Advierten que el Gobierno podría redoblar el cepo a las importaciones por una mayor escasez de dólares


Un informe indicó que el adelanto de las compras al exterior por parte de las empresas ya puede estar llegando a su límite; cómo está cada sector en esta materia

Por Martín Kanenguiser

Una mayor demanda de dólares, más cepo y una inflación agazapada, lista para saltar después de las elecciones legislativas, es el complejo panorama que le espera a la economía argentina en los próximos meses.

Como producto de un programa económico que, una vez más, se caracteriza por llenar el cuadro de situación de laberintos cambiarios, las empresas intentan eludir las contradictorias decisiones oficiales con un comportamiento defensivo.

La trampa de estos encierros es que, cuando se abre la puerta, suele haber un efecto manada que termina complicando tanto al sector privado como al propio Gobierno en términos de recaudación, generación de empleo y crecimiento económico.

Así lo indica un informe de la consultora Analytica, que destacó que “la Argentina comienza a transitar un período de menor incertidumbre sanitaria, incluso con la variante delta en el horizonte”. De la mano de una mayor -aunque lenta- vacunación, “para la economía, este relativo regreso a la normalidad trae una certeza: la demanda de dólares sólo puede aumentar en los próximos meses”.

En este sentido, la consultora que dirige Ricardo Delgado afirmó que desde diciembre próximo el turismo al exterior dará un salto discreto; para tomar dimensión, en 2019 el déficit generado por la cuenta turística fue de USD 5.700 millones, nada menos que el equivalente al doble del incremento de las reservas internacionales del Banco Central hasta julio”.

En paralelo, se indicó, “junto con un nuevo acuerdo con el FMI, además, seguramente habrá una flexibilización para que las empresas extranjeras puedan remitir utilidades, alternativa vedada hasta ahora”. Al respecto, Analytica destacó que “la industria, que acumula un crecimiento de 1,5% en el año, requiere de un flujo de importaciones de no menos de USD 40.000 millones anuales para operar en condiciones normales”.

“Sin cambios de fondo en la política económica, esta flexibilización de los dólares escasos para algunos usos se tendrá que compensar con mayores restricciones para otros”, advirtió Analytica.

Por esta razón, “el salto importador que se da desde setiembre de 2020 parece tener los días contados. Desde entonces, las importaciones rondan un promedio mensual de USD 4.300 millones, una dinámica que no condice con la modesta recuperación de la actividad económica”.

“Entre setiembre y mayo, las importaciones crecieron tres veces por encima del aumento del PBI. La respuesta a esta especie de anomalía la tiene la brecha cambiaria, que promedió 80% en el período”.

“Adelantar importaciones es una reacción clásica cuando la expectativa de devaluación está instalada en el sector privado. En tiempos del cepo de Kicillof ocurrió el mismo fenómeno; las importaciones se movieron 50% por encima del crecimiento de la actividad entre enero de 2013 y febrero de 2014, descontando la devaluación del 24% de comienzos de ese último año”.

También “el retraso cambiario de 2017, sin cepo, provocó un fenómeno similar; entre abril de 2017 y agosto de 2018, previo a la devaluación de 28% de setiembre, las importaciones más que duplicaban el ritmo de la actividad económica (+122%)”

Analytica advirtió que “esta mayor demanda de importaciones no se genera por un cambio en la estructura productiva sino por meros incentivos financieros”.

“Ante la crisis externa que atraviesa la Argentina desde 2019, las empresas descuentan una corrección cambiaria de un orden de magnitud incierto. En consecuencia, asumen que hacerse de dólares hoy es más barato que hacerlo en el futuro, y en un contexto de cepo cambiario, importar es la vía más sencilla para dolarizarse”.

En base a las importaciones de los distintos sectores según su nivel de producción en el pasado, y ajustadas por el tipo de cambio real, Analytica calculó “cuánto más importa cada sector por sobre lo requerido en términos teóricos para producir”.

Así, se puede observar que “desde el inicio de la recuperación de la actividad de fines del año pasado, el exceso de importaciones implicó una demanda extra de USD 10.900 millones entre setiembre y mayo, un promedio mensual de USD 1.200 millones”.

