Mercados argentinos-¿qué dicen los analistas? semana del 20 de noviembre al 24 de diciembre


Por Reuters

BUENOS AIRES, 20 dic (Reuters) – Tras la derrota legislativa del Gobierno argentino luego del rechazo del proyecto de presupuesto del 2022, los analistas opinan sobre el futuro de la economía nacional en la recta final del año.

Los especialistas e inversores siguen de cerca las lentas negociaciones para reestructurar deuda por unos 45.000 millones de dólares con el FMI, en medio de una inflación anual superior al 50% y férreos controles cambiarios.

Los mercados financieros tendrán cuatro rondas de negocios, ya que el viernes habrá inactividad por recomendación del banco central (BCRA) en víspera de la Navidad, en una semana donde no se descarta alguna alza en la tasa de referencia de la autoridad monetaria.

* «No es una buena señal que el presupuesto no se haya aprobado», afirmó Ricardo Delgado, economista de la consultora Analytica.

* «El rechazo (del presupuesto) de Diputados puede implicar un giro contraproducente de cara al acuerdo del FMI. Sobre las tasas, las razones macroeconómicas para el aumento abarcan mayores incentivos para adelantar exportaciones para el complejo agroexportador y mayores tasas de interés reales para los depósitos en el sistema financiero», acotó la consultora Delphos Investment.

* «En sí mismo, el presupuesto tiene cada vez menos relevancia macro porque desde hace años se tiende a subestimar los ingresos y gastos para poder asignar los ‘inesperados’ ingresos de manera discrecional», dijo Roberto Geretto, de Fundcorp.

* «Cuando los precios se normalicen, la inflación retornará por encima del 3% mensual, a lo que se sumará la fuerte emisión monetaria que todavía no estamos viendo en precios, sino que se reflejará recién en los primeros meses de 2022. Dentro de este contexto, para diciembre, apuntamos a un guarismo del 3,4% a 3,5%, para cerrar el año con un piso del 50%», dijo Emiliano Anselmi, analista de Portfolio Personal Inversiones.

* «Ante el temprano desvío respecto de la meta oficial (29%) y los peligros de un mayor deterioro del poder de compra ante la aceleración inflacionaria en un contexto de año electoral, el banco central respondió modificando su estrategia cambiaria y transformó al tipo de cambio oficial en la principal ancla nominal de la economía para intentar contener la escalada de los precios», sostuvo la consultora Ecolatina.

* «La convergencia inflacionaria será uno de los eventos más importantes en 2022, ya que los bancos centrales, principalmente los de países desarrollados, cambiaron su postura frente a la temporalidad de la inflación», prevé la correduría Balanz.

* «En 2022-23, se espera que la economía enfrente vientos en contra debido a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos y financieros (inflación muy alta y arraigada y presiones cambiarias crecientes impulsadas en parte por la monetización recurrente de grandes déficits fiscales) y micro distorsiones crecientes y asignación ineficiente de recursos», estimó Goldman Sachs en un informe.

«Agregó que «el stock de reservas internacionales netas utilizables se está agotando peligrosamente, pero hay pocos indicios de que la política monetaria, cambiaria y de tipos de interés se desplazará hacia una senda más convencional».

(Reporte de Jorge Otaola y Walter Bianchi; Editado por Lucila Sigal)

La economía que viene: Prevén “aceleración” del dólar, suba de tarifas e inflación de hasta 60% en 2022


Sin Presupuesto, economistas creen que será clave la “corrección” de precios que se negocia con el Fondo.

Juan Manuel Barca

Después del brindis y el pan dulce, el Gobierno iniciará una nueva fase con serios desafíos para cumplir su premisa de «crecer sin ajuste». Sin un nuevo Presupuesto para el 2022 ni reservas suficientes, los economistas esperan un escenario de mayores tensiones, marcado por los fuertes cambios que se esperan en la economía en el marco de los tironeos con el FMI.

Las proyecciones privadas auguran una inflación de hasta el 60% – casi el doble de la prevista por el ministro de EconomíaMartín Guzmán-, bajo el supuesto de que se acelerará el dólar y habrá una fuerte suba de tarifas. Ajustes que a su vez impactarán en el consumo y el salario real, en un año de crecimiento «anémico», más cercano al panorama delineado por el Fondo.

