Analytica: “No es el apellido Kirchner el que impulsa las turbulencias

13/03/19 Nota de prensa para El Economista.

Si Cristina se acerca, el riesgo país sube. Esa es la lógica que, en principio, se instaló en el mercado. Sin embargo, Analytica tiene una visión opuesta. O complementaria, mejor dicho.
El problema, dicen, es el acuerdo con el FMI porque “existen condiciones objetivas para que cualquiera sea el candidato electo, el contrato se renegocie”. Eso surge, agregan, no sólo de las condiciones macroeconómicas de Argentina, sino también de la rigidez asociada a los contratos Stand-By y el calendario de desembolsos diseñado específicamente para Argentina, porque casi no hay desembolsos después de las elecciones”.
El dato “alentador”, si se quiere, es que el tamaño de nuestro país no sólo nos da “llegada” al board del organismo “sino que el monto extraordinario del préstamo nos convierte en un caso de ‘too big to fail’”. En resumen, “no es el apellido Kirchner el que impulsa las turbulencias sino lo que representa: la inminente renegociación del contrato con el FMI”.

“Los mercados tienen comportamientos anticipatorios y reflejan el incremento en la probabilidad de default asociada a una muy posible tercera versión del acuerdo Stand-By”, dice Analytica

¿Y si gana Mauricio Macri? “Teniendo en cuenta que la disyuntiva entre ‘dinero barato y condicionalidades’ baja debido a que no hay desembolsos estipulados desde el segundo semestre de 2020 en adelante, es muy probable que el oficialismo opte por renegociar o por forzar más ‘waivers’ ya que el castigo por el incumplimiento baja objetivamente después de las elecciones”, dijo.

Economistas ponen en duda que Dujovne logre cerrar el año con déficit cero

13/03/19 Nota de Prensa por La Política Online.

Broda advirtió que «con suerte llegamos al 1% de déficit». Macri ya activó con el FMI la cláusula del 0,2% de déficit para asistencia social.

Las proyecciones de las consultoras económicas de la city porteña pusieron en duda que el Gobierno vaya concretar este año su programa macroeconómico. Atrás quedó el «doble sobrecumplimiento» del 2018 que celebraran los funcionarios de Hacienda por haber logrado la meta del 2,7% de déficit primario, y además sin utilizar el ajustador para el gasto social del 0,2% -ese changüí que le dio el FMI a Dujovne para contener el malestar social-.

Como explicó LPO, para llegar al 0% de déficit primario, en 2019 Hacienda ya no podría recurrir a maniobras contables para descontar el gasto en obras públicas prioritarias, lo que lo obligaba a Dujovne a ser más estricto incluso con el ajuste. Esto no va a ser posible, tal y como lo adelantó el mismo Mauricio Macri cuando inauguró las sesiones ordinarias en el Congreso y planteó la actualización de las asignaciones familiares y las AUH al 46% -que se oficializaron hoy-, lo que implicaría hacer uso del 0,2% de dicho ajustador del gasto social para contener el impacto del ajuste sobre los más vulnerables.

«Las prestaciones sociales serán el mayor gasto por encima del proyectado en el presupuesto. Esto se debe a que la nueva fórmula previsional, que afecta jubilaciones y pensiones, es dependiente de la inflación y los salarios. Al diferir tanto la inflación proyectada para este año de la del presupuesto, el aumento de este componente del gasto será más grande (en torno a 0,5% del PIB). A esto se le suma el anuncio de aumento de AUH, cercano al 0,15% del PIB. Respecto del gasto en subsidios, no es tan claro cómo va a quedar la ecuación en el año. Esto es porque las recientes modificaciones contractuales con las empresas generadoras de energía (en dólares), podrían compensar el efecto de la suba del tipo de cambio y el aumento en el transporte, que ajusta por inflación. En particular del gas», explicó a LPO, Rodrigo Álvarez, economista y CEO de la consultora Analytica.

«Además del rédito en el discurso político, la AUH es una herramienta que fortalece el ingreso de los deciles más bajos, que además tienen una elevada propensión al consumo. Por lo tanto, al adelantar el aumento, las familias beneficiarias del programa social llegaran a octubre habiendo tenido mayor capacidad de consumo. Si bien esto compromete recursos fiscales, tendrá impacto (leve) en la economía real. Son pesos bien gastados en este contexto recesivo», agregó.

Aun así, loseconomistas advierten que incluso el déficit será mayor que ese 0,2% porque los ingresos fiscales vienen cayendo a un nivel que no permite pensar en que la recaudación logrará empatarle al resto de los gastos primarios para lograr el equilibrio fiscal.

