Lo que trae la economía para el 2019, en boca de los especialistas

28/12/18 Nota de prensa por Diego penizzotto para Diario de Río Negro.
Devaluación, inflación, dólar, pobreza, comercio… ¿Cuál será la perspectiva económica para el 2019?

Devaluación del 102%, inflación del 48%, pobreza del 33%, y caída del producto bruto interno del 3%. Datos que describen la peor performance en materia económica desde la crisis de 2001, y ponen por delante enormes desafíos para el Presidente Mauricio Macri, que no solo deberá convertirse en piloto de tormentas, sino que se verá obligado a lidiar con las presiones propias del proceso electoral.

Un selecto grupo de especialistas, dialogó con Río Negro para esbozar el escenario de la macroeconomía en 2019, y contestó respecto a cinco tópicos en particular, a fin de obtener un panorama completo respecto a lo que trae el año nuevo.

En relación a la inflación, los economistas creen que la tendencia a la baja en los precios será paulatina. La política de altas tasas de interés es determinante, en tanto deprime el consumo y la demanda de dinero. El consenso es que para el año próximo, el piso se ubicará en un 30%.

Respecto al dólar, los especialistas resaltan que el nivel de tipo de cambio actual no refleja la paridad de equilibrio, y que el precio debiera ubicarse al menos en $44. Es de esperar que el dólar cobre ritmo el año que viene.

Sobre la dinámica de la economía, hay consenso respecto a que difícilmente se repita en 2019 la fuerte caída del producto registrada este año, y que a partir del segundo semestre podría comenzar a registrase una reactivación. Aun así, la misma no alcanzaría para evitar una nueva caída del PBI, en torno al 2%.

Por último, se resalta la influencia del proceso electoral en la confianza de los mercados. Los inversores ven con buenos ojos la continuidad del gobierno, y temen lo que pueda suceder con la deuda externa en caso de que Cristina Fernández tuviera serias chances de volver al poder.

1) ¿Bajará la inflación?
2) ¿Seguirá subiendo el dólar?
3) ¿Le alcanza al gobierno con el déficit cero?
4) ¿Habrá reactivación en el 2019?
5) ¿Hay riesgo de default?
Tigani: “El riesgo de default depende de las encuestas”
Pablo Tigani es Doctor en Ciencia Política, Magister en Política Económica internacional, consultor en finanzas y profesor del MBA en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

1) La inflación podría bajar si la situación de gobernabilidad del sistema se mantienen y si se mantiene la dinámica actual de la demanda agregada. El consumo explica el 75% de la tasa de crecimiento del PBI, y finalizamos el año con una merma del 8% en el consumo. Las inversiones no vienen, el gasto público baja, y las exportaciones no suman. Es decir que estamos ante una fuerte caída de la demanda agregada para 2019. En ese marco, la inflación solo puede bajar si el grueso de la gente se comporta como una manada de corderos.

2) Lo que está claro es que con estos niveles de inflación, ha vuelto el atraso cambiario. Según el propio FMI, el tipo de cambio de hoy debiera ser de al menos $44. Pero si no hay pesos en el mercado, un mercado pequeño, es difícil que suba el dólar. La clave pasa hoy por la renovación de los instrumentos financieros que se están utilizando para lograr una dominancia sobre el dólar. Se está ejerciendo una presión compulsiva sobre los tenedores de letras. El problema llega si en algún momento de 2019 el stock de Leliq no se renueva.

3) Cuando se habla de ‘déficit cero’, se habla en realidad de ‘déficit primario cero’, porque si se suma el déficit financiero y el déficit cuasi fiscal, el rojo es de 8% del PBI. Si a eso se suma un 4% de déficit de cuenta corriente, el faltante llega al 12% del PBI. Y además la relación Deuda/PBI supera el 90%. La situación financiera es incluso peor a la de 2001. Lo único que evita una estampida es el acuerdo con el FMI, que solo es viable durante 2019, y el enorme esfuerzo de todos los sectores de la economía.

4) Claramente no existirá reactivación económica el año próximo. Pero hay que considerar que 2018 ha sido un año muy malo, con una caída del PBI de alrededor de 3%. Por ese motivo, cuando estadísticamente se comparen los datos de 2019 con los de este año, probablemente la baja sea más leve, cercana al 2%. Hay que tener en cuenta a la vez, que el gobierno finalizará su mandato con un PBI más pequeño que el que recibió, y peor distribuido.