«La inflación va a estar en el centro de la discusión. La eliminación de las tarifas y el tipo de cambio como ancla inflacionaria presentan un nuevo desafío para el gobierno. Si el BCRA, así como dijo su presidente, levanta el ancla cambiaria no hay razones para suponer una inflación inferior al 50% el próximo año»», señaló Claudio Caprarulo, economista jefe de Analytica.

La economía que viene en 2022

EconviewEcoGoAnalyticaEquilibraPromedio
Crecimiento (PBI)314.0%12
Inflación586053%5657
Dólar178178167.6161171
Brecha cambiaria556570%7065
Tarifas8060155%*7070
Reservas Netas (millones de US$)6.5003.90077505.5005.913
Consumo3−12.6%01
Salario real−3−2-0.5%−1−1

En 2021, el dólar subió a un ritmo del 1% mensual y la inflación del 3% en promedio. Recién en las últimas semanas, el Banco Central empezó a acelerar el tipo de cambio en forma discontinua. La cautela es porque el dólar sigue siendo clave para tratar de contener la inflación, aunque cada vez con menores resultados. 

Después de subir un 3,5% en septiembre y octubre, el IPC se desaceleró en noviembre y registró un alza del 2,5% mensual (51,2% interanual). Si bien el Gobierno lo atribuyó al congelamiento de precios, las consultoras ven que la inflación núcleo (sin tarifas ni precios volátiles, como los alimentos) sigue a una velocidad «crucero» de 3,2% mensual (46% anualizada).

En ese marco, Econviews estima una inflación del 58% por tres motivos: una devaluación de hasta el 70%, un aumento de tarifas del 80% y la actualización de otros precios relevantes, como la nafta. Estos cambios se desprenden de dos exigencias fundamentales del FMI: acumular reservas y bajar la brecha cambiaria, hoy en torno al 100%.

«Ambas tienen en común un tipo de cambio más depreciado, un peso más débil, porque al bajar la brecha vas a poder generar más flujo de exportaciones, menos pago de importaciones, menos faltante de dólares y el Banco Central va a poder comprar dolares», dijo Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews. 

Los analistas coinciden en que será clave monitorear la «corrección» de precios relativos, cuya magnitud dependerá del programa que se firme en Washington en marzo, el plazo último que se fijó el Gobierno. Hace una semana, el Fondo pidió subir las tasas, bajar la inflación, un menor déficit y emisión monetaria y un fortalecimiento de las reservas.

«El ajuste de las tarifas seguramente será segmentado, en especial de las energéticas y de transporte, y rondaría el 10% en términos reales, por encima del 3,5% presupuestado», estimó Lorena Giorgio, economista jefe de Equilibra. «No se descarta un salto discreto del dólar similar al de enero 2014, aunque el gobierno tratará de evitar un shock brusco», agregó.

El Gobierno le dijo a Clarín el mes pasado que el FMI mantendrá por ahora el cepo cambiario, pero las consultoras esperan que fije un piso mínimo de reservas netas y proyectan un dólar en promedio de $ 171 para diciembre del año próximo, un 60% más que este lunes, tras subir a $ 107. Eso sí, antes, el BCRA deberá atravesar un verano «rascando la olla».

Después de pagar este miércoles US$ 1.890 millones al FMI, habrá nuevos vencimientos entre enero y marzo por US$ 3.900 millones. «Lo principal va a ser la disponibilidad de dólares, las reservas y cuánto se puede crecer, y eso va a depender del acuerdo con el Fondo», dijo el director adjunto de EcoGoSebastián Menescaldi.

Por los menores precios de los commodities, se prevé una caída del 8% en las exportaciones y un ingreso de divisas de hasta US$5.000 millones menos, lo que complicará la acumulación de reservas y gatillaría más restricciones a las importaciones, como en octubre. Por eso, el crecimiento sería nulo o muy moderado en 2022.

«Si fracasan en contener la presión cambiaria es difícil pensar en un año de crecimiento, aunque si es exitoso no esperamos crecimiento entre puntas», dijo el director de Ecolatina, Federico Moll. «Es muy relevante si se acuerda con el Fondo, hay US$18.000 millones de vencimientos que se reestructuran o se cae en default«, aseguró María Castiglioni, directora de CyT

Restricción externa: De dónde saldrán los dólares que necesitará la Argentina en 2022


Una buena cosecha no alcanza para conseguir las divisas que requiere el país. Las 5 fuentes de ingresos a las que apuesta el Gobierno.