Fuentes oficiales habían señalado que en diciembre la actividad había mostrado un leve repunte respecto del mes de noviembre, lo que sugería que la economía había hecho piso, pero los datos de enero de uso de la capacidad instalada, que muestran un empeoramiento respecto a diciembre -aunque con una menor caída interanual- sugieren que el piso todavía no se concretó y podría configurarse en los próximos meses. Esto constituye un peor punto de partida que el estimado por Dujovne no solo en materia de actividad, sino de recaudación.

Y para lo que resta del año, las variables macroeconómicas no permiten ser tan optimistas como el ministro: la resistencia a la baja de la inflación, la nueva suba de tasas de interés y el nuevo salto del tipo de cambio, diluyen las expectativas de una recuperación del consumo antes de mitad de año.

Economistas advierten que este año no se daría la recuperación que pronostica Dujovne

En una economía que es movida en un 80% por el consumo, la pérdida de este motor augura una mayor recesión tal y como lo viene anticipando el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) mes a mes. En efecto, con caídas del consumo privado, del gasto público y de la inversión, el mercado informó a fin de mes pasado que sus proyecciones eran cada vez más recesivas, más inflacionarias y más deficitarias: como consignó LPO, entre enero y febrero el déficit primario proyectado para 2019 creció un 588% hasta llegar a los $38.500 millones, es decir casi 0,4% del PBI.

Por ejemplo, para el economista Hernán Hirsch, este año el déficit fiscal «rondará el 1% del PBI producto de la recesión y del menor recorte del gasto por tratarse de un año electoral», según explicó a LPO.

En tanto para Miguel Ángel Broda: «Con suerte llegamos al 1% de déficit». Así lo sostuvo este mediodía en un almuerzo organizado por el Rotary Club en el Sheraton Libertador del que participó este medio. Para él, este mal resultado fiscal obliga a que el año próximo se llegue a un superávit del 2% o más y sostener la disciplina fiscal por varios años para poder sacar la economía nacional adelante y salir de la tutela estricta del FMI.

Para Broda: ‘Con suerte llegamos al 1% de déficit’. Este mal resultado fiscal obliga a que el año próximo se llegue a un superávit del 2% o más y sostener la disciplina fiscal por varios años para salir de la tutela estricta del FMI.

Por su parte, Rodrigo Álvarez consideró que «Todavía es pronto para afirmar que el déficit es insalvable. El gobierno podría reducir aún más reducir las transferencias a las provincias, o la línea de gasto de capital (obra pública). Todo dependerá de los grados de libertad que consiga el gobierno en la negociación con el FMI».

Para Álvarez, en lo que resta del año van a conjugarse en dos efectos sobre el ingreso fiscal que se contraponen entre sí y que dificultan precisar cuán lejos estará la recaudación de lo presupuestado: «Por un lado, se espera más inflación que la proyectada por el Gobierno. Esto implica una mayor recaudación en los impuestos atados a inflación (por ejemplo IVA y combustibles). Por el otro, incluso tomando la proyección del consenso de los economistas respecto del nivel de actividad, que es algo más optimista que la nuestra, hay un más de punto de diferencia con el escenario original del presupuesto (-1,3% versus -0,5%). Además, consideramos que hay una leve sobreestimación del ingreso por derechos de exportación, que proyectamos algo menor».

Dólar: el Gobierno estima que entrarán u$s41.000 millones y teme que siga la apreciación cambiaria

07/02/19 Nota de prensa por Esteban Rafele, para TN.

En el Ministerio de Hacienda sostienen que es mayor la probabilidad de que el peso siga fortaleciéndose a que la divisa dé un salto por el contexto electoral. El desembolso del FMI y los agrodólares sumarán oferta al mercado de cambios.

El dólar parece despertar después de haberse tomado todo enero de vacaciones, pero el Gobierno espera que la estabilidad cambiaria conseguida perdure durante los próximos meses. No es un dato menor, tras la corrida de 2018, domada a fuerza de rigidez monetaria, ajuste fiscal y el consecuente derrumbe de la actividad. Si bien la inminencia del escenario electoral suele recalentar el mercado de divisas doméstico, en el Ministerio de Hacienda creen que es más probable que el peso se aprecie más de lo deseado -algo que afecta la competitividad- a que empiece a trepar.