5) Si, hay riesgo de default. Puede ser en los próximos cuatro trimestres o en los próximos seis. Para que el riesgo de default desaparezca, es necesario lograr un roll over de la deuda permanente. Y eso solo es posible si durante 2019, al mirar las encuestas de cara a las elecciones presidenciales, el oficialismo mantiene la hegemonía política que tiene hoy. Si la coalición oficial comienza a resquebrajarse, eso es difícil. Una muestra clara es la dinámica del riesgo país, que tras el G20, sube y no baja. Hay buenas relaciones telefónicas, pero no hay desembolsos de dinero ni alianzas estratégicas.

“Será crucial atender la demanda social, que sin lugar a duda crecerá el año próximo en un escenario de fuerte recesión”.
Pablo Tigani, doctor en Ciencias Políticas y economista

Giacomini: “La política monetaria está mal diseñada”

Diego Giacomini es economista, master en economía internacional, de orientación liberal. Es parte del staff de la consultora Economía & Regiones, y habitual columnista en los medios nacionales.

1) Con el actual balance que presentan las cuentas del Banco Central, es muy complicado que la política antiinflacionaria pueda ser sustentable. Hoy existe un piso de inflación mensual de entre el 2,5% y el 3,5% que difícilmente pueda ser perforado. Eso automáticamente retroalimenta las expectativas de inflación, e incrementa la presión cambiaria y el incentivo a que las tasas de interés se mantengan altas. La política monetaria está mal diseñada, y por ello la inflación de 2019 será similar a la de este año.

2) La dinámica del tipo de cambio es propia de la preferencia de los argentinos por la moneda extranjera. Ahorrar en dólares, no es irracional sino todo lo contrario. Que ahorremos en dólares es un acto espontáneo, defensivo y racional de mercado. Si pusiéramos a competir monedas, Argentina se dolarizaría de forma espontánea, porque es la moneda que los argentinos elegimos libremente. Por ello el FMI pide emisión cero, para evitar que con pesos en la mano, los argentinos no compitan por los dólares que son escasos. Si la inflación sigue en alza, lo más probable es que haya un nuevo round cambiario el año que viene.

3) En un país, el sector que genera riqueza es el que se relaciona con la exportación, con las pymes que generan trabajo, o con las empresas que invierten. El problema del ajuste que planteó el gobierno no alcanza, porque estuvo mal diseñado, recayendo justamente sobre esos sectores. Quien asuma el gobierno a fines de 2019, deberá hacer un ajuste al menos un 50% más alto que este gobierno. Si el objetivo de esta gestión era un recorte del 2% del PBI, será necesario otro del 3%. Ajuste sobre ajuste.

4) En Argentina estábamos habituados a la dinámica de años pares negativos y años impares positivos. Pero ni siquiera eso es posible esperar para el año que viene. Nuestras proyecciones indican que la economía finalizará este año con una caída del 3%, y que para 2019 se puede esperar una baja del producto del 1,5%. Implica que tomando el mandato de Cambiemos de punta a punta, el PBI terminará en un nivel menor al de diciembre de 2015.

5) La definición tradicional de default, es que eso sucede cuando un país deja de pagar sus compromisos. Pero los países pagan su deuda, tomando nueva deuda en el mercado para refinanciarse. Y lo cierto, es que hoy nuevamente Argentina no tiene acceso a los mercados de crédito. El financiamiento para 2019 está garantizado por el FMI. Pero Argentina está siendo empujada lentamente hacia el default. No se puede saber si en 2020 o en 2021, pero está claro que lo que se logra con la asistencia del FMI es patear las dificultades financieras al siguiente mandato.

“La política monetaria está cooptada por la clase política que utiliza el dinero como un instrumento para mejorar su posición”
Diego Giacomini, master en Economía Internacional

Ferreres: “La economía crecerá el año próximo”

Orlando Ferreres es uno de los economistas más importantes del país. Formado en Hardvard (EE.UU.), trabajó por más de 25 años en el grupo Bunge y Bornfue Secretario de Coordinación y Programación durante en 1989, es fundador del estudio Ferreres y Asociados, y columnista habitual del Diario La Nación.