Por Annabella Quiroga

En 2021 Argentina contó con recursos extraordinarios para sortear las dificultades económicas. El empuje adicional de la cosecha por los altos precios de los granos y los US$ 4.300 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) que aportó el Fondo Monetario estarán ausentes en 2022, en una economía que crecerá poco pero tendrá una fuerte demanda de divisas.

Los dólares que el país necesita llegarán el año próximo a través de una cosecha con buenos rendimientos pero menores precios, exportaciones industriales a media máquina, aportes de turismo y servicio y flojos préstamos de organismos multilaterales.

Los pronósticos acerca de lo que ocurrirá el año próximo con las exportaciones no son unánimes. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central pronostica un 2,5% de crecimiento del PBI en 2022 y exportaciones apenas por debajo de las de este año: pasarían de US$76.406 millones a US$76.138 millones.

Los economistas consultados por el Económico tienen pronósticos divergentes.

Juan Manuel Garzón, economista del IERAL, maneja un escenario para las exportaciones agrícolas con “volúmenes igual o superiores a los de este año en granos y soja. Eso puede compensar los precios internacionales que van a estar un poco por debajo de los de este año”.El precio promedio de la soja fue de US$ 520 la toneada el año pasado, un valor excepcional. Foto Juan José García.

En 2021, el precio promedio de la soja fue de US$ 520 por tonelada y para el año que viene Garzón proyecta US$ 470, un ajuste del 10% en precio. “Hay buenas chances de tener un flujo de divisas vinculado a granos y sus derivados bastante parecido al de este año, estamos hablando de US$ 39.000 millones. Que se mantenga es una buena noticia, porque estamos hablando de un monto muy significativo”.

“El año calendario arranca con los cultivos de invierno de trigo y cebada, con muy buenos precios y mayor volumen. Eso va a ayudar a mantener el flujo del año que viene”, detalla Garzón. El precio promedio del trigo este año es de US$ 260 la tonelada y proyectan para 2022 un aumento del 15% que lo lleve a US$ 300. En el caso del maíz el precio promedio es de US$ 230 este año y esperan que se mantenga en 2022.

El economista destaca que con un buen volumen de cosecha no alcanza para conseguir los dólares que el país necesita. “También depende de las acciones que tome el Gobierno sobre los mercados: cuántas divisas está dispuesto a sacrificar para intentar desacoplar los precios y contener un poco la inflación en algunos productos que están más directamente asociados a las commodities”.

Garzón hace referencia a que el Gobierno “viene interviniendo el mercado de una manera negociada con el sector exportador para administrador los saldos de trigo y maíz y garantizar el abastecimiento del mercado interno”.

En el caso de la carne “estamos trabajando con una caída de exportaciones de 10 a 15% para 2021 en volúmenes. En facturación va a estar muy parecido al año pasado. Aportarán US$2.700 millones en carne bovina, un monto similar al año pasado”.

Ricardo Delgado, director de Analytica, prevé que este año las exportaciones de bienes y servicios cerrarán en US$79.000 millones y en 2022 en llegarán a US$81.000 millones. “Va a ser un año de recuperación pero marginal, aun cuando esperamos una buena cosecha”, señaló.

“Por el lado comercial muchos dólares no van a venir y por el lado financiero, tampoco”. Ante este escenario una de las fuentes probables de ingreso de divisas sería que tras la firma del acuerdo el Fondo Monetario reintegre los DEG que el Gobierno usó en parte -y seguirá usando- para pagar los vencimientos de deuda.

Otro camino no para incrementar la llegada de dólares pero sí para cuidar la salida es aumentar las restricciones a las importaciones. “Pero si eso pasa la economía se desacelera. Ese sería el ajuste clásico del Fondo. Estás en un dilema de hierro: las condiciones sociales son muy delicadas y si no quieren afectar la actividad económica van a tener que hacer algunos ajustes”.