En términos sectoriales, “la industria automotriz es el sector que muestra un mayor exceso de importaciones por encima de su nivel teórico de producción (USD 3.000 millones)”. En parte, “este comportamiento se explica por la recomposición de inventarios, ya que en el primer semestre de 2020 fue una de las cadenas productivas más golpeadas y tuvo el comportamiento inverso, importando USD 170 millones de dólares menos en relación con sus niveles teóricos”.

Dado que el 64% de las importaciones automotrices están dentro del régimen de licencias no automáticas, “es esperable que sea uno de los más perjudicados si se incrementan las restricciones a las compras”.

“Esta tendencia sectorial a las ‘importaciones excedentarias’ probablemente se profundice en los próximos meses en tanto la estrategia electoral de la política económica seguirá basándose en contener precios, entre ellos el tipo de cambio”, indicó Analytica a sus clientes.

“Aunque la medida de competitividad más amplia, el tipo de cambio real multilateral muestra apenas una apreciación de 5% anual, la velocidad de la devaluación oficial sigue bien por debajo de la inflación (16% versus 47%)”.

Aunque la medida de competitividad más amplia, el tipo de cambio real multilateral muestra apenas una apreciación de 5% anual, la velocidad de la devaluación oficial sigue bien por debajo de la inflación (16% versus 47%)

Por otro lado, “las industrias del químico, del petróleo y de cereales y oleaginosos mostraron un excedente importador promedio de USD 1.700 millones cada una entre setiembre y mayo”.

“Este salto importador, más allá de los incentivos provocados por la brecha, está influenciado por el aumento de los precios internacionales de las materias primas que impactó en forma directa en el costo de las importaciones”.

En particular, “en el agro aumentaron los precios de insumos clave como el fosfato diamónico y la urea, aunque también contribuyó el abaratamiento relativo de otros insumos de fácil acopio como las semillas, los herbicidas y el gasoil, cuyos precios evolucionaron por debajo del precio de los granos”.

“Un eventual endurecimiento en las autorizaciones de licencias no automáticas es un instrumento posible en este contexto para contener la mayor demanda de importaciones. En principio, una medida que no tendría mayor efecto sobre el dólar financiero (contado con liquidación), ya que por norma del BCRA las empresas que compran insumos en el exterior están restringidas para demandar dólares bursátiles en los 90 días previos y posteriores”.

Además, “dado que la tasa de interés actual está bastante en línea con la evolución del mercado de futuros, no resulta rentable adelantar el pago de importaciones futuras”.

“Ambos elementos le permiten al gobierno administrar la demanda de dólares y evitar un salto devaluatorio. Sin embargo, profundizar el retraso cambiario genera el riesgo de un nuevo salto en la brecha, llevando a que las empresas pierdan incentivos a ‘portarse bien’ y corran hacia el dólar bursátil”

“Bajo un escenario de este tipo, la tibia recuperación de la actividad se frenará y es de esperar una nueva aceleración en la tasa de inflación”, concluyó el informe, no sin un tono de lamento.

Cómo sigue la inflación: para las consultoras, se ubicará debajo del 3% mensual hasta las elecciones


Los analistas aseguraron que es muy difícil que los aumentos promedio puedan romper el piso de 2,5% mensual mientras se siguen incrementando los precios de los alimentos

Por Ximena Casas

Luego de conocerse en dato de inflación de 3% en julio, las consultoras económicas estiman que el índice se mantendrá por debajo o cercano a ese nivel durante los próximos meses. En general, advierten que el proceso de desaceleración, que se observó durante algunos meses, se basa en algunas “anclas” que podrían comenzar a soltarse y también analizan el impacto de la reapertura de paritarias, según detallaron.

“Por lo que va de estas semanas, seguimos midiendo una inflación del orden del 3% mensual. El proceso de desaceleración que se vio durante algunos meses obedece a que estaban funcionando todas las anclas de la economía, pero ahora algunas empiezan a salirse de carril”, explicó el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG.

El proceso de desaceleración que se vio durante algunos meses obedece a que estaban funcionando todas las anclas de la economía, pero ahora algunas empiezan a salirse de carril (Lorenzo)

“Una de las variables es la inestabilidad en el mercado paralelo del tipo del cambio que contagia a algunos precios. Y la segunda, y más importante, es el tema salarial con la reapertura de las paritarias. Para muchas empresas es un costo y fijan precios con esos costos más una remarcación. A eso, se añaden algunos aumentos de precios regulados. Juega a favor que no hay aumentos en los combustibles y se sigue con una política de tipo de cambio oficial que se mueve muy lentamente”, agregó Lorenzo.