1) El gobierno pagó caro el haber apostado al gradualismo durante los dos primeros años, y terminó cayendo en las típicas recetas de shock, un año antes de las elecciones. Aún así, creemos que la inflación comenzará a ceder. Estimamos que 2018 culminará con una inflación del 47% y que la previsión para el 2019 se ubica alrededor del 26%. Es decir que esperamos una fuerte reducción en el nivel de precios para el año próximo.

2) El dólar debe seguir la paridad teórica de equilibrio. En la actualidad ese número es de $44, y si se tiene en cuenta la escasez de divisas, debiera ser aun mayor. La forma de alcanzar ese equilibrio, es bajar las tasas de interés, algo que por ahora el gobierno no se muestra dispuesto a hacer. Lo que suceda con las Leliq, es determinante, con bancos que presionan para garantizar el rendimiento.

3) Hoy Argentina depende de lo que le prestan. El FMI le dará a la Argentina hasta el año próximo u$s 56.500 millones, lo cual incrementa la deuda a futuro, y China nos otorgará un swap por el equivalente a u$s 19.000 millones. Y si uno ve las reservas del Banco Central, no superan los u$s 60.000 millones. El gobierno necesita encontrar la forma de volver a generar ingreso genuino de divisas, y para eso es necesario volver a exportar, sin que ello implique incrementar la carga impositiva sobre el comercio exterior.

4) Esperamos que la actividad mejore, y que el año 2019 culminará con la economía creciendo al 1,7%. La mayoría de los consultores, e incluso el gobierno, anuncian una reducción del producto. Nosotros en cambio esperamos que el impacto de la cosecha el año que viene sea fuerte, especialmente la soja, que podría aportar hasta 2% del PBI. No es falso optimismo, sencillamente es lo que arrojan los números con los que contamos. Los datos positivos comenzarán a llegar a partir del segundo trimestre.

5) Es algo que está netamente relacionado a lo que suceda con la política el año que viene. La cotización de los bonos cortos ha caído mucho más que la de los bonos a largo plazo. Eso sucede porque el mercado evalúa que el riesgo de default es mucho más alto en caso de que gane las elecciones Cristina Fernández. Será muy importante observar el rumbo que tome el peronismo tradicional y cuál será la posición del kirchnerismo, que parecen ser irreconciliables. El gobierno cuenta con la tranquilidad de que el acuerdo con el FMI, le permite no necesitar tomar fondos para cumplir con sus compromisos el año que viene.

“La gestión económica es regular, porque no enfrentaron los problemas de entrada. El gasto público es récord”.
Orlando Ferreres, economista, consultor

Álvarez: “Veremos un dólar creciendo con la inflación”

Rodrigo Álvarez es economista, y consultor financiero internacional. Es socio y director de la consultora Analytica, y se desempeña como profesor adjunto de Evaluación de Proyectos de Inversión en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

1) La lectura que tenemos es que gran parte del salto del tipo de cambio de este año, ya se trasladó a precios, pero en virtud de la caída de la demanda en el tercer y cuarto trimestre de 2018, las firmas han tenido que resentir sus márgenes de rentabilidad. Por ese motivo creemos que al inicio de 2019 muchas empresas buscaran recomponer la rentabilidad perdida, y es de esperar que la tendencia a la baja de la inflación se mantenga, pero a un ritmo mucho más lento de lo que se espera. Esperamos un piso de inflación del 30% para 2019.

2) Es difícil pensar que el año próximo la inflación le gane por mucho al tipo de cambio. El proceso de apreciación del tipo de cambio termino en 2017, y 2018 fue un punto de inflexión. Hoy Argentina tiene una restricción de financiamiento externo importante, que la obliga a usar los dólares disponibles para poder funcionar, y esos dólares vienen del comercio. Dudo que el gobierno permita un nuevo proceso de apreciación, y el año que viene veremos un dólar creciendo al ritmo de la inflación.

3) Creo que en términos fiscales, 2019 es un año visagra, porque hasta ese año están garantizados los fondos que enviará el FMI. La duda es que pasará desde el año 2020, porque de ahí en más no se sabe como hará la Argentina para devolver los u$s 57.000 millones que recibió del FMI, y eso implicará una renegociación con nuevas condicionalidades. Claramente los mercados se preguntan si Argentina logrará el nivel de superávit necesario para cubrir al menos la carga de los intereses, y evitar que la relación entre deuda y PBI continúe subiendo.