Para Delgado, además del campo, otros sectores exportadores que van a andar bien son el automotriz, que pasará de vender al exterior US$ 5.200 millones este año a US$ 8.300 millones el próximo. El director de Analytica destaca que este salto será posible pese a que Brasil, el principal destino de las exportaciones industriales, crecerá apenas 1% en 2022. “México va a seguir siendo un mercado importante, y además un mejor tipo de cambio va a ayudar”.La industria automotriz también sumará divisas.

Delgado también tiene expectativas respecto al sector servicios. “La economía del conocimiento es un polo importante que está muy limitado por la brecha cambiaria, esa es la principal restricción que tiene este sector para crecer. Pero aún así vemos un crecimiento por una mejora del tipo de cambio real. Vemos mayor dinamismo en el sector de servicios, que este año exportan por US$ 6.900 millones y el año que viene por US$8.300 millones».

En cuanto a la cuenta turismo, Delgado recuerda que históricamente la Argentina ha sido deficitaria: en los últimos 10 años el rojo acumulado llegó a US$47.000 millones. “Con este tipo de cambio real va a haber una menor afluencia de argentinos en el exterior». 

Para 2022 Analytica prevé un crecimiento por encima del que aguardan los economistas. “Esperamos una suba del PBI de 4 a 4,5%, pero básicamente se explica por un arrastre de estadístico. Después los problemas vuelven a aparecer”.

“Va a ser difícil que ingresen más dólares, con esta brecha no hay ningún incentivo a aumentar exportaciones de manera agresiva”, sostiene Delgado.

Desde la consultor EcoGo, su director, Sebastián Menescaldi, tiene un pronóstico más pesimista. “Esperamos un caída del 7% de las exportaciones. Nuestra estimación es que habrá una buena cosecha, pero los precios van a caer 16%. También vemos baja de las manufacturas industriales porque Brasil está teniendo un crecimiento casi neutro”.

Administrar la escasez

Esto deriva en que la oferta de dólares sería US$ 5.000 millones inferior en términos de exportaciones. “No hay dólares para crecer, sin eso lo único que podes hacer es administrar lo que tenés”.

“Vemos muchas limitaciones para el próximo año, y más demanda de servicios, la cuenta va ser más ajustada y las reservas deben estar más comprometidas”.

Si bien Menescaldi coincide en que es probable que el FMI reintegre los DEG, “el tema es que te deja hacer el Fondo con esos DEG, porque podría ir a fortalecer las reservas sin que fuera posible tocarlos”.

“El acuerdo con el Fondo te va a descomprimir pero no te descomprime todo. Si no logran subsanar la brecha va a costar que crezcan las exportaciones. Y cualquier dólar que venga va a ser muy golondrina”, dice Menescaldi.

Respecto del rol de la energía y el petróleo como fuentes de dólares, Menescaldi resalta que si bien se ve mucha inversión hacia adelante “todas esas operaciones demoran un tiempo y requieren infraestructura, no sirven para el corto plazo”.

El ajuste al turismo, entre el FMI y las reservas


El equipo económico continuará enfrentando un trade-off entre relajar el cepo y acelerar la devaluación, o sostener los controles cambiarios

Por Analytica Consultora

La suspensión del pago con tarjetas de crédito en cuotas fijas de los viajes y gastos de turismo al exterior es apenas una medida más de las que el BCRA viene implementando en el marco de su política general de “cuidado de las reservas”. 

Si bien afecta a una clase media que le es esquiva electoralmente, apunta a ofrecer prendas de negociación ante el inminente acuerdo con el FMI. Como cualquier acreedor, el FMI requiere que las divisas sean de algún modo protegidas por el deudor, y eso es lo que viene sucediendo, en especial tras la derrota electoral del oficialismo.

Antes de esta medida, el BCRA fue afectando diferentes categorías del mercado de cambios, bajo la lógica de minimizar los ajustes requeridos por el organismo. 