En tanto, la consultora Analytica proyecta una inflación para agosto del 2,7%, principalmente por un descenso de la inflación núcleo, mientras que los aumentos de las prepagas por ejemplo empujarán al alza a los precios regulados. “El aumento de precios mensual replicaría el porcentaje de agosto de 2019. Difícilmente la inflación pueda romper la barrera de 2,5% mensual mientras el aumento en los precios de los alimentos no cese”, advirtió el economista Claudio Caprarulo, director de la consultora.

Con todo, los analistas aseguran que el problema se verá hacia adelante. “Tenemos estos valores de inflación con tarifas y tipo de cambio atrasándose. La gran pregunta es cuál va a ser la estrategia del Gobierno una vez que el ritmo de depreciación del peso aumente y las tarifas se actualicen”, señaló.

Entre los aumentos que trajo el mes de agosto se destacan la suba de las cuotas de las empresas de medicina prepaga, con un 9%. También las subas en el metro cúbico de GNC —que pasó del $37 en promedio en las estaciones de servicio de Buenos Aires a unos $40— y de las expensas como consecuencia del incremento del 10% para los encargados, que fue acordado por el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh).

“Tenemos estos valores de inflación con tarifas y tipo de cambio atrasándose. La gran pregunta es cuál va a ser la estrategia del Gobierno una vez que el ritmo de depreciación del peso aumente y las tarifas se actualicen” (Caprarulo)

Desde la consultora Equilibra, en tanto, de acuerdo a su modelo de proyección de la inflación anticiparon una que el anclaje de dólar y tarifas permitirá la inflación descienda por debajo del 3% mensual durante los próximos meses“Para agosto tenemos un 2,8%, hay siempre un rango entre 2,5% y 3%. Por lo menos, hasta las elecciones legislativas, vemos esta tendencia de la inflación a moderarse y ubicarse levemente debajo del 3%. Va a estar en esos valores. En diciembre ya puede llegar a haber un repunte con precios que en estos meses están pisados y después de las elecciones puede recuperar parte del terreno perdido”, indicó Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra.

En la consultora ACM estiman una inflación en torno al 2,8% y 2,9% para este mes. “Proyectamos que el proceso inflacionario continuará la desaceleración hasta fin de año puesto que tanto por la perdida de reservas proyectada para los próximos meses como por las distorsiones de precios que se estarían generando en la economía, esperamos una aceleración en la tasa de devaluación y una revisión de diversos precios regulados”, aseguró Juan Pablo Di Iorio, economista de la consultora ACM.

Según estiman desde ACM, el el programa con el FMI que se espera para principios del año que viene probablemente incluya una revisión en las tarifas, ya que los programas de ajuste del organismo suelen focalizar su atención en el nivel de subsidios y no en el gasto social. , añadió el economista.

El gasto electoral superará los $400.000 millones en el segundo semestre del año


Son proyecciones privadas en base a los anuncios oficiales, equivale a 1% del PBI. Es una cifra similar a lo que se destinó a la emergencia por la segunda ola de Covid en la primera mitad del año, que no incluye el gasto en subsidios para mantener congeladas las tarifas

Por Virginia Porcella

Es regla de oro de la política y también de la economía: el gasto público crece en años de elecciones. Por supuesto que este año, no será la excepción. El impecable orden con el que llevó las cuentas durante el primer semestre el ministro de Economía, Martín Guzmán, le permitió acumular un colchón para la segunda parte del año en la que, es sabido, se destinarán gran cantidad de recursos a recomponer el bolsillo. Gran parte de esos gastos ya están anunciados y algunos otros, como una nueva modificación en el impuesto a las Ganancias, están bajo análisis. Los mayores gastos no alterarán la meta de déficit fiscal de Guzmán pero sí tendrían impacto en la inflación.

En total, de acuerdo a los cálculos de economistas privados, el gasto electoral totalizará más de $400.000 millones, una cifra equivalente a más de 1% del PBI. El monto, que no incluye el gasto destinado a los subsidios energéticos para mantener congeladas las tarifas, es similar a la que se destinó durante el primer semestre a gastos no previstos por la emergencia de la segunda ola de contados de Covid 19. En ese momento, el Gobierno decidió ampliar la asistencia a los sectores críticos y las partidas del REPRO, entre otras medidas, que sumaron un total de $480.000 millones. El financiamiento, se anunció en esa oportunidad, provino esencialmente de los recursos extraordinarios que aportaron las retenciones a la soja y el impuesto a la riqueza.