4) La tendencia recesiva comenzará a revertirse a partir del segundo trimestre del año que viene. Pero este año deja un arrastre estadístico negativo tan grande, que la recuperación de 2019 va a ser insuficiente para contrarrestar la caída de 2018. La economía se cayó desde el tercer piso al segundo subsuelo por el hueco del ascensor y se quebró la pierna. Necesita comenzar a subir la escalera lentamente, y probablemente al final del año que viene esté en planta baja. Cuando se mire 2019 completo, probablemente en promedio se hable de una caída de 2% del producto.

5) Hay que separar una situación de ‘no pago’ como sucedió en 2001, de una estrategia de ‘manejo de pasivos’. Lo que Argentina debe hacer desde 2020, es trabajar sobre la deuda privada, mejorar y extender los perfiles vencimiento, obviamente de manera voluntaria, no compulsiva. Y naturalmente renegociar con el FMI. El acuerdo con el FMI está elaborado a sabiendas de que es imposible cumplir con el pago desde 2022, y anticipando una necesaria renegociación.
Rebote lento. Álvarez espera una baja de 2% en el PBI.

“Los mercados se comportarían de una forma más amistosa si se da una continuidad de Macri que si vuelve Cristina”.
Rodrigo Álvarez, economista, consultor financiero

Del verano del dólar a la grieta sobre cómo pagar la deuda en 2020.

22/01/19 Nota de prensa por Daniel Fernández Canedo, para Clarín.

El déficit comercial del año pasado bajó a la mitad como consecuencia de la mejora de las exportaciones y la caída de las importaciones.

Tal es el cambio de signo de la balanza comercial después de la suba de 100% del del dólar en 2018 que estudios como Ecolatina, fundado por el ex ministro Roberto Lavagna esperan un un superávit de US$ 7.000 millones para este año.

El regreso de dólares comerciales, que en los próximos meses se fortificaría por las exportaciones de trigo, maíz y soja coronan el verano financiero que vive la Argentina con un dólar quieto o tendiendo a la baja y con una mejora del clima regional.

Uruguay, México, Filipinas y Turquía lograron salir al mercado internacional para conseguir en conjunto unos US$ 15.000 millones a 15 años pagando una tasa promedio de 5% anual en dólares.

La Argentina está lejos de poder conseguir ese financiamiento a y ese costo (pagaría casi el doble) pero los mejores vientos del exterior apoyados en los pronósticos sobre que China crecerá menos y que, por tanto, Estados Unidos atenuaría la suba prevista para el costo de los créditos de este año ayudaron a mejorar los ánimos.

En el plano interno, el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, disfruta del dato de la baja de la reducción del déficit fiscal de 2018 y está confiado en que logrará el «déficit cero» ( sin contar intereses de la deuda) para este año y así lograr los desembolsos del FMI.

Ese es el principal objetivo económico y toda la acción aparece destinada a cumplirlo en el entendimiento que el déficit cero y el dólar tranquilo se consolidan como los principales pilares económicos de la estrategia oficial para el año electoral.

Los datos de la actividad siguen siendo malos y el pronóstico del FMI sobre que este año la economía argentina caerá 1,7% constituye un baño de realidad a tener en cuenta. Es la estimación del organismo que estaría dispuesto a poner sobre la mesa US$ 57.100 millones y, por tanto, como prestamista de última instancia, sigue muy de cerca la evolución del país.

Para los operadores financieros el año se perfila claramente partido en dos
: una realidad hasta abril-mayo y otra, influenciada por las campañas electorales, hasta octubre.

En el primer tramo el resultado alentador en la visión del Gobierno dependerá de los dólares de la exportación del campo y de la posible recuperación, aunque muy acompasado, del poder de compra de los salarios.

También de una mejora en molienda, pesca, construcción privada y el impulso a la obra pública que darán las provincias al calor de la necesidad de votos de los gobernadores.

Las expectativas respecto a los sectores textil, calzado y electrónica siguen el el freezer Y para el sector automotriz, que en 2018 habría redondeado las 800 mil unidades vendidas, esperan una baja de ventas a 650 mil unidades pero, tal vez, una mejora en la producción de la mano de las exportaciones a Brasil. Todo dentro de un marco de extrema modestia en la recuperación después de la fuerte caída de 2018.

