanza comercial registró un superávit de U$S 1.661 millones, muy superior al de setiembre (U$S 648 millones). La causa principal fue la caída del 25% mensual de las importaciones.
  • En noviembre les prohibió a los bancos aumentar su posición en moneda extranjera, y a partir de diciembre los obligó a llevarla a cero. En consecuencia, debieron vender alrededor de U$S 400 millones.
  • Después de las elecciones dejó de intervenir con bonos propios en el mercado del dólar Contado con Liquidación (CCL) liberando su cotización. El monto acumulado de la intervención alcanza U$S 2.360 millones desde octubre de 2020. En octubre de este año colocó bonos por el equivalente a U$S 292 millones. 

Por tanto, el ajuste del sector externo se profundizó con la suspensión del pago en cuotas de los gastos de turismo al exterior, pero la tendencia ya estaba iniciada. Las compras de pasajes aéreos al exterior dependen básicamente del tipo de cambio real con una elasticidad de -1. Es decir que por cada 1% de aumento del TCR, las compras caen 1%. Dado que habrá correcciones del tipo de cambio real por el nuevo acuerdo con el FMI, estas compras disminuirán. 

De todas formas, según la última Encuesta de Gasto de los Hogares del Indec, el 78% de las compras de aéreo se realizan con tarjeta de crédito. Si bien no se conocen los plazos de pago, se presume que una parte importante se realiza en más de una cuota. Según nuestras estimaciones los pagos al exterior por pasajes aéreos podrían disminuir 15% en 6 meses y cerca de 25% en 12 meses, generando un ahorro algo superior a los U$S 90 millones anuales sin incluir otros gastos, principalmente hotelería.

Previo al anuncio de la restricción al turismo, las importaciones de bienes ya habían regresado a los U$S 4.500 millones mensuales en octubre, nivel congruente con el actual ritmo de actividad económica. Entre 2011 y 2021 las importaciones mensuales de bienes fueron de U$S 4.500 millones promedio y el EMAE sin estacionalidad se ubicó 44 puntos por encima de la base 2004. En septiembre, último dato disponible, el EMAE alcanzó un nivel de 145 y las importaciones ajustaron 25% en octubre. Esto es, todo indicaría que estos niveles de importación están en línea con la relación histórica respecto a los niveles de actividad.

El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios: como se observa en gráfico, su déficit se incrementó.

El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios, como se observa en el gráfico
El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios, como se observa en el gráfico

Es llamativo que la cuenta de servicios se deterioró en octubre aun más a pesar de una cuenta viajes aún “contenida” por la pandemia. Es evidente que el BCRA busca prevenir situaciones futuras, cuando la recuperación de la actividad y la vuelta a la normalidad impiden recortar otros servicios que también se aceleraron, más vinculados al flujo habitual de negocios. 

Entre mayo y octubre el mayor déficit de la cuenta servicios se vio explicado no sólo por la cuenta viajes, sino también fletes y otros servicios mayormente corporativos

La cuenta servicios suele operar con un déficit que oscila entre los U$S 600 y U$S 800 millones mensuales en los últimos diez años. El gráfico muestra que el saldo promedio de la cuenta viajes hasta el comienzo de la pandemia se ubicó en U$S 600 millones mensuales. Sin embargo, en 2013, en pleno cepo cambiario y periodo electoral registró medias de U$S 800 millones. 

Al observar todos los sectores vinculados al mercado de cambios (bienes, servicios, deuda, etcétera) el ajuste les llegó antes que a los viajes al exterior.

Hacia adelante el equipo económico continuará enfrentando un claro trade-off, entre relajar el cepo y acelerar la devaluación, con un mayor impacto sobre los precios, o sostener, y en algunos casos profundizar, los controles cambiarios para poder depreciar a una tasa que supere el 1% mensual de los últimos meses. 

Algo que ya empezamos a ver este mes. Junto con las medidas que mencionamos para el turismo y los dólares financieros, el peso se depreció 1,35% durante la primera quincena respecto a la cotización promedio de igual periodo del mes pasado y para encontrar un porcentaje similar hay que retrotraerse a mayo. Profundizar o no este camino no puede estar basado sólo en consideraciones de corto plazo: la acumulación de desequilibrios, tanto sociales como económicos, podría provocar pérdidas de difícil resolución en los próximos años.