En el actual escenario económico post corrida, la estabilidad cambiaria es clave. Porque permite acelerar la baja de tasas necesaria para reactivar la economía -o, al menos, sacar la soga del cuello de las empresas que deben pagar tasas de casi 60 por ciento para descontar cheques. Y también para mejorar el poder adquisitivo de los salarios después de un 2018 en el que el índice de remuneraciones terminó veinte puntos por debajo de la inflación. Sin dólar calmo, las expectativas no mejorarán.

La cuenta que hacen en el equipo de Nicolás Dujovne para preocuparse más por la apreciación cambiaria que por un nuevo salto del dólar es la siguiente. A mediados de marzo, el FMI desembolsará u$s11.000 millones del acuerdo stand by. Ese dinero, a disposición del Tesoro, servirá para financiar vencimientos de deuda y gasto público. Si bien Hacienda repite que no efectúa subastas para domar al dólar, sino para hacerse de los pesos que necesite cuando los requiera, son divisas que pueden ayudar a calmar cualquier escenario que afecte la pax cambiaria.

A esos u$s11.000 millones se agregarán, sobre todo a partir de abril, unos u$s30.000 millones de agrodólares. Esa es la estimación que manejan en Hacienda para la liquidación de la cosecha, cuyo epicentro ocurre entre el cuarto y el octavo mes del año. Después de la sequía y a pesar de las inundaciones que afectaron a parte de la zona productiva, la soja y los demás cultivos generarán este año unos 8000 millones más que en el catastrófico 2018.

Todo esto, en un mejor contexto global, que hace que fondos de inversión vuelvan a mercados emergentes, como el de la Argentina, luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos diera pistas de que subirá las tasas de interés de forma más pausada. Ese dato, más el encausamiento en una mesa de negociaciones de la guerra comercial entre ese país y China y el crecimiento esperado en Brasil, principal socio de la Argentina, despejarían los nubarrones que puedan llegar desde más allá de las fronteras.

Federico Furiase, director de la consultora EcoGo, coincide con esta lectura. «La lógica de un proceso de estabilización hace que tenga sentido que el dólar se mueva por debajo de la inflación por unos meses. Vamos a tener esto hasta empalmar con los dólares de la cosecha y los del FMI, siempre y cuando se sostenga el escenario global. En este escenario en el que se mantiene la sed de los fondos globales por los emergentes, el dólar seguirá viajando detrás de la inflación«, estima.

Para Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica, que la divisa mayorista se estacione debajo de la zona de no intervención puede constituir un problema. «Creemos que el sistema de bandas cambiarias actúan como corredor para el tipo de cambio real, ya que dentro de las mismas se encuentran los niveles de equilibrio de esta variable, al menos para balancear la cuenta corriente del balance cambiario», escribió en un reporte.

María Castiglioni Cotter, economista de la consultora C&T, coincide con el diagnóstico oficial. «Nuestra preocupación es que no se aprecie más el tipo de cambio, porque cuanto mayor es la apreciación, mayor es el riesgo de que después pegue un salto fuerte», dijo.

«El tipo de cambio real está en un nivel bastante cómodo. Eso, sumado a la recesión, genera un fuerte superávit comercial, y el pico es la cosecha de soja, entre abril y agosto», agregó Castiglioni. «Desde este punto de vista, habrá una oferta de dólares importante, que supera a las importaciones, y el déficit de turismo prácticamente se convirtió en equilibrio. La salida de dólares tiene que ver con el pago de intereses de la deuda en dólares, y eso está asegurado con el dinero del FMI», sostuvo.

La economista agrega que el tipo de cambio real está 50 por ciento por encima del valor que tenía a la salida de la convertibilidad. «Es bastante elevado. En promedio, a la economía le viene bien, aunque todavía hay sectores que no lo pueden aprovechar para exportar porque están complicados financieramente».

Los economistas ven que el riesgo electoral típico de cada contienda presidencia llegará más cerca de mitad de año, a medida que se despeje el horizonte de candidatos y encuestas.

Paradójicamente, si Cristina Fernández de Kirchner se sube a la contienda -el escenario de tercios que desea y alienta la Casa Rosada- el dólar podría recalentarse, según la visión de Hacienda. «La única histeria relacionada con el tipo de cambio que vemos es una probabilidad alta de que gane Cristina», evaluó la fuente oficial, aunque aclaró: «No veo que eso ocurra».

Para cuando el dólar electoral caliente motores, el Tesoro ya contará con los u$s11.000 millones del Fondo. Podrá cambiar buena parte de ese dinero por pesos para atender gastos corrientes y vencimientos de deuda en moneda local. Y, al hacerlo, agregaría oferta de divisas ante una dolarización de carteras.