El gasto electoral totalizará una cifra equivalente a más de 1% del PBI. El monto, que no incluye el gasto destinado a los subsidios energéticos para mantener congeladas las tarifas, es similar a la que se destinó durante el primer semestre a la emergencia de la segunda ola de contados de Covid-19

Para la ola de gastos del segundo semestre, en cambio, será el Banco Central el que deberá acercar los fondos. En algunos casos, se trata de gastos que ya están en ejecución, como el bono de $5.000 a jubilados que se cobrará este mes, que insumirá unos $45.000 millones. Lo mismo que las ampliaciones del Plan Potenciar Trabajo y del Plan Potenciar absorberán otros $100.000 millones, cifra similar que se orientará a la ampliación de la Tarjeta Alimentar.

Entre aquellos gastos aún no definidos, se confirmó desde el Gobierno y también desde el Congreso, que habrá una nueva suba del mínimo no imponible, del orden del 20%, para que el impacto de la reapertura de las paritarias no se diluya en el pago del tributo. Es que la mejora del salario real, con un nivel de inflación muy por encima del previsto a principios de año, es uno de los objetivos oficiales clave en vistas de las elecciones de medio término. En este sentido, las proyecciones privadas prevén un nuevo incentivo para jubilaciones y planes sociales entre octubre y noviembre.

“En un año electoral y en un contexto de crisis como el actual, es de esperar que los gastos sean mayores que los estipulados. Por caso, entre 2007 y 2015, las erogaciones estatales fueron 25% superiores a los aprobados por el Congreso”, afirmó un estudio de la consultora Analytica, que preside Ricardo Delgado. El informe aporta un cálculo interesante: estima que el mayor gasto electoral tendrá un impacto de la misma proporción en la actividad económica. “Los impactos que el aumento de cada partida de gasto tiene sobre el nivel de actividad se estima mediante los desencadenamientos virtuosos generados al resto de la economía”, afirma el informe que computa un impulso fiscal hasta el momento de 0,7 del PBI.La consultora Equilibra prevé que la expansión del gasto involucrará una emisión monetaria de otros $680.000 millones en lo que resta del año

“Destinar cerca de 0,7% del PIB extra en los sectores más golpeados redunda en un crecimiento extra del +0,9% para 2021 y un panorama inicial más favorable en 2022. La explicación más sencilla es obvia; nuestra estructura productiva depende 60% del consumo, y aquellos sectores con mayores necesidades básicas y sociales insatisfechas gastan todo ingreso adicional”, se explica, aunque destaca la dificultad de financiar el mayor gasto público sin consecuencias en la inflación.

En este sentido, desde Equilibra, la economista Lorena Giorgio calculó que el BCRA deberá aportar unos $680.000 millones hasta fin de año. “Con el recalentamiento del gasto en la víspera electoral, el Tesoro debió recurrir a financiamiento del BCRA por $180.000 millones en julio y $40.000 millones en la primera semana de agosto. En todo el primer semestre, la asistencia sumó $330.000 millones. Prevemos que la expansión del gasto involucrará una emisión monetaria de otros $680.000 millones en lo que resta del año”, afirmó en su reporte semanal difundido ayer.

En siete meses el IPC subió un 29%: Agosto arranca con subas, pero el Gobierno descarta medidas de shock para controlar la inflación


Economía apuesta a pisar el dólar, tarifas y precios regulados. Los analistas advierten por el desgaste de esas anclas.

Por Juan Manuel Barca

Los aumentos de agosto impactarán en los bolsillos y pondrán a prueba la estrategia oficial. Se trata de las subas en las prepagas, GNC, alquileres y expensas, rubros que le meterán más presión a una inflación que ya orilla el 50% anual. Así todo, el Gobierno mantendrá su plan de pisar el dólar y las tarifas con tal de contener los precios antes de las elecciones.

En los primeros seis meses, la inflación acumulada fue del 25,3%. En julio, los analistas esperan una inflación de entre el 2,6 y 3,5%, sumando cerca de un 29% desde enero. Así, la meta proyectada para todo el 2021 se agotó mucho antes de lo previsto. Ahora, en los despachos oficiales creen que julio arrojará un resultado inferior a la suba del 3,2% en junio y esperan un 40% en el año.