La segunda parte del año, y ya en lo que se supone un país inmerso en el clima electoral, la economía tendrá como telón de fondo la discusión de una nueva «grieta» se generará a partir de una pregunta: ¿que hará el próximo gobierno con el pago de la deuda?.

Con el título «Diga 33″, un informe de la consultora Analytica precisó el tema en un párrafo: » la carga de intereses del Tesoro oscila en torno a 3% del PBI. Es natural pensar que la coalición que resulte electa en las próximas elecciones opte por llevar el resultado primario a un superávit que se ubique cerca de ese 3″ sostiene el análisis. Y agrega: «teniendo en cuenta la estructura de las cuentas públicas ese ajuste permite refinanciar los vencimientos con el FMI, abultados en 2022-2023».

La clave está en si el próximo gobierno refinanciará los vencimientos de la deuda y de qué forma podría llegar a hacerlo.

El Gobierno dice que su camino será lograr el superávit necesario y que no existe la posibilidad de un default en el caso de que Mauricio Macri sea reelecto a partir del apoyo internacional y de la posibilidad de que la economía deje atrás la recesión en 2020.

Todos los mensajes que se escuchan desde el kirchnerismo ( Axel Kicillof, Agustín Rossi, Felipe Solá, etc) dejan en claro la intención de postergar los pagos de deuda en el caso de que Cristina Kirchner gane las elecciones.

Desde el punto de vista del kirchnerismo la refinanciación tendría sentido para conseguir financiamiento vía la postergación de pagos y en el entendimiento de que su estrategia volvería ser expandir el consumo interno. Y en ese caso otra pregunta sería de dónde provendrían los dólares para pagar las importaciones. Refinanciar deuda y volver a los controles de capitales y cepos podrían ser parte de la estrategia.

Son días de calma financiera en los que la expectativa de corto plazo está puesta en la velocidad que el Banco Central le imprima a la baja de las tasas de interés en pesos que con su rendimiento testigo en torno de 57% anual, siguen manteniendo a raya al dólar.

El gobierno necesita triplicar la recaudación por retenciones para cerrar el déficit fiscal.

19/01/19 nota de prensa para LPO

Para ello necesita que las exportaciones aumenten un 21% y en el mercado creen que lo harán en a lo sumo un 15%.
Dos datos sobresalieron en el informe de Dujovne del día de ayer sobre cómo hará para que el déficit fiscal pase del 2,66% actual -contabilizando el programa de Inversiones Prioritarias- al cero absoluto: en cuanto a la recaudación doméstica, como adelantó LPO, la apuesta es por el impuesto inflacionario; y en cuanto a la recaudación aduanera, las fichas están puestas en el fuerte aumento de las exportaciones sobre las que se cobrarán retenciones.
Según mostró el ministro de Hacienda, en diciembre el gasto corriente se ubicó 6 puntos porcentuales por debajo de los ingresos y fue el decimoséptimo mes en el que los ingresos evolucionó más que los egresos. Pero para llegar al déficit cero, necesita que esa brecha de 6 puntos se incremente a 17 puntos porcentuales. La principal manera de lograrlo sería con un los Derechos de Exportación de $4 para los bienes y $3 para los servicios, que empezaron a regir este año.

En efecto, el ministro mostró que el 2018 por este concepto se recaudaron $165.733 millones y que en 2019 se proyecta que ascienda a $432.812 millones, o sea que crezca 161%. Si se toman los datos de la AFIP a principio de mes, la recaudación fue de $114.160,4 millones, por lo que los Derechos de Exportación deberán trepar un 270% para alcanzar el monto que necesita Dujovne para llegar al equilibrio fiscal primario y a un déficit financiero del 3,2%.

Es que, como adelantó LPO, en 2019 los intereses de deuda seguirán subiendo 0,4 puntos del PBI, cuando ya el año pasado se habían incrementado en 0,6 puntos del PBI.

Consultadas por LPO, fuentes oficiales explicaron que esto se lograría por la conjunción de varios efectos. En primer lugar, que las retenciones sobre los bienes se cobrarán no solo de septiembre a octubre como en el 2018, sino todo el año; y que además se recaudará sobre los servicios. En segundo lugar, que no deberá girarse a los municipios el Fondo Federal Sojero. En tercero, la fuerte corrección cambiaria -que llevaría el dólar promedio de los $28,09 de 2018 a los $40,10 del Presupuesto de 2019- con su lógica consecuencia, el fuerte crecimiento de las exportaciones.