Deuda en Argentina: cómo el país se convirtió en el más endeudado de América Latina

12/02/19 nota de prensa de Analía Llorente para BBC News Mundo.

En el listado de los países más endeudados de América Latina, Argentina ocupa el primer puesto. Esto se traduce en que el país alcanzó una deuda pública del 77,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre de 2018. Así lo revela el reciente «Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe» de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Este porcentaje de deuda incluye el primer desembolso del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), de US$ 15.000 millones, el pasado junio. Pero se espera que la deuda del país siga creciendo por los próximos préstamos que recibirá del organismo internacional.

En concreto, los analistas consultados estiman que el endeudamiento de Argentina alcance más del 90% para el cierre de 2018.

¿Cómo llegó Argentina a tener esta deuda?

Existen varios factores que explican el aumento de la deuda. Entre ellos están que Argentina tuvo un déficit fiscal muy grande en los últimos años, es decir que sus gastos fueron mayores a sus ingresos, y un tipo de cambio en continua depreciación. «En términos de deuda respecto al tamaño de la economía (deuda/PIB) el peso de la deuda pasó del 40% en 2010 (U$S181.621 millones)al 94,6% en 2018(U$S307.656 millones), siempre con los datos hasta el tercer trimestre», detalla Esteban Domecq, presidente de Invecq Consultora Económica de Argentina.

Y puntualmente en el último año, la deuda se incrementó fuertemente ya que en 2017 era solamente del 56,6% respecto al PBI, añade el economista a BBC Mundo. «La brusca devaluación del peso implicó un recorte muy importante del PIB medido en dólares al pasar de U$S560.000 millones en 2017, a un PIB del orden de U$S322.000 millones en 2018», explica Domecq. Otro de los factores relacionados al aumento de la deuda es la creciente inflación en el país que en 2018 registró un incremento de precios acumulado de 47,7%, la tasa más alta en 27 años y la segunda en la región, tras Venezuela.

«Teniendo en cuenta la necesidad de bajar aceleradamente la tasa de inflación, (el gobierno de Mauricio Macri) optó por reducir al mínimo el financiamiento monetario del déficit, lo que redundó en un fuerte proceso de endeudamiento externo», dice a BBC Mundo el director de la consultora Analytica, Rodrigo Álvarez.

La situación en la región

El informe de Cepal revela que en base a las cifras del tercer trimestre de 2018, la deuda pública bruta en relación con el PIB en América Latina aumentó en 2018 impulsada por Argentina y Brasil.

En el caso de Brasil, el nivel de endeudamiento público alcanza el 77,2% del PIB, seguido de Costa Rica, con un 52,5%.El informe no incluye datos de Venezuela ya que no hay números disponibles.

Deuda pública bruta de países de América Latina

En porcentaje del PIB

En el fondo de la tabla se ubica Paraguay, con la deuda pública más baja de la región, equivalente al 16,2% del PIB.

«América Latina enfrenta nuevas condiciones. Hay distintas economías con distintos desafíos. Las condiciones se volvieron más complejas en términos de crecimiento y en lo que respecta al sector externo», dice Esteban Pérez de la División de Desarrollo Económico de Cepal a BBC Mundo.

¿Es malo este nivel de deuda de Argentina?

Los analistas consultados creen que este panorama de deuda elevada en Argentina genera más dudas que certezas. Y las esperanzas están depositadas en el crecimiento.

«Creo que la deuda engordó demasiado rápido, producto del aumento del déficit fiscal de los años previos», opina Jorge Vasconcelos, investigador jefe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).

«Pero en la medida en que el gobierno pueda cumplir con el objetivo de un déficit antes de intereses cercano a cero a partir de 2019 y si la economía vuelve a crecer en los próximos trimestres, la situación va a ser perfectamente manejable«, agrega.

Según explica el economista a BBC Mundo, los intereses que pagan los países emergentes implican un costo financiero de la deuda de entre 5 a 6 puntos del PIB, pero el costo para Argentina es de cerca de 3 puntos. «Esto significa que si el país estabiliza la situación, el costo financiero de la deuda se puede mantener en ese orden de magnitud».

De igual manera, el economista Rodrigo Álvarez opina que «sin crecimiento, no hay sostenibilidad de la deuda».

«En este contexto, la actual configuración de políticas económicas, las cuales priorizan exclusivamente la estabilidad nominal (tipo de cambio e inflación), generan más dudas que certezas respecto a la evolución de la deuda Argentina», dice.