Los “cerebros” argentinos detrás de la dolarización ecuatoriana


Ecuador adoptó el dólar en 2000 como moneda oficial, con el asesoramiento de dos economistas de la Fundación Mediterránea. Uno de ellos cuenta la historia.

Por Damián Kantor

La película tiene un tono dramático y dos de sus principales protagonistas son «conocidos». El guión se desarrolla en un país latinoamericano y arranca con toda la furia: miles de ahorristas tratando de sacar su dinero de los bancos y el gobierno, frente a la emergencia, decreta el feriado bancario. Como trasfondo, una crisis económica brutal. El final es cantado: congelamiento de depósitos y… dolarización de prepo.

Parece la trama y el trauma del corralito argentino, con algunos matices. Pero es una historia real. Ocurrió en Ecuador, el 9 de enero de 2000, cuando el entonces presidente Jamil Mahuad decidió sustituir el sucre (la moneda oficial) por el dólar, con el asesoramiento técnico de los argentinos Jorge Vasconcelos y Guillermo Mondino, dos investigadores de la Ieral y la Fundación Mediterránea.

La dolarización fue un proceso doloroso. La divisa saltó de 7.000 sucres a 19.000 en una semana y los depósitos se canjearon por un bono a 5 años, lo que muchos llaman una licuación. “Esa crisis de Ecuador tuvo similitudes con el colapso de 2001 en la Argentina, con la gente agolpada en las puertas de los bancos reclamando su dinero”, recuerda Vasconcelos.

Aquel parto fue difícil, pero 22 años después, la mayoría de la población en ese país acepta gustosa el sistema. “La gente ni quiere hablar de desdolarizar, le da mucha tranquilidad pensar en dólares”, señala a Clarín Angel Maridueña, economista e investigador ecuatoriano. De todos modos, aclara que “la dolarización es buena cuando tenés recursos”. Además de resolver la crisis bancaria, la adopción del dólar permitió bajar la inflación, que en 2000 había trepado al 95,5%.

Ecuador depende de sus exportaciones petroleras. El precio del barril, de este modo, marca el ritmo de la actividad, lo que resulta curioso, ya que en el inicio rondaba los US$10. El que mejor la aprovechó fue Rafael Correa, que gobernó de 2007 a 2017, con el petróleo cotizando en gran parte de sus mandatos a US$100. Correa prometió salir de la dolarización, pero no cumplió su promesa.

El cambio de moneda quedó en eso. No hubo reformas estructurales de por medio y por ese motivo, dice Maridueña, “cuando el barril comenzó a caer generó problemas productivos y la deuda pública pasó del 30 al 60% del PBI”. Vasconcelos agrega que el caso de Ecuador prueba que la dolarización no implica reformas estructurales, como muchos creen. “El sistema se ganó la simpatía de la gente y demostró ser sólido y perdurable. Pero no es un pase de magiaUn régimen cambiario o monetario no es la solución”, opina Vasconcelos.

Además de Ecuador, hay otros dos países que dolarizaron sus economías: Panamá y El Salvador. Hay otros que aplicaron cajas de conversión de monedas, como la convertibilidad argentina: Hong Kong, Bahamas, Bermuda, Letonia, Lituania y Singapur. “Estos procesos para combatir la inflación son más fáciles de aplicar en países chicos o islas”, explica el economista José Siaba Serrate. «No se lo recomendaría a nadie”, subraya tajante.Los últimos sucres ecuatorianos, antes de la destrucción para adoptar la dolarización. Foto archivo AFP

Siaba Serrate recuerda que la fijación de una paridad de las monedas locales con una extranjera implica ceder la política monetaria y quedar expuesto a crisis ajenas. “La ventaja de una moneda local es que se puede apreciar o devaluar si hay algún shock externo” dice. Reconoce, eso sí, que puede ser un esquema válido para bajar rápido la inflación. “Pero muchos países lograron la estabilidad sin ningún esquema raro”, aclaró el especialista.

“El Salvador lleva 20 años de dolarización. El inicio de la misma fue traumático, no solo porque la conversión fue arbitraria, sino porque en el corto plazo hubo una fuerte distribución del ingreso entre los sectores transables y no transables”, señala Guido Lorenzo, de la consultora LCG. Agrega que “se logró la estabilidad de precios en el mediano plazo, pero al mismo tiempo el país quedó estancado en estos últimos años por no tener instrumentos de políticas monetaria y cambiaria propias”, dijo.

Ricardo Delgado, director de Analytica, coincide en que la dolarización no resuelve los desequilibrios económicos. Incluso “podrían agudizarse si la Argentina toma un atajo de ese tipo”. Para este economista, “existen múltiples casos de países que se desdolarizaron con mayor o menor éxito, y solo muy pocos, o muy pequeños, los que la adoptaron con escasos resultados”.

La convertibilidad en la Argentina produjo una fractura en la sociedad. Impulsada en los inicios del menemismo, con Domingo Cavallo en el rol de ministro de Economía, obtuvo buenos resultados en los primeros años pero contribuyó a generar la peor crisis de la historia, en 2001.

Tras su salida del gobierno, en 1995, Cavallo asesoró sobre la dolarización al entonces candidato a presidente de Ecuador Abdalá Bucaram. El ex presidente Mahuad reconoció tiempo atrás en un reportaje que “Cavallo fue clave en el proceso de dolarización”. Otro aporte argentino a esa “película”, con final incierto.