De acuerdo a la Ley de Presupuesto este año las exportaciones, lideradas por la cosecha de soja, deberían dar un salto de 20,9% en términos reales. Por eso, el Gobierno decretó el último 28 de diciembre que 2019 es «el año de las exportaciones». Pero las estimaciones privadas son sustancialmente más modestas.

Por ejemplo, para Rodrigo Álvarez, CEO de la consultora Analytica, las exportaciones en 2019 van a crecer 13%, casi 9 puntos menos que lo que espera el Gobierno: «Dado que las exportaciones no aumentarán tanto, las retenciones tendrán un fuerte shock positivo, pero no será de un 200% como se plantea en el mensaje presupuestario», sostuvo el economista.

«Las exportaciones serán el único vector de crecimiento este año (+13%). Dentro de los drivers contemplamos la actividad económica de los principales socios económicos de la Argentina: Estados Unidos (2,5%), Zona Euro (2,4%) y Brasil (2,4%), junto con el mayor nivel de Tipo de Cambio Real Multilateral promedio (+25% respecto de 2018). A su vez, influye el efecto de la base de comparación por la sequía del año pasado, lo cual impacta positivamente explicando 1/3 del aumento. Claramente, la estimación del presupuesto sobre las exportaciones está sobrevalorada para nuestro modelo», agregó Álvarez.

Para Matías Surt, economista de la consultora Invecq, por ejemplo, las exportaciones podrían crecen un 15% y llegar a los 70.000 millones de dólares, unos 10.000 millones de dólares más que en 2018. Esto se daría a la mejora en la cosecha, la maduración de Vaca Muerta, «un crecimiento de las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario y una continuación de la buena dinámica de 2018 para las manufacturas de origen industrial». Este aumento, más la caída o estabilización de las importaciones, implica la posibilidad de pasar de un déficit de cuenta corriente a un superávit de 4.000 millones de dólares, pero no de la magnitud que necesita el Gobierno para cerrar el déficit fiscal.

Buena parte de las diferencias entre unas estimaciones y las otras responde a los últimos fenómenos climáticos que han afectado al Litoral. «Con respecto a la producción de productos primarios, la cosecha fina, que ya terminó de levantarse, arrojó un crecimiento interanual del 10%, aportando unos 1.000 millones de dólares más que el año pasado. De cara a la cosecha gruesa, las perspectivas son mucho más auspiciosas que el año pasado. Si bien el fenómeno del niño está poniendo en problemas a grandes zonas del litoral y norte argentino, inundando no solo centros urbanos sino también grandes áreas productivas, las pérdidas económicas serían marginales en comparación a la fuerte sequía del año pasado. A su vez, la zona núcleo se encuentra en buenas condiciones, con riesgo de exceso hídrico pero que podría desactivarse en las próximas semanas en caso de que se detengan las lluvias. Esta zona es la de mayores rendimientos de todo el territorio nacional y la más afectada por la sequía durante la cosecha pasada», explicó Surt.

Tras anunciar que cumplió la meta fiscal de 2018, el Gobierno arranca el ajuste para llegar al déficit cero.

17/01/19 Nota de prensa por Mariano Boettner para TN.

Economistas creen que la recesión complicará la meta de equilibrio presupuestario. Las retenciones y el recorte en la obra pública serán las claves.

El Gobierno anunció el último viernes que cumplió con el objetivo de déficit de las cuentas públicas de 2018 y anticipó cómo será este año, en el que tiene como norte y como mandato emanado del acuerdo con el FMI recortar a cero el rojo fiscal. Para ello necesitará hacer un fuerte ajuste del gasto y esperar que una buena cosecha aporte una generosa recaudación de retenciones. Para los economistas (incluso para el Fondo), la meta es muy ambiciosa y la recesión no ayudará porque hará reducir los ingresos del Estado.

El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne presentó el resultado de las cuentas fiscales de 2018 que terminó siendo de 2,4% del PBI, por lo que el déficit primario fue menor al objetivo de ajuste previsto, equivalente al 2,7% del Producto Bruto Interno.

El Gobierno logró llegar a su meta de déficit gracias al recorte de partidas del Presupuesto en algunos sectores. Los gastos del Estado, en términos generales, aumentaron hasta noviembre 22,4%. Como hasta ese mes la inflación fue de 48,5% interanual, esto significa que el gasto retrocedió en términos reales más de 26 puntos.

