Argentina en el espejo de Angola y Egipto: qué medidas se requieren para alcanzar un acuerdo a 10 años con el FMI


La experiencia de esos dos países africanos con el organismo multilateral; semejanzas y diferencias en cada caso, según un informe privado

Por Martín Kanenguiser

Para llegar a un acuerdo de refinanciación de la deuda a 10 años con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Argentina podría mirarse en el espejo de dos países africanos.

Se trata de dos programas de facilidades extendidas como el que negocia el Gobierno y que, pese a sus obvias diferencias, sirven como referencia para ver las exigencias y condiciones que deberá enfrentar para llegar a un final feliz.

Al respecto, un informe de Analytica destacó que “una manera de visualizar las fronteras bajo las que se moverá la economía con un nuevo programa con el FMI es analizar casos recientes con particularidades similares a la Argentina”.

En este sentido, la consultora de Ricardo Delgado eligió los ejemplos de Egipto y Angola, que alcanzaron acuerdos de facilidades extendidas, aunque con “restricciones cambiarias e inflaciones moderadas”.

En el caso argentino, las reservas brutas representan entre 7 y 8 meses de importaciones, número similar al que alcanzaron Egipto y Angola, con la salvedad alarmante de tener un préstamo de entre 3 y 10 veces al de esos países

Al evaluar estos programas, Analytica concluyó que:

– Los fundamentos macroeconómicos (el resultado fiscal y cuenta corriente, que se mueven en tándem) mejoraron.

– La acumulación de reservas internacionales apuntó a niveles equivalentes a seis meses de importaciones. El tipo de cambio creció por encima de la inflación y el crecimiento del PBI no se vio afectado significativamente.

De este modo, se asegura que “ambas experiencias conllevaron ajustes sin grandes efectos reales”.Evolución de las reservas por componentes
Fuente: Analytica en base al BCRA
Evolución de las reservas por componentes Fuente: Analytica en base al BCRA

Para analizar la posibilidad de que la Argentina también transite un ajuste suave, Analytica le prestó atención a “la administración de las importaciones, los subsidios económicos, los impuestos y los acuerdos salariales”.

En particular, “en el caso argentino, las reservas brutas representan entre 7 y 8 meses de importaciones, número similar al que alcanzaron Egipto y Angola, con la salvedad alarmante de tener un préstamo de entre 3 y 10 veces al de esos países”.

Por otro lado, el nivel de precios local “duplica la de los países africanos, condicionando el sendero de tipo de cambio y los salarios”.

Una parte sustantiva de la discusión con el FMI debe centrarse en encontrar la mejor relación entre las importaciones respecto de las reservas internacionales, para evitar una drástica recesión

Sin embargo, hay buenas noticias en la comparación: “La economía local presenta mejores fundamentos. Ambos países africanos tenían déficits gemelos (fiscal y externo), en tanto la Argentina registra superávit en la cuenta corriente y un menor déficit fiscal total”. En el caso del déficit financiero, “se espera que sea alrededor de 5% del producto en 2021, frente a 7% en Angola y 12% en Egipto en el año previo a sus respectivos acuerdos”.

De este modo, según Analytica, “una parte sustantiva de la discusión con el Fondo debe centrarse en encontrar la mejor relación entre las importaciones de bienes y servicios respecto de las reservas internacionales, de modo de evitar una drástica recesión y un empeoramiento en los indicadores sociales”.Las definiciones de Ricardo DelgadoLas definiciones de Ricardo Delgado

Las reservas mantienen un sendero de reducción medidas en meses de importaciones, visible desde mediados de 2019, tanto para las reservas brutas como netas: la Argentina cuenta con USD 41.100 millones de reservas brutas y entre USD 6 y 7 mil millones de importaciones mensuales de bienes y servicios, lo que equivale a una relación de entre 6 y 7 meses. Pero “las reservas netas cubren un solo mes de importaciones en el caso argentino”.

“El crédito refinanciado de Angola era de USD 3.700 millones y contaba con unos USD 15.400 millones de reservas al firmar el acuerdo, una relación de 0,25. El programa de Egipto, en tanto, fue de USD 12.000 millones, con reservas por USD 23.600 millones, un cociente de 0,5. Esta relación supera 1 para la Argentina. Algún ajuste se requiere”.

El frente externo luce más complicado que el fiscal: el déficit financiero es inferior al de Angola y Egipto y la mayor inflación ayuda a la recaudación de impuestos (incluido el propio impuesto inflacionario)

De este modo, “el frente externo luce más complicado que el fiscal: el déficit financiero es inferior al de Angola y Egipto y la mayor inflación ayuda a la recaudación de impuestos (incluido el propio impuesto inflacionario)”.

Al comparar el nivel de inflación entre los países africanos y la Argentina (25-30% versus un piso de 50% para 2022 en el país), “combinar una reducción de los subsidios con alguna recomposición del tipo de cambio pone un límite a la recomposición de los salarios, aunque puede tener un leve impacto sobre la tasa de crecimiento de la economía”.

Devaluación condicionada

“Estos niveles de inflación condicionan el ritmo devaluatorio, forzando a reducir las importaciones a través de nuevas restricciones en tanto las reservas brutas no aumenten”.

Delgado dijo a Infobae que “con las enormes diferencias que hay entre Angola, Egipto y la Argentina, la meta de acumulación de reservas aparece como un elemento en común” como parámetro en las negociaciones con el FMI.

“Es interesante ver que ni en Angola ni en Egipto hubo una caída drástica de la actividad económica; esa es una buena noticia, aunque claramente el ajuste virtuoso que busca la Argentina no es muy factible porque no hay manera de que el año que viene el aumento de la recaudación compense la reducción del déficit fiscal esperada”, indicó.

Por esta razón, acotó, “hay que enfatizar la necesidad de segmentar tarifas como el primer paso para bajar subsidios y gastos”. Así, tal vez, no se repita el escenario del 2021, en el que el Gobierno tuvo que cortar el ingreso familiar de emergencia (IFE) porque decidió mantener los precios de los servicios públicos congelados para los hogares de mayores ingresos en el área metropolitana.