  • En octubre se registró un fuerte ajuste en los pagos por importaciones. La cuenta corriente cambiaria generó un superávit de U$S 557 millones, luego de un déficit de U$S 785 millones en septiembre. El último superávit previo se dio en julio de 2021. A su vez, la balanza comercial registró un superávit de U$S 1.661 millones, muy superior al de setiembre (U$S 648 millones). La causa principal fue la caída del 25% mensual de las importaciones.
  • En noviembre les prohibió a los bancos aumentar su posición en moneda extranjera, y a partir de diciembre los obligó a llevarla a cero. En consecuencia, debieron vender alrededor de U$S 400 millones.
  • Después de las elecciones dejó de intervenir con bonos propios en el mercado del dólar Contado con Liquidación (CCL) liberando su cotización. El monto acumulado de la intervención alcanza U$S 2.360 millones desde octubre de 2020. En octubre de este año colocó bonos por el equivalente a U$S 292 millones. 

Por tanto, el ajuste del sector externo se profundizó con la suspensión del pago en cuotas de los gastos de turismo al exterior, pero la tendencia ya estaba iniciada. Las compras de pasajes aéreos al exterior dependen básicamente del tipo de cambio real con una elasticidad de -1. Es decir que por cada 1% de aumento del TCR, las compras caen 1%. Dado que habrá correcciones del tipo de cambio real por el nuevo acuerdo con el FMI, estas compras disminuirán. 

De todas formas, según la última Encuesta de Gasto de los Hogares del Indec, el 78% de las compras de aéreo se realizan con tarjeta de crédito. Si bien no se conocen los plazos de pago, se presume que una parte importante se realiza en más de una cuota. Según nuestras estimaciones los pagos al exterior por pasajes aéreos podrían disminuir 15% en 6 meses y cerca de 25% en 12 meses, generando un ahorro algo superior a los U$S 90 millones anuales sin incluir otros gastos, principalmente hotelería.

Previo al anuncio de la restricción al turismo, las importaciones de bienes ya habían regresado a los U$S 4.500 millones mensuales en octubre, nivel congruente con el actual ritmo de actividad económica. Entre 2011 y 2021 las importaciones mensuales de bienes fueron de U$S 4.500 millones promedio y el EMAE sin estacionalidad se ubicó 44 puntos por encima de la base 2004. En septiembre, último dato disponible, el EMAE alcanzó un nivel de 145 y las importaciones ajustaron 25% en octubre. Esto es, todo indicaría que estos niveles de importación están en línea con la relación histórica respecto a los niveles de actividad.

El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios: como se observa en gráfico, su déficit se incrementó.

El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios, como se observa en el gráfico
El ajuste externo de octubre no se dio sobre los sectores de servicios, como se observa en el gráfico

Es llamativo que la cuenta de servicios se deterioró en octubre aun más a pesar de una cuenta viajes aún “contenida” por la pandemia. Es evidente que el BCRA busca prevenir situaciones futuras, cuando la recuperación de la actividad y la vuelta a la normalidad impiden recortar otros servicios que también se aceleraron, más vinculados al flujo habitual de negocios. 

Entre mayo y octubre el mayor déficit de la cuenta servicios se vio explicado no sólo por la cuenta viajes, sino también fletes y otros servicios mayormente corporativos

La cuenta servicios suele operar con un déficit que oscila entre los U$S 600 y U$S 800 millones mensuales en los últimos diez años. El gráfico muestra que el saldo promedio de la cuenta viajes hasta el comienzo de la pandemia se ubicó en U$S 600 millones mensuales. Sin embargo, en 2013, en pleno cepo cambiario y periodo electoral registró medias de U$S 800 millones. 

Al observar todos los sectores vinculados al mercado de cambios (bienes, servicios, deuda, etcétera) el ajuste les llegó antes que a los viajes al exterior.

Hacia adelante el equipo económico continuará enfrentando un claro trade-off, entre relajar el cepo y acelerar la devaluación, con un mayor impacto sobre los precios, o sostener, y en algunos casos profundizar, los controles cambiarios para poder depreciar a una tasa que supere el 1% mensual de los últimos meses. 

Algo que ya empezamos a ver este mes. Junto con las medidas que mencionamos para el turismo y los dólares financieros, el peso se depreció 1,35% durante la primera quincena respecto a la cotización promedio de igual periodo del mes pasado y para encontrar un porcentaje similar hay que retrotraerse a mayo. Profundizar o no este camino no puede estar basado sólo en consideraciones de corto plazo: la acumulación de desequilibrios, tanto sociales como económicos, podría provocar pérdidas de difícil resolución en los próximos años.