Los rubros en que más se notó el freno en el gasto público fue en lo que se llama gastos de capital, que está basado principalmente en los fondos con los que se realizan obras. Para el caso del transporte, el gasto se mantuvo estable de un año a otro, lo que implica que por efecto inflacionario el ajuste fue mayúsculo. Vivienda y las obras de agua potable y alcantarillado, directamente, tuvieron menos dinero que el año anterior.

Como los ingresos crecieron a un ritmo mayor que los gastos, más allá de que también se mantuvieron por debajo de la línea de suba de precios general, eso fue suficiente para ayudarle al Palacio de Hacienda a achicar la brecha fiscal.

El panorama será distinto para este año. El Presupuesto 2019 prevé que, cuando termine el año, el déficit deberá ser igual a cero. Esta fue una de las condiciones más relevantes incluidas en el segundo acuerdo firmado en septiembre con el Fondo Monetario, que a cambio aceptó ampliar el monto de asistencia financiera al Tesoro.

La meta del equilibrio fiscal será de por sí más trabajosa que la de 2018, no solo por el tamaño del déficit a eliminar sino porque la recesión económica implica un lastre para la ambición del ajuste definitivo. Según explican economistas consultados por TN.com.ar, las primeras proyecciones no son favorables para el Gobierno.

La consultora Analytica calculó que el déficit primario de este año estará lejos del cero y terminaría siendo de 1,1% del PBI, mientras que Management & Fit proyecta que el resultado fiscal sería negativo en 0,5% del PBI. En el Relevamiento de Expectativa del Mercado (REM) que elabora el Banco Central, del que participan unas 50 consultoras y bancos, expuso que el «consenso» es de un 0,3% del producto.

La complejidad de la misión de recorte que tendrá el Gobierno este año se puede analizar dividiendo el asunto entre dos variables: cómo evolucionarán los ingresos del Estado y cómo se aplicará la tijera en el gasto público.

Respecto a los ingresos, las claves serán las retenciones y la recesión que podría aplanar la recaudación del fisco. Para Lucía Pezzarini, economista de LCG, «la generalización del cobro de derechos de exportación y un volumen más grande de exportaciones ayuda bastante porque aporta una recaudación de 1,5% del PBI, ahí tendrías gran parte del trabajo hecho».

Matías Carugati, de Management & Fit, afirma en tanto que «el principal problema es que la recuperación económica sea insuficiente para empujar la recaudación al nivel presupuestado». Y que «también habrá que prestar atención a las exportaciones, ya que las retenciones son clave para alcanzar la meta fiscal».

Por el lado de los gastos, los recortes apuntados son a obras públicas y subsidios ya que una parte de los egresos están indexados a la inflación por ley y son más inflexibles a ajustes.

Como explica Rodrigo Álvarez, de Analytica, habrá «un aumento de prestaciones sociales superior a lo estipulado originalmente, por lo que habrá mayores gastos». Según dice, «esto se debe a que nuestro escenario la inflación y los salarios nominales crecen más rápido que en el Presupuesto, afectando todas las partidas sociales». Por lo tanto, apunta, el Gobierno deberá recortar aún más fuerte en otros ámbitos.

Pezzarini agrega, respecto al ajuste de gastos, que «la obra pública va a terminar en niveles muy bajos, en su menor nivel en 15 años» y sobre los subsidios, que «como los insumos de los servicios están dolarizados, no hay mucho margen para trasladar todo ese costo a la tarifa».

Considerando que el déficit cero es una de los condiciones «innegociables» del acuerdo con el FMI, Carugati considera que en caso de que el Gobierno no llegue a cumplirla «puede complicar los desembolsos desde el Fondo, aunque creo que, después de transpirar un poco, ambas partes se pondrán de acuerdo». Y aclara que «a nadie le conviene porque la Argentina aún no tiene acceso al mercado privado. Sin la plata del FMI queda un agujero en el programa financiero sin cubrir».

El propio organismo reconoció, en un documento reciente, que el tamaño del ajuste que debe hacer este año el Estado es uno de los más duros entre todos los programas firmados por naciones con situaciones similares a la argentina: «La consolidación fiscal propuesta es ambiciosa, se encuentra en el 5% superior de los ajustes fiscales logrados por una amplia muestra de países», definieron los técnicos del Fondo.