Pese a que varios economistas señalan que es necesario encarar medidas de «shock» del estilo del Plan Austral – como informó el domingo Clarín-, el equipo económico decidió profundizar el gradualismo. Un rumbo menos ambicioso que el fallido acuerdo de precios y salarios impulsado en febrero a pedido de Cristina Kirchner, pero con la misma finalidad: llegar a noviembre sin sacudones.

Dentro de ese esquema es central mantener el dólar calmo. Aunque la semana pasada el Banco Central aceleró el margen de depreciación del peso, julio cerró con una suba del 1%, de nuevo por detrás de la inflación. La autoridad monetaria también redujo la emisión en el primer semestre. Ambas políticas apuntan a desacelerar la inflación, pero desde julio se complicó.

El incremento del gasto, la emisión y las presiones cambiarias encendieron luces amarillas. «Hay una combinación de inercia inflacionaria y baja de la demanda de dinero, la gente no quiere mantener pesos más alla de lo que necesita; y segundo, se postergan algunos aumentos y eso genera otra presión inflacionaria futura», explicó Daniel Marx, extitular del BCRA y exsecretario de Finanzas.

Después de haber alcanzado el pico de $185 la semana pasada, hubo un respiro y el blue recortó $ 5 en las últimas jornadas. El costo fue la intervención del BCRA con la venta de más de US$ 300 millones de reservas. El escenario sigue siendo desafiante. Con las anclas sobre el tipo de cambio y tarifas al límite, las subas de agosto podrían sumar nuevas tensiones sobre los precios.

«El cambio que convalidó el gobierno con las autorizaciones por ejemplo de aumentos en las prepagas, y paritarias por encima del 40% van a presionar al alza la inflación y contrarrestar al ancla cambiaria y de congelamiento de los principales servicios«, señaló Claudio Caprarulo, director de Analytica. La consultora estima para julio un 3,4% de inflación.

La otra apuesta es contener los precios con más acuerdos y controles. Ecolatina estima una suba del 2,6% en julio gracias a las escasas subas en rubros regulados y factores estacionales. Dentro de alimentos y bebidas, la carne se habría desacelerado en julio, con el traslado del precio mayorista a las carnicerías. Dicha ancla, sin embargo, no sería suficiente.

«Sabiendo que hay aumentos pactados con una inflación núcleo aún por arriba del 3%, eso podría determinar que agosto será levemente mayor que julio«, dijo Agostina Myronec, analista de Ecolatina. La consultora prevé una inflación anual del 48% , en línea con la estimación relevada por el Banco Central, y un promedio de julio a diciembre del 2,8% mensual.

En el Gobierno esperan que la inflación baje al 2% mensual este año y prevén una recuperación mayor al 7% previsto. «Habrá más movidas pro consumo y pro ingreso«, aseguran. Sanidad cerró un aumento salarial del 45% el viernes pasado, atado a la suba en las prepagas. Por otra parte, el Presidente anunciará este lunes la ampliación del programa Ahora 12.

Pero los analistas advierten que la inflación seguirá siendo elevada. En la última década, según el IERAL, los precios subieron un escalón con cada gestión: en los primeros 18 meses del actual gobierno, la variación mensual del IPC fue de 3,025%, con un anualizado de 43%; por encima del 24% durante el mandato de Cristina Kirchner y el 32,2% en el de Mauricio Macri.

Los aumentos de agosto

* El Ejecutivo autorizó un incremento en las cuotas de las prepagas de un 9% desde el 1 de agosto, 9% a partir del 1 de septiembre, 9% a partir del 1 de octubre y 9 a partir del 1 de enero de 2022.

* El precio del metro cúbico del GNC aumentará entre $2 y $3 en agosto para venderse a un promedio de $40 en las estaciones de servicio del AMBA. En noviembre será el último incremento, de entre $1 y $1,5. En abril, ya aumentó 5%.

* Por la Ley de Alquileres, los contratos nuevos firmados en agosto del año pasado deberán actualizarse según el Índice para Contratos de Locación (ICL), que publica diariamente el Banco Central y que oscilaría entre el 44 y 46%.

* Las expensas de julio que se pagan en agosto vendrán con aumentos por la paritaria de los porteros (Suterh), que acordaron una suba del 44,8%.